Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), apuntó contra las restricciones oficiales que, dijo, han tenido un impacto sobre el valor del producto que llega al público
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“Mientras transcurren los días en los que se definirá el rumbo político de nuestro país, la vida de los argentinos continúa. En nuestra actividad, la realidad sigue imponiendo su lógica independientemente de las declaraciones, diagnósticos y promesas de campaña”.
Con este concepto, Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), buscó reflejar el momento que atraviesa la actividad, tras el brusco reacomodamiento de precios producido en estos últimos días.
Para el dirigente, el incremento de valores de la carne vacuna tiene “razones tan obvias que sorprende que haya que explicarlas”, donde el listado es por demás extenso: “Atraso de precios relativo de los precios de la hacienda y la carne durante los últimos meses; impacto de la devaluación en los alimentos del ganado y de los insumos en general, aumento del transporte; falta de oferta adecuada, a raíz de la falta de lluvias sufrida; sobreoferta generada a partir de la salida anticipada de los campos; inflación constante y encarecimiento de los insumos, la energía y los salarios, entre otros tantos. Estos factores explican una parte del fenómeno”.
Sin embargo, esto sería solo una cara de la moneda, la otra parte del problema “se explica por las distintas medidas gubernamentales, que intervienen constantemente en los mercados, alteran su normal funcionamiento y perturban la libre formación de precios”.
“Nos referimos a los distintos mecanismos directos e indirectos de intervención en las exportaciones y las perturbaciones creadas a partir de fijar regímenes imposibles de aplicar. Algunos de ellos son el cuarteo obligatorio; la arbitraria administración de matrículas que permite la permanencia de falsos operadores, mientras se ponen trabas burocráticas a los usuarios genuinos del sistema; la distribución de la cuota Hilton que retroalimenta los beneficios en los mismos de siempre y; la devaluación selectiva del dólar maíz, impactando fuertemente en los costos de producción”, enfatizó.
Para Rafael, esta situación también se explica en lo que el Estado no hace. “Por ejemplo, solucionar la evasión impositiva en diversos sectores de la cadena, especialmente el sector carnicero, pese a las diversas propuestas para regularizar esta situación realizadas por nuestra cámara y otros sectores”, indicó.
“Esperemos que la agenda del próximo Gobierno, cualquiera sea su signo, incluya estas cuestiones. Pero sobre todo, que estén presentes en las acciones futuras. La necesidad de cambios estructurales en la cadena de ganados y carnes no puede dilatarse más tiempo. Y estos cambios deben hacerse con todos los integrantes adentro, compitiendo libremente, sin normas amañadas, potenciando la fuerza del Estado con la de la actividad privada”, añadió.
Por último, destacó la importancia que poseen los matarifes que son “responsables de más del 60% del consumo y de la mitad de la faena global”.
“Somos actores importantes en la cadena de valor de ganados y carnes. Queremos seguir en este rol, sumándonos al progreso y a la evolución natural del negocio de la carne y ser parte de la solución, mediante el diálogo y la búsqueda de consensos con todos los sectores. Hay mucho por hacer y debemos hacerlo entre todos”, finalizó.
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