Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), finalizaría en 44,8 kilos por habitante por año, por debajo, por ejemplo, de los 46,9 kilos de 1920; el impacto de la pérdida del poder adquisitivo
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En medio de la fuerte recesión económica que atraviesa la Argentina, que lleva a que muchos se inclinen por el pollo o el cerdo como alternativas más económicas, el consumo de carne vacuna se desplomó y este año “podría llegar a ser el más bajo desde que se cuenta con datos, es decir, en al menos 110 años”.
El dato lo reflejó un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que proyectó que el consumo anual por habitante promedio en 2024 será de solo 44,8 kilos, muy por debajo del promedio histórico, de 72,9 kilos, e incluso por debajo del piso de 1920, cuando se habían consumido 46,9 kilos por habitante por año. Hay registros desde 1914.
Pese a todo, en la comparativa internacional, dijeron en la entidad rosarina, la Argentina continúa siendo uno de los países con mayor consumo per cápita, con una ingesta prácticamente igual al de Uruguay y superando ampliamente a Estados Unidos (38 kilos), Australia (27 kilos) y Chile (26 kilos).
Por otra parte, el consumo total de carnes bovina, aviar y porcina en la Argentina podría ubicarse en 2024 en torno a los 105,7 kilos por habitante. “De ser así, representaría una caída del 9% respecto al año anterior, y sería el consumo más bajo desde el año 2011. Cada habitante consumiría en 2024 siete kilos menos de carnes en comparación al promedio de los últimos diez años, que es de 112,8 kilos”, destacaron en la BCR.
Según dijeron, esta estimación se realiza en base a los datos de consumo de carnes proporcionados por la Secretaría de Bioeconomía, que se encuentran disponibles hasta el mes de mayo para las carnes bovina y aviar y hasta abril en el caso de la carne porcina. Comentaron que para hacer la estimación anual “se hace una desestacionalización en base a la información de los últimos años” y recalcaron que se trata de una proyección, pudiendo el consumo de 2024 diferir del estimado.
En detalle, indicaron que la composición de la dieta cárnica del habitante promedio sería la siguiente: “42% de carne bovina, 42% de carne aviar y 16% de carne porcina”.
“La proporción de carne bovina habría caído 3,5 puntos porcentuales respecto al 2023, alcanzando un mínimo histórico. Al mismo tiempo, el consumo de carne aviar aumentó 2,4 puntos porcentuales de forma interanual. Por primera vez en los registros, el habitante promedio en la Argentina consumiría en 2024 la misma cantidad de carne vacuna que de carne aviar (alrededor de 44,5 kilos). El consumo de carne porcina aumentaría 1,1 puntos porcentuales respecto al año previo. Dado el contexto de recesión económica, lo que se observa es una sustitución del consumo de carne vacuna por alternativas más económicas como son el pollo y el cerdo”, informaron.
En este contexto, otro indicador que puede interesar a este análisis es ver “la evolución de la capacidad adquisitiva de los salarios en cuanto a carne”. Para esto, los especialistas de la BCR utilizaron los datos de remuneraciones del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), y los precios del kilo de asado, relevados del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva).
De acuerdo con las proyecciones, “la remuneración bruta promedio del sector asalariado alcanzaría para comprar 146,6 kilos de asado en el 2024″.
“Este dato indica una caída del 5,6% con respecto al 2023, cuando el poder de compra de los sueldos era de 155,2 kilos, y es uno de los factores explicativos detrás de la caída en el consumo cárnico que se viene experimentando este año”, dijo.
En comparación con el consumo promedio de los últimos diez años, en 2024 cada habitante consumiría cerca de 22 kilos menos por persona, marcando una caída del 13,3%: “Cabe mencionar que este indicador sirve para tener una idea del poder de compra en términos de la carne, pero sobreestima el mismo, dado que se trata de remuneración bruta y no de remuneración neta. Además, solo se está considerando al sector asalariado privado, quedando excluidos los monotributistas, trabajadores autónomos, asalariados del sector público, entre otros. Pese a esto, el indicador es útil e informativo para realizar comparaciones interanuales, dado que el criterio que se utiliza es constante”.
Para explicar la dinámica de los diferentes consumos cárnicos (relación que existe entre el precio de la carne vacuna y el de sus opciones sustitutas) se computó un indicador que calcula el precio relativo entre la cotización de la carne vacuna, medida por el kilo de asado, y la de las carnes sustitutas, conformado por un mix compuesto por 0,5 kilo de pollo entero y 0,5 kilo de pechito de cerdo con datos del Ipcva.
“Se proyecta que en 2024 la relación entre el asado y el mix se mantendría sin cambios respecto de 2023, en un valor de 1,9. Esto significa que con el dinero que cuesta adquirir un kilo de carne vacuna, pueden comprarse casi 2 kg. de carnes sustitutas. El promedio de los últimos 10 años es de 1,7, lo cual significa que la carne vacuna está más costosa que lo usual respecto de sus sustitutos, siendo este uno de los factores que explican la pérdida de participación relativa del consumo de carne de vaca contra el de cerdo y pollo”, expresaron en la entidad.
La BCR dijo que, a partir de los datos analizados, “el poder adquisitivo, en términos de carne vacuna disminuiría en 2024, ubicándose además por debajo del promedio de la última década”.
Por otra parte, con relación a los últimos años, “los precios resultan favorables a la carne porcina y aviar”.
“La participación de la carne vacuna en la canasta de consumo caería al 42%, mientras que la aviar subiría también al 42% y la porcina llegaría a representar el 16% del consumo de carnes”, remarcó.
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