El manejo reproductivo y sanitario del rodeo de cría es clave para alcanzar resultados rentables
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En la Argentina, recurrentemente surge con fuerza el conflicto campo-Gobierno por el precio de la carne. Generalmente, esos momentos de crisis son causados por un desacople entre la oferta disponible y la demanda instantánea generada por el consumo y la exportación.
De cara al futuro, la demanda solo puede crecer de la mano del aumento de la población y del crecimiento del comercio mundial, fogoneado por la demanda de los países de Oriente y de Europa. Entonces, para prevenir la repetición de los conflictos solo queda aumentar la oferta, un proceso que se puede concretar por dos vías: aumentando el porcentaje de destete en los rodeos de cría o incrementando el peso de faena de los novillos. En esta nota nos referiremos a la primera vía, porque hay mucho margen de progreso y nuevas herramientas tecnológicas de bajo costo que permiten mejorar los resultados físicos y económicos de las empresas.
Cría eficiente, la clave
El porcentaje y peso de destete son los indicadores que más impactan en la rentabilidad de los rodeos de cría. En la Argentina, el stock cuenta con más de 52 millones de cabezas, de las cuales 23 millones son de vacas y 7 millones de vaquillonas (Senasa, 2020). Por lo tanto, la producción de terneros es una actividad de gran importancia para la economía del país. Sin embargo, los porcentajes de destete raramente alcanzan el 85% y el promedio nacional está más cercano al 65%.
Para maximizar el porcentaje de destete se podría plantear, en una situación de máxima eficiencia, un porcentaje preñez del 95 en tres meses de servicio, 5% de pérdidas de gestación y 5% de pérdidas al destete. A continuación, se enumeran los diversos factores que deben ser tenidos en cuenta para lograr estos resultados superadores.
Durante el servicio, las claves para lograr un alto porcentaje de preñez son la adecuada estimulación de celos, la rápida involución uterina luego del parto, el correcto estado nutricional y la adecuada sanidad y fertilidad de las vacas, sumado a una alta fertilidad de los toros al inicio de la temporada de servicio.
La primera medida para llevar adelante el proceso es registrar los eventos con una detallada planilla de procreo, y en lo posible, con un software que nos permita cargar la información. Debemos tener una buena identificación de los animales y los correspondientes partes diarios.
Es necesario precisar cuántas vacas ingresan al servicio y de ahí al destete registrar todos los eventos (preñeces, abortos, ventas y muertes) para poder evaluar donde se producen las pérdidas. Caravanas electrónicas, bastón lector y monitores con cargas automáticas, sumado a balanzas, son herramientas disponibles que se harán cada vez más necesarias para agilizar estos procesos.
El estacionamiento de los servicios de 75 a 90 días es clave para poder manejar el recurso forrajero de acuerdo con las necesidades de la vaca y poder realizar el control de enfermedades infecciosas de la reproducción en el momento correcto.
Sin estacionamiento del servicio es casi imposible determinar donde se producen las pérdidas y seleccionar las vacas más fértiles. Técnicas ya muy conocidas como el flushing nutricional, la inducción farmacológica del celo y el destete precoz son herramientas valiosas para lograr servicios más concentrados y con mayor “cabeza” de parición.
Los toros deben ser controlados previo al servicio con un examen de fertilidad por el médico veterinario y declarados aptos. Esto incluye el examen físico, la revisación genital y las pruebas que indican que el reproductor tiene buena capacidad de servicio y está libre de enfermedades.
Gestación y parto
Enfermedades venéreas (tricomonosis y campylobacteriosis) y enfermedades abortigénicas (brucelosis, DVB, IBR, leptospirosis, neosporosis, etc.) son las principales responsables de pérdidas durante la gestación.
Sin embargo, no se pueden dejar de considerar aspectos genéticos, carencias metabólicas y causas tóxicas como responsables parciales. La incorporación de PCR (reacción en cadena de polimerasa) ha incrementado las posibilidades diagnósticas para enfermedades venéreas y otras afecciones reproductivas, y permite la identificación y el refugo de animales positivos.
