Para el consultor Víctor Tonelli, en carne vacuna en 2026 la Argentina podría tener un importante salto de sus ventas al exterior
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“Si la Argentina tiene políticas de Estado coherentes y no vuelve a limitar o cerrar los mercados, estamos condenados al éxito”, definió Víctor Tonelli, consultor ganadero, en un encuentro virtual organizado por ADBlick Agro.
Puntualizó que hay respuestas muy diferentes cuando se intenta proyectar a corto plazo: “Cuando se habla de que cayó el consumo de carne entre 7 y 8 kilos, hay que volver un paso atrás y ver la sequía que en 2023 generó una liquidación espectacular de stock, la segunda más importante en 30 años”.
En este contexto, describió que durante el año pasado, la caída de oferta forrajera provocó el envío “acelerado” a faena de muchos animales y envíos a feedlot, cortando procesos de recría”.
Dijo: “En este sentido, el 2024 está jugado, la oferta de carne va a ser escasa, por debajo del promedio de los últimos cinco años, entre 300 y 400.000 toneladas menos de carne disponible”.
De esta forma, indicó que el año va a seguir marcado por la herencia de la sequía. “Cuando planteamos el próximo año en función de lo que vemos en los campos y de la oferta forrajera, vemos que en 2025 vamos a recuperar la oferta, y si los vientos acompañan y las fuerzas del cielo cumplen, el 2026 va a ser el año que las exportaciones exploten en todo sentido”, dijo.
Por su parte, para Carlos Riusech, referente de la industria cárnica y CEO de Frigorífico Gorina, si bien hay una gran oportunidad para la carne argentina, la industria exportadora está pasando un momento complejo, como todo el sector ganadero. Recordó que el 70% de la carne se consume localmente y el 30% de la producción se exporta.
El empresario aseguró que hace varios años que el país está entre las 800.000 y las 900.000 toneladas de ventas por temporada con una producción de unos 3 millones de toneladas. En primer lugar lo tiene China, cuyo mercado representa el 75% de las exportaciones (en volumen) de carne argentina.
“El mundo también tiene sus problemáticas. Estábamos acostumbrados a lo que fue la salida de la fiebre porcina de 2019, en donde vimos precios extraordinarios para los productos y una demanda que parecía no tener techo. Hoy tenemos una realidad diferente. China logró superar sus problemas locales de producción de cerdo, y también incorporó nuevos proveedores”, apuntó el CEO de Gorina.
A modo de ejemplo, dijo que Bolivia exportó 10.000 toneladas en un mes hacia China, que además tiene otros nuevos oferentes como Colombia y España. “Hay que destacar que en volumen sigue comprando más o menos lo mismo”, resaltó sobre un mercado que crece al 4% anual en el segmento de carne bovina y que va a seguir marcando el ritmo de las ventas del Mercosur.
Respecto al dólar, Riusech dijo que el dólar de $900 no está lejos de lo que necesita el sector para crecer: “Estamos en nivel de pérdida sustentable pero no de equilibrio. No pensamos en un dólar de $1500, sino en uno de $1100, no estamos tan lejos”.
Estados Unidos, Europa y la tipificación de la carne
Según explicó, Europa también tiene sus temas: la carne de la cuota Hilton está entre los US$4000 y los US$14.500. Pero en la Argentina está el tema de “la falta de novillo que aplica a la cuota Hilton, que está terminado a pasto y esto tiene que ver con la sequía del año pasado, que cortó los ciclos ganaderos, de hecho, la cuota Hilton se incumplió por unas 2500 toneladas”.
En Europa también está la cuota 481, con una ventana trimestral en donde se compite con otros países, como Uruguay, Australia y Estados Unidos. “Es decir, en esta cuota, en donde el animal se termina en feedlot, la Argentina no tiene tanta preferencia como en la Hilton, en donde nuestro país tiene la cuota más alta. De igual manera, el consumidor europeo tiene cierta preferencia por la carne a feedlot, que tiene grasa más blanca y otro aspecto. Es casi imposible satisfacer la demanda aspiracional y concreta sobre el producto”, definió el CEO de Gorina.
Por otro lado, detalló que Israel y Chile continúan como plazas relevantes y tienen importancia para la Argentina, mientras que se están incorporando nuevos mercados como Estados Unidos, con una “demanda floreciente”.
“Estados Unidos merece un párrafo aparte, ya que es un mercado que antes era de 100 millones de cabezas y que hoy tiene 82 millones. Hoy hay una oportunidad, tanto en la compra de Estados Unidos como los lugares que este país deja en el mundo, Y no solo en Estados Unidos, hay una posibilidad de venta muy fuerte también en México. La particularidad de estos mercados es que le vendemos carne a países que producen carne. Eso los diferencia de Europa, Israel, Chile o China”, aseguró.
