La modificación del patrón climático y una mejora de los mercados de exportación reducirá la sobreoferta actual de hacienda y generará oportunidades para los productores
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Varios indicadores anticipan un cambio de tendencia en un ciclo ganadero: próximamente debería ocurrir una recuperación de precios del novillo, en la medida en que pierda fuerza el evento La Niña y el clima pase a una condición neutra. En ese escenario, se reducirá la sobreoferta de hacienda que provoca la sequía y que satura los mercados.
La proyección anterior corresponde a José Lizzi, líder del área de Ganadería de CREA, y fue formulada durante un reciente Outlook realizado sobre la actividad. El profesional estima que existe la posibilidad, no la seguridad, de un salto de precios en febrero-marzo, de acuerdo a la evolución que muestran las cotizaciones reales de la hacienda a lo largo de una serie de años. Luego, en un año electoral, podrían mantenerse en valores estables con el correr del almanaque, para volver a subir tras las elecciones.
Para justificar el pronóstico, a lo largo de la reunión distintos técnicos de la institución consideraron también las posibilidades de recuperación de las compras de China y de Europa, el marco climático y la recuperación de la producción forrajera en los próximos meses y las amenazas que enfrenta la actividad.
Magdalena Fernández anticipó un escenario climático más amigable para la ganadería en 2023. “Recientemente, la Universidad de Columbia anunció que, a partir de enero, habrá iguales probabilidades de desarrollo de un evento Neutro que la continuidad de La Niña. Y, a partir de febrero, la posibilidad de ocurrencia de una situación neutra superaría a la de La Niña”, disparó. Las lluvias que provocaría este cambio de patrón climático podrían recuperar la oferta forrajera de los campos e interrumpir la sobreoferta de hacienda sin terminar que se observó en los mercados en los últimos meses.
Otro factor positivo para la ganadería en 2023 sería la recuperación del nivel de importaciones de carne argentina por parte de la Unión Europea y de China. “El bloque europeo reducirá su producción de carne, mientras que la población aumentará su poder adquisitivo por menores gastos en energía al acercarse la primavera y una tendencia declinante de la inflación”, afirmó Tomás de Coulon.
Este mercado había mostrado una tendencia a la baja a partir del primer trimestre de 2022 por los efectos mencionados. Fernando Herrera, presidente de la Asociación de Productores Exportadores Argentinos, recordó que los cortes Hilton cayeron de los US$18.000 la tonelada de principios de año a 8000 en el segundo semestre por los fuertes frenos que mostró el consumo. En las últimas semanas comenzó la recuperación y esos cortes actualmente cotizan a US$11.000.
“China también pagaba precios firmes por la carne argentina a principios de 2022, pero luego cayeron rápidamente. Sucedió que en otoño volvieron las cuarentenas en varias ciudades y reapareció Brasil como abastecedor del gigante asiático luego de varios meses de estar marginado; ambos efectos derrumbaron las cotizaciones”, explicó Fausto Brighenti, trader de carnes. “En las últimas semanas, se están levantando algunas restricciones sanitarias y se abren las ciudades, señales que pueden ser alentadores para las exportaciones argentinas”, se esperanzó.
Con una mirada de largo plazo sobre el mercado mundial, Herrera adelantó que la demanda internacional de carne vacuna está firme y quedó muy relegada la amenaza de la carne sintética. Además, en el mundo crece el comercio de carne vacuna. “Actualmente se consume el doble de carne fuera del lugar donde se produce respecto de 2000; China consolidó la carne vacuna como parte de su dieta”, argumentó.
Para aumentar las exportaciones argentinas, entonces, las limitantes no son los mercados, sino la economía interna, en la que el tipo de cambio para exportación de carne representa alrededor del 50% del real. “El retraso cambiario, y las intervenciones oficiales en el mercado, es lo que impide que aumenten los volúmenes exportados y esa mejora se traslade al productor”, explicó Herrera.
Por el lado del consumo interno, durante la reunión hubo consenso que ha sufrido una caída del poder de compra desde principios de 2018, lo que es sinónimo de flojedad en su encuentro con la oferta, una situación que será difícil de revertir.
Escenario positivo para 2023
Al estimar cuál puede ser el escenario ganadero durante el año próximo, Lizzi adelantó que “la faena seguirá alta durante el primer trimestre del año, con una gradual reducción a medida que se recupere la base forrajera”. En el año, la matanza podría alcanzar a 12.450.418 animales. Los precios de los novillos tendrían posibilidad de recuperación en febrero-marzo.
Por su parte, el valor de los terneros seguirá la estacionalidad histórica y sus cotizaciones estarán condicionadas por el precio del novillo gordo y por la magnitud de la escasez que provoque la sequía. A su vez, los precios de las vacas dependerán de lo que ocurra con las compras chinas, sobre todo durante el último trimestre del año.
Lizzi recordó que las exportaciones caerán en 2022 respecto de 2021, pero se podrían mantener en 800.000-850.000 toneladas en 2023. En tanto, el stock vacuno puede registrar caídas por efecto de la sequía, mientras que la producción de carne podría llegar a 2.848.694 toneladas anuales si el clima se normaliza.
Amenazas
No todo es positivo en las proyecciones de la ganadería 2023. Hay dos espadas de Damocles que pueden jugar en contra de la actividad. La primera es el precio del maíz. Matías Campos destacó que se redujo la producción mundial del cereal frente a una demanda que consume todo lo que se le ofrece. Este delicado equilibrio podría alterarse si surgiera alguna noticia de disminuciones adicionales de la producción.
Mientras tanto, en la Argentina, la sequía atrasa la siembra y pone dudas sobre el volumen final por cosechar. Como consecuencia de ambos comportamientos, los precios del maíz disponible y para la época de cosecha son altos comparados con la serie histórica, aún en fechas de cosecha tardías en las que se prevé gran concentración de entregas y coincidencia con la safrinha brasileña (234US$/t).
La consecuencia es obvia: si siguen altos los precios del maíz durante el primer semestre, los planteos ganaderos mantendrán baja la participación del grano en los sistemas, que continuarán siendo predominantemente pastoriles.
La otra amenaza es la imprevisibilidad de la economía argentina. Luego de un período de recuperación pospandemia, comienzan a aparecer señales de enfriamiento para lo que queda de 2022 y principios de 2023. “Los pronósticos de crecimiento del PBI para del año que viene son modestos -en el presupuesto figura 2%- principalmente por las restricciones que impone la inflación, el menor ingreso de divisas por la sequía, etc.”, consideró Santiago Giraud.
También hay dudas de que, en un año electoral, continúe la política de austeridad fiscal que inauguró el ministro Massa. Además, la inflación también opaca el horizonte. Por ejemplo, para que el novillo no siga perdiendo valor frente al aumento general de precios debería valer 599$/kg en agosto de 2023, según cálculos de Lara Botham.
Finalmente, también habrá que empezar a considerar las demandas de producción sustentable. La Unión Europea sancionó una ley que exige certificaciones de que los productos que se importan al bloque no provengan de tierras deforestadas luego del 31 de diciembre de 2019. Después de la sanción de la ley se creó una comisión que deberá clasificar a los países exportadores con riesgo “bajo”, “estándar” y “alto” en ese carácter antes de marzo de 2023, con un programa de auditorías. “Si bien en la Argentina hay otros factores internos de mayor gravitación en las exportaciones, ha llegado el tiempo de escuchar estas demandas, que se vienen inexorablemente, y establecer una estrategia para enfrentarlas”, aconsejó Herrera.
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