Como resultado de los reiterados reclamos llevados a cabo por el sector agropecuario, sumado al magro resultado electoral de las últimas PASO en las provincias ganaderas, el Gobierno finalmente decidió liberar las exportaciones de carne generadas en las llamadas vacas “China”, que se origina en esa categoría de animales que han llegado al final de su vida reproductiva. Dicha liberación, en principio, se haría sin límites de volumen ni de cortes con lo que el aporte al potencial exportador se incrementaría significativamente en los próximos meses.
Cuando se suman las exportaciones correspondientes a las cuotas acordadas con la Unión Europea (Hilton y 481) y EE.UU sin restricciones, las 3500 toneladas habilitadas hace un mes con destino a Israel y las 29.780 toneladas para plantas a través de cupos, según past performance exportadora, y se le suman las que potencialmente se puede exportar a través del anuncio mencionado sobre la liberación de vaca a China, el volumen potencial a exportar podría alcanzar sin mayores problemas los que ocurrieron antes de las restricciones impuestas a partir del 20 de mayo pasado. Solo quedaría restringida hasta fin de año la posibilidad de exportar siete cortes (asado, falda, vacío, matambre, tapa de asado, cuadrada y paleta) de las demás categorías de animales.
La pregunta que me surge es, más allá de la a prohibición de exportar los siete cortes mencionados para aumentar su oferta en el mercado interno, ¿Cuál es la razón para seguir cuotificando las exportaciones si la potencialidad que ahora se genera con la liberación de todos los cortes de vaca China vacía de contenido el esquema montado de cupos y control de los mismos? Sería bueno conocer la respuesta porque solo les acarrea complicaciones y limitaciones a aquellos exportadores que habían quedado afuera de la distribución en los decretos anteriores. Seguramente se reanalizará su inconveniencia con el correr de los días.
Con esta liberación se resuelve la limitación que mayor daño causó a toda la cadena y que el Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina (SRA) había estimado en cerca de US$1000 millones en los primeros tres meses, incluyendo el impacto causado en todos los eslabones de la cadena y que, por lo resultados conocidos, pobre resultado había alcanzado en bajar los precios de la carne pagada por los consumidores.
Esta nota fue escrita antes de la publicación del decreto que habilite la liberación de los cortes de la vaca a China, de modo que queda aún por ver la “letra chica” para confirmar que no aparezcan restricciones no percibidas a través del anuncio.
Para finalizar, a partir de la medida anunciada deberíamos esperar una recuperación de las exportaciones y por lo tanto encaminar buena parte de la actividad comercial ganadera. Esperemos que los funcionarios tomen en cuenta que no tiene sentido práctico mantener las pocas restricciones que aún quedan por resolver y que en nada contribuyen a la previsibilidad requerida por la cadena de ganados y carnes o al poder asequibilidad de los consumidores.
El autor es consultor ganadero
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