“Hemos tenido todo tipo de vivencias. Fuimos a Estados Unidos para enseñar lo que era el Hilton, y nos revolearon la carne, otro señor la escupió. Y hoy los dos son clientes. Esta situación tiene que ver con que el concepto de calidad del mercado americano está muy ligado al marbling (grasa intramuscular), que se mide con tecnología. Se mide el ojo de bife y el marbling con una especie de parlante adosado a un teléfono. Se contrasta contra una base de datos que tiene miles de fotos. Hoy hay mediciones bastante objetivas para medir calidad en el concepto americano”, añadió.
Contó que ese concepto de calidad especial de la carne se repite en nichos, como Singapur, Rusia, Colombia y Panamá: “La propia China tiene una demanda incipiente de cortes de calidad pero muy de nicho. Gorina exporta tres contenedores mensuales de cortes premium de calidad a China. En ese país, el proveedor habitual es Australia y Estados Unidos. Por ejemplo, la genética influye en hasta un 50% para producir marbling. Con razas índicas es muy poco probable lograrlo. Hay un negocio de calidad que imponen los mercados compradores”.
“Estamos incorporando ecógrafos a los feedlots donde trabajamos. Para lograr el marbling son necesarios hasta 150 días de engorde a corral. Si el novillo ya engordó 90 días y no tiene grasa intermuscular ya lo sacamos a faena. Es un tema muy nuevo pero se empiezan a ver diferencias. En novillos, el que se clasifica como el mejor del mundo puede llegar a costar $3600 el kilo. Y hoy compramos novillos a $3000 y $3200. Empieza a verse una brecha de precios. El americano más que de calidad habla de consistencia, vos vas a un comercio y son todos los cortes parejos”, afirmó.
Aclaró: “En la Argentina no usamos promotores del crecimiento, tenemos determinadas características más hacia la europea que hacia la americana. Y no es que el productor argentino sea negligente, tiene otras condiciones de producción con otras características, se amplió la frontera ganadera. Son dos cosas diferentes. Estados Unidos es un mercado con mucha potencialidad, donde se compra carne premium, otro segmento premium pero con tradición Kosher y otro que es de materia prima básica, pero de menor precio”.
En esa línea, Tonelli consideró que hay un concepto mal interpretado sobre las pautas para alcanzar el nivel de marbling que exigen los mercados: “No solo llegás poniendo más días de engorde a corral. Hay que incorporar cambios importantes en la recría, incluso en la cría. Ojalá fuese tan fácil como darle 60 días más de ración en el corral. Hay genética pero hay que aggiornar para ajustar a ese modelo final procesos de cría y recría antes del corral”.
Destacó que la tipificación ayudaría enormemente a impulsar y estimular estos procesos: “Es un desafío importante y el Gobierno está pensando en abordar el tema. Seguramente va a consultar a entidades de productores y frigoríficos. Si no tenés cómo medir la calidad es difícil que llegue el premio”.
“El productor está acostumbrado a mandar a ojo tropas de calidad despareja. Y el frigorífico termina cazando en el zoológico. Vinieron 30 o 50 y selecciona los 15 o los 10 o 20 que cumplieron la calidad. Pero si tuviese que pagar por calidad, hoy el productor lejos de ser favorecido sale perjudicado. Hay toda una tarea que no se resuelve solo con la tipificación y te pago más. Es una tipificación con educación, desarrollo tecnológico y cambios de proceso”, añadió.
Impacto de la normativa de la Unión Europea
Para Tonelli, la normativa de la Unión Europea que prohíbe la compra de productos de campos que fueron deforestados es un tema complejo y la solución está encaminada: “Se necesita más colaboración público-privada. Paraguay tiene más chances de cumplir la norma que Brasil y la Argentina; si no dispersa esfuerzos, está para cumplir”.
En esa línea, Riusech dijo que el tema sobre la deforestación está más o menos claro: “Estamos pidiendo que la exigencia sobre los campos sea de 2023 en adelante. En la Argentina está mucho más avanzado que otros países. En carne tenemos la plataforma Visec. Vamos a estar en condiciones de certificar sin demasiadas dificultades. Lo más probable es que se prorrogue el plazo de exigencia. Es lo que viene, y en el Mercosur somos los más avanzados con el tema”.
“Brasil está con mucho más desenvolvimiento en el mercado chino. Tendríamos que trabajar sobre Indonesia, Corea y Japón. Y en Malasia el rito Halal nos vuelve un país no operativo. Hay que estar, independientemente del tamaño del mercado”, cerró.
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