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Super TC2000: la justa alegría de Pernía desentonó con el desolado marco del espectáculo
Alegría por la victoria, pero el lenguaje corporal, el gesto, no alcanzó para contagiar a todo el Super TC2000 , que ayer en el autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires inició la temporada 2018. El triunfo del tandilense, que ahora suma 12 primeros puestos en la categoría, pero no se imponía desde la carrea de Oberá, el 30 de julio del año pasado, enseñó la fortaleza del equipo Renault Sport, que defiende los títulos de pilotos y de escuderías. El dueño del Fluence N°3 aventajó a su compañero y actual monarca Facundo Ardusso, mientras que Mariano Werner (Peugeot 408) completó el podio de una competencia que finalizó por tiempo, al cumplirse los 50 minutos como establece el reglamento, con 29 de las 33 vueltas programadas; nueve de esos giros fueron con Auto de Seguridad. También hubo maniobras indescifrables, como un toque y trompo en la calle de boxes y actuaciones de vuelo bajo. El espectáculo tuvo un marco decepcionante, con 3 mil personas en las tribunas.
"Ganar en Buenos Aires era una cuenta pendiente, porque solamente había ganado una serie de Turismo Carretera. El año pasado le pegué en el palo…", comentó Pernía, que en la apertura del calendario 2017 terminó segundo, detrás de José Manuel Urcera (Citroen), el único piloto que se mantuvo en la estructura de un año a otro y que ensayó la maniobra de superación en el mismo sector en donde ayer Pernía sobrepasó a Ardusso para saltar del 2do al tercer puesto. Más tarde, heredó el éxito, tras la rotura del motor de Agustín Canapino (Chevrolet).
"Leo interpretó muy bien la maniobra. Pude ser más agresivo, pero en la primera carrera del año no quise entrar en roces con un compañero de equipo", manifestó el parejense, que en la vuelta 10 también evitó confrontar con Pernía: el tandilense ingresó pasado en la zona de los mixtos y en su desesperado regreso por no perder la segunda posición provocó un susto en el Renault Sport. "Espero que tenga memoria", deslizó Ardusso, que le hizo el espacio y posibilitó que Pernía sorteara el error. "Hay una competencia interna como en todos los equipos, que sirve si no resta y en este caso Facundo eleva la vara, te lleva al límite para poder estarle cerca. En la maniobra que me pasé, moduló para que pudiera ingresar", certificó el ganador.
Para la familia Pernía el autódromo de Buenos Aires es un escenario de festejos. El padre, el Tano Vicente, celebró dos veces en Turismo Carretera: con Dodge, en 1988, en una carrera para pilotos no ganadores, y en 1993, al comando de un Ford. Mariano, el hermano menor y exfutbolista, lo hizo en TC2000 como piloto titular y con Ardusso como invitado… Ahora se les unió Leonel, que ensaya un arranque de año a pleno: el 25 de febrero ganó en la Clase 3 del Turismo Nacional, en Potrero de los Funes.
La pole-position –quinta de manera consecutiva– y la victoria en la carrera clasificatoria del sábado lo imponían a Ardusso como favorito, pero las idas y venidas en la puesta a punto, después de la lluvia matutina, le quitaron ese privilegio. "Canapino me superó con una gran maniobra, hay que tomar nota y capitalizar. No estuve al nivel de él ni de Pernía", confesó Ardusso, con un auto descargado en lo aerodinámico, preparado para marcar el camino y no para correr desde atrás. El 2do puesto lo dejó conforme, no satisfecho, aunque el enojo mayor lo evidenció Canapino, que en el giro 16 enseñó problemas en el motor, que dos vueltas más tarde terminaron con su participación. "Veníamos ganándole a dos autos superiores, por eso el abandono me duele muchísimo. Me voy triste, que pase esto me destroza, porque estaba dejando la vida para ganar", dijo el arrecifeño, que al bajarse del Chevrolet Cruze hizo un ademán de fastidio que tuvo más que ver con la poca fiabilidad del impulsor que entrega la categoría que con algún reproche al equipo. Bernardo Llaver, 4to, fue el mejor representante de la marca.
Con Werner por encima de Bebu Girolami en Peugeot, el bicampeón retornó con un 5to puesto con apenas transitar sobre el asfalto, las debacles las protagonizaron Toyota –Matías Rossi y Damián Fineschi no registraron paso; Manuel Luque debió cumplir con un pase y siga que lo retrasó; Julián Santero clasificó 8avo, después de ser embestido por Facundo Chapur en la calle de boxes– y Citroen, que encontró en el debutante Federico Iribarne, 9no, al mejor exponente. Chapur, que largó desde los boxes por una falla en el motor, fue excluido por la maniobra contra Santero, y Urcera recibió un golpe de Muñoz Marchesi que lo hizo abandonar.
El clima, como ocurrió en los 200 Kilómetros de 2017, fue impiadoso con el Super TC2000 en el Gálvez, aunque apuntarle a la lluvia como factor exclusivo de la floja convocatoria –se estima que la concurrencia no superó a las 3000 personas– sería un error. "El sábado no sé porqué no vino gente, ojalá podamos hacer una buena lectura de esto. La categoría apunta a calidad de pilotos, no creo que pase por cantidad de autos", analizó Ardusso. "La lluvia afectó. Esperaba un autódromo completo, quizás también influyó que es el arranque, una carrera que no define nada", acompañó Pernía. Desenfadado, Werner agregó: "No daba ni para salir de los hoteles, estaba para tomar mate". Lo cierto es que solamente en las plateas se observó público; las tribunas populares estuvieron vacías. Una imagen desoladora que el Super TC2000 deberá revertir.
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