Según un análisis del consultor ganadero Alberto Wainer, mientras el promedio de cuatro cortes ronda en ese país el equivalente a $1830 el kilo, en el mercado local está en $626
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“Me encantaría que los productores y los frigoríficos entendieran que la Argentina no debe pagar la carne al mismo precio que se paga en Beijing o en París porque a los argentinos no les cuesta producir lo mismo que en esos lugares del mundo”, dijo ayer el presidente Alberto Fernández tras defender en El Destape el cepo a la exportación de carne vacuna.
Pese a lo vertido por el jefe de Estado, la realidad muestra otra cosa. En Francia, por ejemplo, la carne triplica el valor de la Argentina, según un relevamiento que realizó Alberto Wainer, consultor ganadero, analizando los precios en una misma cadena en la Argentina y en ese país. El reporte muestra que el producto en la Argentina es más económico.
Según el reporte, allí el solomillo de ternera para asar está a 15,90 euros el kilo, unos $1847. El lomo 19,80 euros o $2300, la ternera flanco de bife a 17 euros o 1975 pesos el kilo y la carne picada a 9,38 euros el kilo o $1090 el kilo. “El promedio de estos cuatro cortes es de 15,52 euros por kilo, $1830 el kilo”, detalló.
Luego tomó los precios de cuatro productos en la Argentina: asado de novillo a $499 el kilo, lomo de novillo a $959, carne picada en $549 el kilo y vacío de novillo a $499/kg. “El promedio de estos cuatro cortes es de $626 kilos en la Argentina contra $1830 en Francia”, detalló en su informe. Así, se refleja que la carne en la Argentina está mucho más barata.
Wainer también analizó qué ocurre con la capacidad del salario en uno y otro país para comprar carne vacuna. Al respecto, indicó: “El salario mínimo en la Argentina es $29.160, lo que permite comprar 46,58 kilos de carne mensuales mientras que en Francia es de 1554,6 euros, por lo que le permite comprar 100,16 kilos de carne”.
Después hizo una comparación con el salario medio. “El sueldo medio en Francia es de 1883,25 euros con lo que compra 121,34 kilos de carne, mientras que en la Argentina el salario medio 42.394 (considerando Indec) equivale a poder comprar 67,72 kilos mensualmente”, indicó.
“Nos deberemos preguntar por qué un ciudadano francés puede comprar con su salario más carne que un ciudadano argentino cuando la carne en la Argentina vale tres veces menos que en Francia y es una de las más económicas del mundo en dólares oficiales en el mercado minorista. La respuesta está en el poder adquisitivo de los salarios”, dijo.
Costo de producción
El consultor se refirió también a la parte de la frase donde el jefe de Estado dice que “a los argentinos no les cuesta producir lo mismo que en esos lugares del mundo”.
“Cuando se dice que los consumidores argentinos no pueden pagar la carne a los mismos valores que se paga en Beijing o en París porque a los Argentinos no les cuesta producir lo mismo que en esos lugares del mundo, es una verdad a medias y una verdad a medias, no se acerca a la verdad”, indicó.
“Cuando se dice que el costo de producción en Francia es mayor al de Argentina es cierto, trazabilidad, mano de obra, costos de alimentación, hacen que los costos de producción en Francia sean más elevados que los de la Argentina”, dijo.
Según señaló, en Francia todos los cortes cárnicos tienen un puntaje ecológico que muestra la huella ambiental, donde el método de cálculo estima el impacto de cada etapa de la vida de un producto y su impacto sobre la contaminación ambiental, como tipo de producción, transporte, venta en tiendas, cocina, reciclaje de envases, origen geográfico del producto, e impacto en especies en peligro de extinción.
Wainer también se refirió a las palabras de la vicepresidenta Cristina Kirchner, que en Twitter compartió un video de un carnicero que decía que llevaba dos meses sin aumentar la carne. La vicepresidenta acompañó eso con este mensaje: “La estabilidad y la previsibilidad no solo deben ser para los que invierten, sino también para los consumidores”.
Al respecto, el consultor indicó: “Es cierto que la previsibilidad debe ser para el sector productivo y también para los consumidores, pero la carne es un producto complejo en su proceso productivo desde la cría hasta el animal terminado, faenado y puesto en el mercado. Es un proceso lento que requiere como se dijo infinidad de veces políticas estables y reglas claras. Si esto no ocurre, el crecimiento de la producción que se espera no llegará nunca. Por ello hay que encontrar un camino para el diálogo y convertir el desencuentro en encuentro”.
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