Luego de más de seis meses de un atraso frente a la inflación, el valor de la hacienda tuvo una recuperación que ya se trasladó al público con incrementos del 20 al 30% según los cortes
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A solo dos semanas de que se lleven a cabo las Elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), al Gobierno se le abrió un nuevo frente de batalla que golpea de forma directa los bolsillos de los consumidores: un fuerte incremento del precio de la carne vacuna en el mostrador. Y no es para menos, la hacienda en pie recompuso en algo su pérdida frente a la inflación y en los últimos días subió hasta un 40% su valor. En tanto, ya el viernes, en las carnicerías hubo un incremento de $300 promedio el kilo, equivalente a entre un 20% y un 30% según los cortes. El alza podría seguir esta semana, según los expertos.
“Los precios ya impactaron en las góndolas. Una parte del traslado fue esta semana y se va a terminar trasladando toda la suba la semana entrante”, dijo un carnicero, que posee varios locales en el conurbano y en CABA.
Por este motivo, según trascendió, en el Ministerio de Economía ya se encendieron las alarmas y están atentos, sobre todo cuando saben que es solo el primer paso de prontos y futuros saltos del producto y un impacto en el índice de inflación.
“El campo se maneja por expectativas”, dicen en el sector tras la recuperación del ganado. Luego de la sequía, con la reactivación de las lluvias se aguarda más pasto en los campos y una retención para hacer engordes, lo que luego significará, más adelante, una mayor oferta de carne pero menor en el mientras tanto. Por otra parte, según alertaron, la cadena se ve impactada en los costos por el dólar maíz, insumo clave para los feedlots, que engordan a corral. A junio pasado, según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) la carne acumulaba un aumento del 71,3% en los últimos doce meses, por debajo de la inflación general interanualizada del 115,6% del Indec.
El viernes pasado, tras la suba del “precio vivo”, los matarifes y frigoríficos no tuvieron más remedio que trasladarlo a los carniceros y estos a sus mostradores. De hecho, “ya el viernes hubo una importante suba promedio de $300, que impactó de lleno en los bolsillos flacos de los consumidores”.
Para Sergio Pedace, vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), la hacienda va a seguir subiendo. “El mes de junio hubo la faena más grande pero fue porque los productores estuvieron liquidando sus animales por la sequía; sumado a que la vaca flaca de exportación a China empezó a empujar. Esperando un dólar distinto con un cambio de política económica, el que pueda aguantar hasta diciembre, lo va a hacer”, dijo a LA NACION.
Para Pedace, una cuestión sustancial que llevó a que se produzca este primer salto fue la última medida del Gobierno, del dólar maíz, insumo básico para los feedlots, que produjo un incremento en los costos de producción muy importante.
“Las intervenciones le hacen mal a toda cadena productiva de la carne. Por tratar de conseguir divisas, decidieron dar un dólar más caro para el insumo primordial para el sector de engorde. Este Gobierno no mide las consecuencias de las medidas que toma. Si la carne no se recompone como debe ser van a mandar a quebranto a los feedlots. Hay un gran malestar porque no hay previsibilidad. Hoy ya falta el novillo pesado y en octubre va a faltar mucha hacienda y no lo están viendo”, aseguró.
En este sentido, la Cámara Argentina de Feedlot (CAF) alertó sobre esta situación por el dólar maíz: “No hace más que entorpecer el mercado, encarecer los costos productivos, y desalentar la producción, conllevando a un profundo daño económico a aquellos que continuaron produciendo”.
En este contexto, los distintos eslabones de la cadena cárnica señalaron que ya venían absorbiendo otros incrementos tales como combustible, servicios y paritarias, que no eran trasladados a precios. “Nos estamos descapitalizando cada vez más. Hay un problema económico-financiero, donde la inflación sube de manera constante y nos está haciendo perder capital”, indicó Pedace.
En coincidencia, Juan Santillán, consignatario y director del Mercado Agroganadero (MAG), recordó que el mercado venía “planchado hacía más de seis meses”. Por lo que la suba fue un reacomodamiento previsible, aunque no llega a equiparar la inflación. Señaló que, si bien el consumidor viene padeciendo todo tipo de aumentos, “la carne sigue siendo lo más barato, es el producto que menos subió”.
Según dijo, la hacienda en pie se recompuso y en los próximos días puede que haya poca oferta, que conllevará a valores sostenidos en la plaza ganadera, incluso a una suba en el ganado especial.
“Lo que queda en claro es que existe una transparencia del mercado de oferta y demanda. Empezó a faltar la vaca que tuvo una sobreliquidación previa por la seca porque al no tener pasto, los productores adelantaron las ventas. Ahora también hay faltante del novillo mediano y pesado porque el productor, al no tener horizonte claro, sin previsiones, no se largó a engordar ese novillo de ciclo largo. La ganadería es un negocio a largo plazo y eso no lo entienden los políticos”, remarcó.
Más duro, Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), dijo. “Lo disfrutaron [al precio, por el Gobierno] ocho meses y ahora lo empiezan a sufrir. Esto es el resultado de malas políticas, donde con la implementación del dólar maíz, elevaron el costo de producción de entre el 15 y 23% de cinco productos [carne vacuna, pollo, huevo, leche y cerdo]”, enfatizó.
“Querían dólares y lo terminaremos pagando todos los argentinos. El Gobierno está devaluando sin devaluar y ese costo se lo transfirieron a los consumidores. Ahora van a empezar a hablar que la oligarquía vacuna retiene su hacienda en perjuicio de la sociedad y así siguen con una grieta que no conduce a nada”, agregó.
Por último, indicó que, a diferencia de lo que sucede en los granos, en la cadena cárnica hay muchos actores y que es imposible de manejar, controlar e intervenir. “Este es el primer aumento, el primer escalón de una recomposición. Pero cuando llueva, se va a producir una retención mas importante. Esto lo generó el propio Gobierno, con una medida cortoplacista que no le sirve a nadie”, finalizó.
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