En la campaña de las PASO, cuya elección se realizó ayer, vimos y escuchamos de todo. Sin analizar en profundidad el contenido de las campañas de cada espacio, se vio que no son lo mismo unos y otros. El que (el Gobierno) volvieron peores es lamentablemente así y ya se demostró en acciones y actos, como el extendido cepo a las exportaciones de carne hasta, como mínimo, el 31 de octubre próximo, además de su defensa explícita de parte del Gobierno en todas sus estructuras.
Las voces del “éxito “de esta medida, con pérdidas al país ya por más de US$1100 millones en tres meses o US$8 millones por día, con mercados que se esfuman por perder clientes, vecinos como Uruguay que nos superó en términos de exportaciones anuales o un Paraguay que creció un 75% sus exportaciones por las medidas restrictivas de la Argentina, mintieron descaradamente a la sociedad y hasta con ironías que parecen falta de respeto.
Si se cierran las exportaciones durante este largo tiempo, es lógico que en algún lugar, mostrador, carnicería y hasta en algún centro más grande de distribución el precio de la carne baje por algún tiempo. Es solo por un tiempo, porque en la medida que no se exporte, ni se pueda faenar de forma frecuente, y no “rote” esa mercadería, comenzarán los faltantes, y todo lo que trae como consecuencia el posterior aumento de los precios por falta de oferta, que indefectiblemente se dará.
Se le miente a la sociedad diciéndole que las medidas de cierre de exportaciones es algo “bueno” para todos, y que el exportar es solo para beneficio de unos pocos (exportadores, industriales etc.). Esto es una gran mentira literalmente hablando. No es así. Las exportaciones siempre benefician a todos. Se activan todos los círculos virtuosos: generación de empleos, entrada de divisas genuinas, inversiones.
Los impuestos al precio de la carne son casi del 28%. La pregunta es por qué el Gobierno, si está tan preocupado por el precio de la carne para la “mesa de los argentinos”, no baja algún punto de esos impuestos. De esto no se habla, porque no conviene obviamente.
La semana pasada escuchábamos en un acto decir que había un “geriátrico de vacas” en vez de producción, haciendo alusión a que a nuestro principal cliente (China) se exportaba la categoría de vacas viejas.
Es triste que alguien que toma decisiones y tiene poder sea aplaudida por sus funcionarios cuando expresa eso.
¿Vale la pena explicar nuevamente, y por enésima vez, todo lo que aporta el campo, principalmente desde su productor que es el eslabón de la cadena que más valor aporta y el que menos recibe y más impuestos paga? ¿Volver a decir que todo lo que genera el campo y la agroindustria es parte de la solución y no de los problemas?
Es inexplicable cómo el Gobierno agrede, insulta, ironiza y subestima al principal motor de la economía del país a través de sus acciones, decisiones y dichos. No hay ningún sector o suma de sectores que ponga el hombro en todos los gobiernos como el agroindustrial. ¿Otra vez hay que explicarle al Gobierno, y a éste en particular, que se quedan con casi el 65% de la renta agropecuaria de cada hectárea que produce? ¿Qué de cada $100 se quedan con $65?
Tomando los dichos de la vicepresidenta de estos días, hablando del “geriátrico” de las vacas, me parece que el desprecio hacia un sector mostrando que lo viejo no sirve, no está bien.
Porque lamentablemente también uno mira lo que se viene haciendo hacia los queridos adultos mayores de nuestro país y el respeto también se lo faltan a ellos. Tengamos cuidado en las expresiones. La impecabilidad de las palabras es algo que debe primar.
El autor es director General de CONFIagro. Fue ministro de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires (2015-2019)
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