Se trata del establecimiento ArreBeef, de Pérez Millán, Buenos Aires, que construyó una planta de biogás y tiene un contrato de suministro con la compañía Cammesa a 20 años
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A 100 años de la primera faena vacuna en Arrecifes, la cuarta generación de la familia Borrell inauguró una planta de biogás capaz de generar energía eléctrica en base a los residuos orgánicos provenientes del proceso productivo de su frigorífico ArreBeef de Pérez Millán, Buenos Aires. Invirtieron US$6,5 millones.
Con el objetivo puesto en la generación de energías renovables y su contribución en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, Hugo Borrell (h) buscó la manera de que en la planta de ArreBeef se haga un aprovechamiento más eficiente de los residuos orgánicos que se descartan.
Fue así que en 2017, en el marco del Programa RenovAR 2.0, se enfocaron en construir para proveer a la red eléctrica nacional unos 7200 MW anuales y firmaron un contrato a 20 años con la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA. (Cammesa) para entregar 1,5 megas constante a la red eléctrica nacional.
Con una inversión de US$6,5 millones, se construyó un biodigestor de 5000 m3 que transforma todos los residuos orgánicos del frigorífico en el biogás necesario para el funcionamiento de un motor de cogeneración.
“Este motor convierte el metano presente en el biogás en energía eléctrica y entrega 1,5 MW de potencia eléctrica, equivalente al consumo energético de una población como la de Pérez Millán, de 7000 habitantes. A su vez, la energía térmica generada por el motor es aprovechada para mantener la temperatura del biodigestor y elevar la temperatura del agua en nuestras calderas”, contó a LA NACION.
Si bien ya existen empresas que realizan estos procesos, ArreBeef es pionera en el sector. “Como ArreBeef Energía, somos la primera planta frigorífica en la Argentina de energía renovable a partir de residuos orgánicos provenientes del proceso productivo de un frigorífico de ganado vacuno, que operamos comercialmente”, indicó.
Por otra parte, el empresario destacó que, “como resultado del proceso de degradación, se genera diariamente un fertilizante orgánico rico en fósforo y nitrógeno que es utilizado como abono para devolverle al suelo sus características”.
“Son tres patas de beneficios, por un lado el económico, por otro el social porque estamos generando electricidad renovable y, por último, estamos haciendo un aporte al ambiente, reconvirtiendo desechos en energía renovable”, explicó.
Según informaron, desde el 8 de julio pasado, día en el cual la planta obtuvo su habilitación comercial, hasta el 30 de noviembre, se ha aportado a la red nacional unos 2643 MW eléctricos de origen renovable.
“Se evitó de esta manera la emisión a la atmósfera de unas 1020 toneladas de dióxido de carbono. Es decir, el equivalente a 157.000 automóviles menos circulando durante un día, o bien, se podría decir que se hubiesen necesitado unos 14.000 árboles adultos para mitigar el impacto ambiental de estas emisiones”, indicaron en la empresa.
Un siglo de historia vinculada a la ganadería
Corría el 1921, más precisamente el 16 de mayo de ese año, cuando don Jaime Borrel en el pueblo de Arrecifes armó en un pequeño local a la calle su carnicería La Nacional. Cada día faenaba animales en el matadero municipal para luego llevar la carne para su venta.
Con un carro, que pudo comprar con mucho esfuerzo realizaba repartos de carne a domicilio, como también a zonas rurales cercanas de no más de 10 kilómetros de distancia.
Poco a poco fue creciendo, hasta que llegó a tener siete carros repartidores. Luego se incorporaron al negocio sus hijos, Ángel y Santiago, que agrandaron un poco más el reparto. La muerte de Jaime y de uno de sus hijos, obligó a la tercera generación a hacerse cargo de la empresa: Santiago, Osvaldo y Hugo.
“Seguíamos matando en el matadero municipal pero de a poco empezamos a expandirnos a otras zonas. En el 1995, en San Nicolás fue a la quiebra el el exfrigorífico Ramallo y en el remate decidimos comprar la planta de Pérez Millán, que pasó a llamarse ArreBeef”, relató Hugo Borrell (padre), con 73 años.
En 1999, en otro remate compraron un frigorífico de Salto. Sin embargo, en pleno crecimiento empresarial, en medio de un brote de aftosa posterior y con un gran cargamento comprometido a los Estados Unidos la empresa tuvo que desprenderse de la planta recientemente comprada para hacer frente a los compromisos.
En los años siguientes, los Borrell, que ya contaban con la cuarta generación: Hugo (h), Ángeles, hijos de Hugo, Alejandro y Santiago, hijos de Osvaldo, siguió apostando a la industria.
En la actualidad, faenan 1500 animales por día y el grupo empresario es uno de los mayores exportadores de carne vacuna del país. “En un principio el 90% de nuestra faena era consumo interno y luego pasamos al 50% con la exportación; ahora más del 90% de la carne que faenamos la exportamos”, finalizó.
Esta nota se publicó originalmente el 2 de diciembre de 2021
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