Expertos en ganadería valoraron el anuncio oficial, pero destacan que eso se debe traducir en una reglamentación clara; no prevén un escenario de subas importantes de precios, salvo coyunturales
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Luego de que el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, anunciara a la Mesa de Enlace la flexibilización de las exportaciones de carne vacuna a partir del 1º de enero próximo, para referentes del sector los siete cortes populares cuya venta al exterior seguirá prohibida no son un límite para que “las exportaciones fluyan normalmente y se pueda tener un buen año tanto para consumo interno como para las ventas al exterior”. Los analistas esperan ver “la letra chica” de la medida y, además, consideran que la decisión oficial no hará subir los precios al público, que no obstante podrán tener algún incremento por cuestiones coyunturales.
Para Víctor Tonelli, experto en ganadería, si la resolución sale como dijo el ministro, dejar en el mercado local el asado, el matambre, el vacío, la cuadrada, la falda, la tapa de asado y la paleta “no es una gran restricción”.
“Porque ese 20/21% de la res, que en definitiva es el peso de los siete cortes que quedaron restringidos, es lo que usualmente quedaba siempre en el país. Con lo cual, el esfuerzo de esa restricción en términos numéricos no es significativo”, señaló a LA NACION.
Si bien rescató el acercamiento del Gobierno con la Mesa de Enlace, expresó dudas acerca de la letra chica de la reglamentación que aun no se conoce.
“Lo quiero ver en un papel para dormir tranquilo. Uno de los aspectos que más lesionó al productor y que le impidió capturar los precios extraordinarios que pagó el mundo por la carne que se exportó de junio a esta fecha, fue que estuvo concentrado, en muy pocas manos, el negocio exportador. De alguna manera, hubo un manejo de precios, donde los frigoríficos recuperaron rentabilidad a expensas de la no transferencia del precio que correspondía al productor. Eso nunca fue explícitamente aclarado en la conferencia de prensa, aunque en la reunión con el campo pareciera que se habló de liberar todo”, indicó.
En relación a si los precios de la carne se van a mantener estables en los próximos meses, Tonelli fue claro y destacó que se va a tener un faltante inicial en el mercado local en el primer trimestre o cuatrimestre que viene.
“Cuando el ministro plantea de asegurar los 50 kilos de carne vacuna por habitante por año, hay un problema: va a haber restricciones por la escasez de animales encerrados en corrales, que son los que aseguran un fluido abastecimiento de carne de calidad y bien terminada. Es un primer paso que se debe trascurrir hasta que se normalice la situación”, remarcó.
En este sentido, señaló que no tiene dudas que diciembre, enero y febrero y, probablemente marzo, haya faltante de oferta y “eso genere tensión en los precios, más allá de que se liberen o no las exportaciones”.
“La oferta de los feedlots es escasa, los números de la Cámara Argentina de Feedlots (CAF) son elocuentes: el año pasado había un 34% de corrales vacíos y este año hay 54%. Es una realidad”, aseguró.
En este contexto, sostuvo que, en términos políticos, habrá que ver hasta dónde Domínguez “puede soportar los embates” de la interna política en el Gobierno que pone presión a esta liberación y “haciéndolo responsable de que eventualmente los precios de la carne al consumidor sigan subiendo”.
Por su parte Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), si bien celebra lo anunciado ayer por el ministro, también es mesurado y cauto y espera ver la reglamentación publicada.
“Es un cambio tremendo de lo que venía ocurriendo en el Gobierno pero los anuncios se ratifican con hechos. Domínguez desde su asunción cumplió y se ha ganado nuestra confianza”, destacó.
En cuanto a si la flexibilización provocará o no que suba la carne en el mercado interno en los próximos meses, señaló que no va a haber una demanda ni interna ni externa que lleve para arriba los valores del producto. “Se pueden sostener ambos mercados sin intervenciones”, afirmó.
En coincidencia, Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), si bien entiende que puede haber reacomodamiento de precios por la inflación, “la exportación no debería dar sobresaltos al consumo”.
Para Urcía, las restricciones de los siete cortes es un proceso de regulación entendible, “que no sea todo de golpe y que se vaya paso a paso hacia la liberación total”.
“Se ha recuperado el ámbito donde se deben tratar los temas agropecuarios, es lo que hacía falta. Se empezaron a trabajar en las causas de la falta de oferta de carne vacuna porque los políticos siempre miran los efectos y no las causas que lo provocan y no se comprometen con las causas”, indicó.
“Si se quiere mejorar los precios de la carne vacuna del futuro, se debe mejorar hoy las causas. Una parte importante pasa por el componente impositivo del 34% que tiene la carne. Sin embargo, desde la política dicen que el esfuerzo que lo haga el otro. El esquema tributario del país es de mucha presión, hagamos algo para que el carnicero baje su carga impositiva y pueda estar en blanco”, añadió.
En tanto, Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), indicó que la carne vacuna va a subir en diciembre pero será “algo netamente coyuntural”.
“Será puntual la suba por las fiestas por un mayor circulante de un nuevo plan platita: aguinaldo, bonos pedidos por gremios, bonos para jubilados. En los meses siguientes, por un poder adquisitivo que se va seguir deteriorando, la demanda interna de carne va a caer”, dijo.
En este sentido, Tonelli detalló que se abre un nuevo debate por delante: un escollo a cubrir es el pedido del Gobierno a los exportadores para que vuelquen al mercado interno unas 20.000 toneladas de carne vacuna para fin de año. “Por un lado le piden esto y, por otro, le quitan el beneficio de ser los únicos exportadores sin competidores”, finalizó.
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