La baja en la cantidad de animales menores vacunados versus la campaña antiaftosa anterior fue de solo 0,24%; en tanto, el rodeo total se reduciría en 130.000 animales, por debajo de los 1,5 millones de cabezas que dijo el Gobierno para justificar una intervención en el mercado
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Hace menos de cuatro meses y en ocasión de presentar un “supuestamente exitoso” Plan Ganar 2022/2023 frente a la dirigencia del agro y gobernadores, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, anunciaba el fin del cepo a las exportaciones con la excepción de la exportación de siete cortes (denominados populares por sus autores) enfatizando: “Hay un nuevo plan de ganadería. Ese plan es libre. Y libre es libre. Lo que queda en el país y se garantizan son los siete cortes. Lo demás es libre. Libre es libre, no hay otra forma”.
A medida que se fue poniendo en marcha, nos comunicaron que, en realidad, se trataría de un esquema de “exportaciones administradas” hasta abril de 2022, en que se conocerían los resultados de la segunda campaña de vacunación contra la aftosa.
Este dato permitiría confirmar la evolución del stock y, en base a eso, liberar la restricción de exportar los “siete cortes populares” para carne proveniente de vacas tipificación C, con destino a China.
No obstante lo prometido, el 7 del actual nos desayunamos con la resolución conjunta 4/2022 de Agricultura y el Ministerio de Desarrollo Productivo en la que, basado en un faltante de 1,5 millones de cabezas en el stock y otras consideraciones, se amenazaba con dejar sin autorización para exportar carne vacuna a empresas que no cumplieran con el “acuerdo” de precios que habían firmado con la Secretaría de Comercio Interior, una medida que a todas luces parecería exceder los derechos de cualquier empresario que cumple con los compromisos que imponen las leyes laborales, impositivas y sanitarias.
Volviendo al argumento de la caída de 1,5 millones de cabezas en el stock, el Senasa acaba de publicar el total de cabezas vacunadas en la segunda campaña contra aftosa que cubre la totalidad de animales “menores” vacunados. Se aclara que la vacunación de animales menores excluye la vacunación de vacas, toros y bueyes.
Números
En base a esta publicación se pudo confirmar que la suma de animales menores vacunados representa una caída sobre similares categorías vacunadas el año anterior de solo un 0,24%.
Si se mantuvieran en relaciones parecidas las categorías no vacunadas, la eventual caída del stock sobre el publicado a fines de 2020, que era de 53,5 millones de cabezas, podría alcanzar una baja de 130.000 cabezas, lejos del 1,5 millones de cabezas menos utilizado como argumento para justificar una nueva intervención en el mercado. Volumen que empareja el número de cabezas promedio vacunado en la misma campaña en los últimos 10 años.
Adicionalmente al resultado publicado, queda por resolver un tema muy importante que tiene que ver con el número de terneros producidos respecto de aquellos que, por haber nacido antes de la mencionada campaña de primavera, aparecen en el stock de fin de cada año, respecto de aquellos de provincias y regiones con pariciones más corridas al verano y que solo aparecen en la campaña de vacunación del otoño siguiente.
Al considerar el stock a fin de año, existen diferencias importantes entre la realidad y el dato estadístico que confunde a muchos funcionarios que continúan repitiendo que la tasa de destete en la Argentina no supera el 61 o 62% cuando la realidad muestra números cuanto menos cuatro puntos porcentuales mayores, como mínimo.
"La eventual caída del stock sobre el publicado a fines de 2020, que era de 53,5 millones de cabezas, podría alcanzar una baja de 130.000 cabezas, lejos del 1,5 millones de cabezas menos utilizado como argumento para justificar una nueva intervención en el mercado"
El caso más emblemático ocurre en la provincia de San Luis en la que la gran mayoría de los terneros nacen durante o después de la campaña de vacunación contra aftosa de primavera, por lo que aparecen en el stock a fin de año con un volumen de terneros que muestra tasas de destete cercanas al 44%, muy inferior a cifras reales cercanas al 60% o superior.
La seriedad de los problemas que enfrenta nuestro país, la enorme oportunidad que la demanda mundial ofrece a la ganadería bovina argentina y el enorme potencial de crecimiento que ofrece el sector en la creación de fuentes de trabajo genuino, aporte de divisas y, sobre todo, aportante de alimento proteico de calidad a la mesa de los argentinos, amerita mayor responsabilidad de los funcionarios a cargo de las carteras que, lejos de desestimular su crecimiento, deberían estar codo a codo con los actores de la economía real para impulsar su desarrollo y no su declinación.
El autor es consultor ganadero
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