Según un informe de la Sociedad Rural Argentina (SRA), en agosto el producto tuvo un salto al consumidor del 30% y tendrá otro avance del 13% en el actual mes
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Pese a las fuertes subas que registró en el último mes, la carne vacuna sigue por debajo de la inflación general, según un informe que consideró el comportamiento de este producto, el valor de la hacienda y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en los últimos 20 meses.
De acuerdo con un estudio realizado por la Sociedad Rural Argentina (SRA), que abarca el período desde enero de 2022 hasta septiembre de 2023 como proyección, se observó un incremento del 219% en el valor del ganado. En contraste, el precio de la carne al consumidor aumentó el 241% y la inflación general un 270%.
“Esta recuperación de los valores de la hacienda y de la carne siguen estando por debajo de lo que aumentaron los precios de toda la economía en el mismo período”, dijo la entidad en un informe de su Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales y la Comisión de Carnes.
De acuerdo al reporte, en agosto pasado el precio de la hacienda “se recompuso entre 43%-55% según la categoría, reflejando el gran atraso que tenía la hacienda desde hace más de un año”. En tanto, durante la cuarta y quinta semana de agosto y la primera de septiembre “se observó un freno de este proceso”.
Por otro lado, del informe se desprende que el aumento en la oferta y la disminución en el valor real de las carnes han impulsado un mayor consumo en general.
Al respecto, se proyecta que este año se van a consumir 115 kilos de proteínas cárnicas per cápita, incluyendo carne bovina, aviar y porcina. En particular, en julio último se observó un aumento en el consumo de carne bovina, con un incremento de 4 kilogramos, equivalente al 9%, lo que elevó el consumo per cápita de 48 a 52 kilos.
Esta situación se enmarca en un contexto en el que, desde hace más de un año, los precios de las carnes caen en términos reales. Esta tendencia a la baja la entidad la atribuyó en gran medida a la creciente oferta de proteínas cárnicas, lo que impactó negativamente tanto en los valores del ganado como en los de la carne al consumidor. Añadió: “Este proceso se dio hasta la última semana de julio de 2023 y esperamos una recuperación de los precios promedios para agosto [con datos al mes concluido], no menor al 30%”.
Precios al consumidor
“Estimamos que el impacto en el precio de la carne al consumidor sería del +30% en agosto y del +13% en septiembre”, explicó la entidad en su reporte. Según la Rural, la carne bovina pondera un 5,45% en el IPC y una suba del 30% impulsa 1,6 puntos porcentuales de aumento en el IPC.
No obstante, de acuerdo al estudio, la metodología utilizada sobreestima el actual consumo de carnes bovinas de los hogares. “Los ponderadores del índice reflejan el gasto que tenían los hogares hace casi 20 años atrás. Desde ese momento a hoy se verificaron cambios sustanciales en los patrones de consumo. La participación de la carne vacuna pasó del 70% al 44% desde aquel momento”, dijo.
Agregó: “El IPC tiene sobredimensionada la participación de la carne bovina, respecto del actual patrón de consumo. El Indec está trabajando, en base a la EPH (2018/19), para realizar una revisión metodológica durante 2024. En el caso que el IPC tome la participación actual de la carne bovina, ponderaría 3,27%, por tanto, una variación del 30% del precio, sumaría 1 punto porcentual de inflación. En este caso si el IPC aumenta 11%, sólo el 8,9% del total lo estaría generando el aumento de la carne bovina, en vez del actual 15%”.
Para la entidad, las políticas públicas implementadas, en un contexto de sequía profunda, agravaron el desempeño del sector, llevándolo a una situación de “desastre económico”. La SRA criticó el atraso cambiario, la existencia de múltiples tipos de cambio y la aplicación del cepo cambiario. También las retenciones, la prohibición de la comercialización de siete cortes de carne, la cupificación de las exportaciones y la imposición de precios máximos en productos específicos, entre los cuales se destacan la falda, el asado, la tapa de asado, la paleta, el matambre, el vacío y la nalga.
Según la entidad, las pérdidas derivadas de la sequía llegaron a 3000 millones de dólares, principalmente debido a la caída en el valor de los activos ganaderos.
Durante los primeros ocho meses del año se faenaron 9,75 millones de animales, un 12% más que en 2022. “Este nivel de faena es el segundo mayor del siglo XXI, por detrás del 2009 donde tuvimos también una fuerte sequía”, alertó. El fenómeno climático también tuvo un impacto significativo en otros aspectos clave del sector, como el aumento en la tasa de mortalidad del ganado del 2% al 2,9%, representando un aumento del 46%. También se observó una disminución en el peso promedio de los terneros vendidos, estimándose una reducción de alrededor de 20 kilogramos por animal, y una caída en el peso de faena de 10 kilogramos por animal.
Otros aspectos importantes son la liquidación forzada de aproximadamente 500.000 vacas y que se espera una disminución en el número de terneros disponibles para 2024 debido a la disminución en las tasas de preñez. Habría una reducción de entre 1,3 y 1,6 millones de terneros.
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