La decisión del Gobierno de cerrar las exportaciones provocó reacciones de rechazo en la cadena por las consecuencias adversas que traerá la medida
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Estupor, indignación y malestar en la cadena de ganados y carnes provocó la prohibición de exportar carne por 30 días dispuesta por el Gobierno con el argumento de que esa medida servirá para bajar los precios de los cortes en el mercado interno. La reacción del sector fue declarar un cese de comercialización de hacienda por nueve días que podría prologarse y alcanzar también al comercio de granos de no revertirse la medida. El escenario parece repetir lo ocurrido con el conflicto por la 125 en 2008. Pero en el sector, además, recuerdan las consecuencias negativas que tuvieron para toda la actividad las trabas, el cierre de exportaciones y los controles vigentes entre 2005 y 2015.
En las empresas frigoríficas rechazaron la suspensión de exportaciones de carne por 30 días decidida por el presidente Alberto Fernández. Salvo a corto plazo, los empresarios no proyectan una baja de precios y subrayan que el 70% de lo que la Argentina vende afuera no es carne de consumo interno.
Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), dijo LA NACION que la medida los sorprendió porque el 7 de este mes, en la reunión de la Mesa contra el Hambre, se anunció el programa de precios más bajos de carne y el 14 se pusieron en vigencia las Declaraciones Juradas de Exportación.
De “intempestiva” califica la medida un comunicado de Fifra y repasa los resultados “nefastos” de una resolución igual de 2006 tomada por el entonces presidente Néstor Kirchner. “Los que quisimos creer que había una vocación exportadora en Fernández o en (Matías) Kulfas, nos hemos equivocado. No hay dudas de que se repite la película”, añade Urcía.
Insiste en que desde ese 2006 hasta hoy no hubo “ningún plan serio” de recomposición ganadera: en el medio se perdieron 12 millones de cabezas por una conjunción de “factores climáticos y el intervencionismo estatal”. La cifra es equivalente al stock ganadero de Uruguay.
“En 2011 tuvimos el precio al consumidor argentino más caro del siglo 21 -repasa Urcía-. Probablemente se genere una sobreoferta en el corto plazo, pero el daño a la producción y a la confianza de los compradores afuera es terrible”. Apunta que a Alemania “todavía le dura el enojo” por haberla dejada sin carne argentina en el Mundial del 2006.
Desde el frigorífico Logros -exporta prácticamente todo lo que produce- Mariano Grimaldi señaló que los frigoríficos vienen “en permanente negociación con el Gobierno, con acuerdo de precios y armando varias cosas y, de pronto, surge este anuncio. Lo hacen a horas de estar preguntando por qué no incrementamos las ventas a México o por qué no exportamos a Portugal. Fuera de lógica”.
Sostuvo que al sector exportador la decisión lo “desarma” y plantea que el principal mercado de las ventas externas hoy es China. “Se trata de carne de industria o manufactura que no se consume en la Argentina. El Gobierno tendrá que ensayar respuestas a ese mercado”. Advierte que su frigorífico vende “el sobrante” de los embarques al mercado interno lo que “ayuda a mitigar el precio del consumo interno”.
Clodomiro Carranza, del frigorífico Río Cuarto -recientemente autorizado a exportar a la Unión Europea- comenta a LA NACION que, lamentablemente, en el país hay “acostumbramiento” a este tipo de medidas, “impensadas o malpensadas”.
“El 70% de lo que exportamos son vacas que acá no se consumen. Hace muchos años en nuestro frigorífico, el 30% de nuestros abastos eran vacas, hoy se deben faenar diez por mes”, añade. La empresa cuenta con dos plantas, una en Coronel Moldes y otra en Río Cuarto, por donde pasan unas 15.000 vacas mensuales. La de Río Cuarto iba a destinarse sólo a la mercado europeo.