Los aspectos nutricionales durante el período de gestación también han sido motivo de estudios en los últimos años. Una práctica común de nuestros rodeos fue restringir a las vacas durante el invierno, restricción que a veces es obligada por las condiciones del campo y por la falta de lluvias. Sin embargo, estudios recientes han planteado que aspectos nutricionales durante la gestación podrían afectar el genoma de la cría alterando su fisiología reproductiva futura.
Si bien el objetivo a alcanzar es un 10% de pérdidas entre preñez y destete, valores de 20% en rodeos de vaquillonas de primer parto y del 15% en vacas son números comunes de observar. Las pérdidas tempranas de gestación son las más importantes, ya que luego de un servicio natural o de una inseminación artificial, la fertilización ocurre en casi el 95% de los casos.
Sin embargo, solo un 50% de concepción se detecta a los 40 días post servicio. La posibilidad de medir la PSPB (proteína específica de la preñez) a partir de los 23 días post inseminación artificial y la realización de ecografías a los 30 días han permitido determinar las pérdidas en estos períodos y buscar estrategias para reducirlas. Sin lugar a dudas, una nutrición equilibrada durante todo el período y la vacunación contra enfermedades reproductivas son algunas de estas estrategias.
En general, el parto en las vacas de cría ocurre en condiciones extensivas en las que no es posible su monitoreo. Sin embargo, es necesario que los operarios estén entrenados para una correcta asistencia a los vientres con problemas de parto. Los abortos tardíos, natimortos y muertes perinatales son muy difíciles de diferenciar y es necesario un plan monitoreado por un médico veterinario que incluya un relevamiento detallado de la información, con recorredores capacitados para registrar los eventos y poder determinar donde se producen las pérdidas.
Por otro lado, la posibilidad de predecir el parto es una limitante muy importante en la ganadería bovina. Investigadores australianos han reportado que sistemas automáticos de determinación del peso en áreas restringidas, donde las vacas acceden al agua, lograron predecir el momento del parto en el 63% de las vacas. A su vez, la posibilidad de medir el largo de gestación permite seleccionar toros que disminuyen el intervalo al parto y por lo tanto mejorar la problemática del anestro postparto.
Las posibilidades de pérdidas de terneros desde el parto hasta el destete (descontando muertes perinatales) son menores; sin embargo, no deben ser descuidadas. La diarrea neonatal de los terneros y el complejo respiratorio bovino son enfermedades que pueden producir bajas en este período. Para esto, la vacunación de las madres con dos dosis separadas tres semanas previo al parto es una estrategia eficaz de prevención. Además, debemos estar atentos al diagnóstico y tratamiento de los enfermos, y asegurar las condiciones de alimentación y manejo general para complementar estas medidas.
Futuro promisorio
Sin lugar a dudas, la selección genética es el futuro en los sistemas de producción animal, no solo porque puede dar lugar a animales mas eficientes desde lo productivo y de mejor calidad de la carne sino porque, como está siendo demostrado en el ganado lechero, podría generar animales más fértiles y resistentes a enfermedades. Esto marca un futuro enorme para la ganadería en la producción de alimentos y coloca a la inseminación artificial (además de otras técnicas como la transferencia embrionaria y la fertilización in vitro) como herramientas fundamentales en este proceso.
Los avances en sincronización de celo y ovulación en el ganado de carne permiten que las vacas sean sincronizadas 10 días antes de la fecha de inicio del servicio, y el mismo día un gran número de animales puedan ser inseminados con un toro de alta calidad genética.
Además del mejoramiento genético, esta técnica puede contribuir a inducir los celos en animales en anestro, en determinadas ocasiones. La aplicación de esta tecnología ha demostrado que produce mejoras en el peso al destete por dos lados: por la mejora genética y por el nacimiento más temprano de los terneros.
Actualmente, existen protocolos de sincronización que utilizan fármacos muy seguros para el consumidor y el medio ambiente, que permiten sincronizar los animales para poder aplicar la inseminación artificial en situaciones de manejo extensivo. La combinación de inseminación artificial a tiempo fijo con repaso con toros o con resincronización puede mejorar la eficiencia reproductiva y contribuir ampliamente a mejorar el porcentaje de destete.
El autor es responsable de Reproducción en Select Sires & Juan Debernardi
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