Según datos de Juan Manuel Garzón, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea, el país pasó de abastecer un 23% de las necesidades de ese mercado a un 11%; Uruguay incrementó su participación de 11 a 14%. Brasil, en tanto, creció de 40 a 46%
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Entre junio y septiembre pasado, las exportaciones de carne vacuna de la Argentina bajaron un 16,5% versus el período enero-mayo de 2021. Vale recordar que el 20 de mayo último se oficializó el comienzo del actual ciclo de restricciones para las ventas al exterior. Mientras el país retrocedió, los competidores incrementaron sus envíos: Brasil, un 41,6%; Uruguay, el 22,9% y Estados Unidos, un 6,2%.
El dato lo dio a conocer Juan Manuel Garzón, economista del Ieral, de la Fundación Mediterránea, que además destacó que en septiembre pasado Uruguay superó a la Argentina en ventas a China, escoltando a Brasil y relegándola al tercer lugar.
“Son números. Mientras el año pasado, con un 23% el país estaba en segundo lugar como proveedor de carne a ese país asiático, detrás de Brasil que tenía el 40%, en septiembre pasado, se ubicó en tercer lugar con solo el 11% y donde fue superado por Uruguay (solo poseía el 11% en el 2020) con el 14% del mercado chino”, indicó Garzón a LA NACION.
Para el economista, cuando se analiza cuáles podrían haber sido los factores que llevaron al país a bajar sus exportaciones de carne, primero se debe buscar los motivos externos. Ese ejercicio arroja una sorpresa.
“Podría haber ocurrido una contracción de la demanda externa, de China por ejemplo. Sin embargo, cuando uno mira los países competidores y ve que continuaron creciendo con buenos volúmenes, automáticamente te hace descartar el factor de demanda y te lleva a mirar los factores internos”, detalló.
En este contexto, explicó que en los últimos cuatro años las exportaciones locales del producto venían creciendo a una determinada velocidad pero en junio se bajó un cambio y todo se frenó: “Se empezó a restringir los volúmenes y entramos en una autorrestricción. Se pasó de un esquema de libre comercio a un comercio administrado y regulado por el Gobierno”.
“En el contexto actual, estamos en 65.000/70.000 toneladas carcaza y deberíamos estar en 95.000/100.000 toneladas. Con un mercado externo demandante como el chino, deberíamos estar al menos en un 20% más que el año pasado. Nuestra carne es fácilmente sustituible en la actualidad. Lo que perdimos, lo ganó Uruguay, Brasil y hasta Estados Unidos”, añadió.
Garzón describió: “Veníamos jugando el partido con 11 jugadores y un árbitro neutral pero ahora este árbitro (el Gobierno) pasó a ser una gran influencia que decide cuántos jugadores pueden hacerlo y cómo hacerlo. Pasó a ser otro juego, muy incierto y muy discrecional”.
“Al riesgo de mercado que tienen todos los negocios siempre, se sumó el riesgo institucional. Ya no quedan casi países en el mundo con este tipo de riesgo, salvo los expaíses de la Unión Soviética, alguno en África, otros en Asia pero países desarrollados ninguno”, aseguró.
Los cálculos económicos que realizó Garzón de lo que le cuesta la intervención del Gobierno a la Argentina son elocuentes. “Unas 20.000 toneladas menos por mes, a un promedio de US$5000 la tonelada, da 100 millones de dólares que cada mes dejan de entrar a un país ávido de la divisa norteamericana. Pero hay algo mucho peor: se interfieren en los planes de exportación y se desalienta la inversión en el sector y el crecimiento futuro. Solo se crece si se expanden las exportaciones”, afirmó.
Indicó que la falta de políticas a largo plazo “es un eterno avance y retroceso”. Pronosticó que estos dos meses que le restan al año la demanda de carne llevará a mantener los precios tensionados. “No es el mejor panorama. El Gobierno va a tener el dilema de conseguir dólares de la exportación y mantener estables los precios de la carne. Igualmente no veo al Gobierno liberando completamente las exportaciones a fin de año”, cerró.
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