Carranza enfatiza que lo que no hay son vacas. “No hay hacienda, se ha desanimado mucho al productor. Tenemos 50 millones de cabezas, hace diez años que el stock ganadero no acompaña el crecimiento demográfico”.
Más reacciones
A su vez, luego de que se conociera un nuevo cierre de las exportaciones de carne vacuna por parte del Gobierno, asociaciones de criadores de las distintas razas bovinas del país condenaron “categóricamente la medida” y señalaron que es “el mismo error cometido en el 2006 que llevó al cierre de 138 frigoríficos, a la pérdida de 10 millones de cabezas y de mercados que mucho costo conseguir”.
En este contexto, recordaron que “lo que es mucho peor, el objetivo buscado de bajar el precio interno de la carne no se logró y por el contrario se afectó la oferta de un producto valorado por los consumidores con la consecuencia inmediata de más aumentos”.
En un comunicado, indicaron que este tipo de medidas frena una actividad que “hoy genera el ingreso de dólares necesarios para paliar la grave crisis que atraviesa el país”.
“Solicitamos a las autoridades nacionales rever esta decisión que en la difícil situación actual llena de incertidumbre y angustia a miles de familias argentinas y sin dudas aumentará la pobreza ante la caída de una actividad que genera gran cantidad de empleos”.
Por ultimo, sostuvieron que la exportación de carne “no genera aumentos de precios, sino que es un incentivo para aumentar la inversión, acrecentar la oferta de empleo y mejorar los ingresos del país”.
Las entidades firmantes del comunicado son las asociaciones de criadores de las razas Angus, Hereford, Brahman, Brangus, Limangus, Braford, Shorthorn, Limousin, Bonsmara, Sanga, Blonde d’ Aquitaine, Sate, Cabia y Murray Grey y Greyman Argentino y la Sociedad Rural Argentina (SRA).
Por su parte el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) expresó que “la medida es marcadamente contraria a todos los objetivos plasmados en la agenda de trabajo que venimos desarrollando con las distintas áreas de Gobierno”.
“Hemos dado reiteradas muestras de nuestra vocación de trabajar en conjunto en el desarrollo de políticas de Estado que potencien la producción, agregado de valor y exportación de las cadenas agroindustriales, con carácter federal, inclusivo y sustentable”, agregó el CAA.
En la misiva, que lleva la firma de José Martins en representación del CAA, se destacó el trabajo que desde el año pasado se viene haciendo en propuestas concretas en materia de promoción de inversiones que faciliten un desarrollo industrial en el interior del país, “potenciando exportaciones con valor agregado, que derramarán beneficios en la creación de empleo, generación de divisas y consecuente ingresos al erario público”. En este sentido, el CAA compartió plenamente la preocupación por el nivel de inflación.
Impacto
Tras el anuncio del Gobierno de suspender las exportaciones de carne por 30 días, más de 100.000 puestos de trabajo relacionados con la cadena exportadora quedan en riesgo. El dato lo brindó la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) que señaló, además, que en total “la cadena de la carne de vaca genera más de 400.000 empleos”.
“No es culpa de la carne. Al contrario, la cadena de la carne vacuna para exportar moviliza miles de empleos y vuelve con inversiones a las distintas zonas del país. Es lo opuesto a lo que necesitamos (el cierre de exportaciones) y puede provocar un efecto boomerang, volviéndose en contra desde otro lado, sin llegar a una solución real sostenible”, detalló.
Para David Miazzo, economista jefe de FADA, el freno a las exportaciones de carne vacuna no bajará la inflación. “La inflación no se origina en el precio de la carne, se origina en la emisión monetaria. No solo sube el precio de la carne, suben todos los productos y servicios de la economía. No tenemos un problema de precios, tenemos un problema de moneda, cada vez se necesitan más pesos para comprar la misma cantidad de carne, nafta o tomates”, explicó.
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Con la colaboración de Gabriela Origlia y Fernando Bertello
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