En Las Chilcas, en Villa de María del Rio Seco, en Córdoba, la medida del Gobierno los sorprendió con esa cantidad de hacienda encerrada en un establecimiento de engorde a corral
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“Este romanticismo de agregado de valor en origen que genera trabajo y arraigo en el interior nos los estamos empezando a cuestionar si vale la pena o si será mejor solamente sembrar y cargar a puerto, seguro que tendremos menos dolor de cabeza”.
Las palabras pertenecen a Andrés Aguilar Benítez, del establecimiento Las Chilcas, una empresa familiar agroindustrial que apunta a la llamada economía circular y que emplea a 100 personas de manera directa en Villa de María del Río Seco, un pueblo de 10.000 habitantes, en el norte cordobés.
Luego de que el Gobierno decidiera cerrar las exportaciones de carne vacuna por 30 días, los cinco hermanos y socios Aguilar Benítez no comprenden cómo se pueden decidir medidas económicas de manera impulsiva e imprevista.
Actualmente, con un sistema de feedlot, con un 35% de animales de producción propia y 65% en hotelería de terceros, tienen más de 17.000 animales en engorde. “Hoy no sabemos que hacer con los animales que ya están terminados. Si les seguimos dando de comer no solo que sale carísimo el alimento, sino que se van a malograr porque se pasan de grasa y nos castigan en la faena. Son pérdidas siderales para nosotros. Y encima estos animales no se consumen acá”, detalla el productor.
El país del revés y las políticas públicas más delirantes y en contra natura. La “brillante” medida de restringir las exportaciones (en vez de fomentarlas para q baje el precio), nos agarro totalmente invertidos y jugados a la exportación, feedlot con casi 17mil cab 🤦🏻♂️ pic.twitter.com/M1oYYjDaTu
— Mario Aguilar 🌽🐖 🐂♻️ (@maguilarbenitez) May 26, 2021
Los dueños de Las Chilcas están preocupados por la imprevisibilidad que se generó. “La realidad argentina es tristísima. Uno apuesta y se embarca en desarrollos a largo plazo, con grandes inversiones y luego de un momento a otro te dicen que lo que estás haciendo ya no va más”, describe.
Hace más de 40 años que Mario Aguilar Benítez creó Las Chilcas. Hoy, sus cinco hijos son los que llevan adelante el emprendimiento agroindustrial que cuenta con distintas unidades de negocios concatenadas entre sí. El primer eslabón es la agricultura, con 9800 hectáreas de producción. Tienen una granja porcina y hacen ganadería extensiva para cría y recría. También tienen un feedlot.
En la parte industrial tienen una planta de alimento balanceado con capacidad de diez toneladas por hora, una planta de alcohol que produce seis millones de litros anuales y un biodigestor con capacidad de producción de 5000 metros cúbicos de biogás por día. Por este emprendimiento, el año pasado, la firma agropecuaria ganó el premio LA NACION-Banco Galicia a la Mejor gestión sustentable.
¿Cómo funciona esa economía circular cerrada? Los residuos de una producción pasan a ser insumos de otra, generando así un valor agregado en origen, donde se obtienen beneficios tanto económicos, como sociales y ambientales.
“La producción primaria de la agricultura, el maíz, ingresa a la destilería, donde se elabora alcohol. Los subproductos, vinaza y burlanda, se envían como alimentos al feedlot, generando una dieta potenciada en nutrientes. Por otro lado, el estiércol bovino y porcino ingresan al biodigestor”, cuenta Aguilar Benitez a LA NACION.
“Luego ese biodigestor genera biogás a la caldera de destilería, que a su vez el subproducto de este biodigestor es agua rica en nitrógeno, fósforo y materia orgánica que se destinarán para fertilizar y regar en simultaneo las hectáreas donde se volverá a sembrar el maíz”, añade.
Y la rueda vuelve a comenzar. Sin embargo, días atrás de un momento a otro la rueda se detuvo de manera abrupta y no por una falla interna en el engranaje productivo interno sino por la medida del Gobierno.
“No pegamos una. Por un lado, producir hoy el alcohol es antieconómico, desde hace dos años nos congelaron el calculo de los biocombustibles (solo tuvimos dos ajustes en ese tiempo) y ahora nos cortan con nuestra estrategia comercial y ganadera enfocada a la exportación”, remarca.
Según describió, para producir en su industria se necesita cierta escala de animales en el engorde en el feedlot y “como el negocio de la exportación tiene más estabilidad durante todo el año en cuanto a la demanda con respecto al mercado interno, se volcó gran parte de ese engorde a hacer novillos de exportación”.
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