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Rosario Central-Colón, por la Copa de la Superliga: el Sabalero ganó como visitante después de 24 partidos
La última escena. Rosario Central y Colón, de Santa Fe, compusieron el acto final de la primera fecha de la Copa de la Superliga, un certamen que entrará en receso hasta el 31 de marzo, después de la decisión conjunta que comunicarán este martes 17 de marzo el Gobierno y la Asociación del Fútbol Argentino, como consecuencia de la propagación del coronavirus. Los desajustes entre la continuidad y el parate tuvo un par de episodios particulares antes del juego: en la planilla oficial de los santafesinos figuraba Gonzalo Escobar y su lugar fue ocupado por Rodrigo Aliendro; el detalle de una imperfección en una de las redes del arco y los fuegos de artificio y la presencia de un grupo de simpatizantes canallas que se apostaron en la calle Génova para alentar al equipo. Para completar el póquer, el regreso de Eduardo Domínguez al conjunto sabalero, un director técnico que estuvo en el radar de Rosario Central en el pasado reciente; un ciclo que tuvo un inicio soñado: la victoria 3-1, la salida de los puestos de descenso y cortar una racha de 25 partidos sin ganar como visitante.
El mapa tenía una lectura: la tabla de los promedios acechando a los dos planteles, aunque Rosario Central intente espiar a la vez los cupos para las copas internacionales. Esa doble responsabilidad provocó que los locales tomaran la iniciativa, a partir del control de la pelota, donde Pereyra era el eje. La hoja de ruta de Colón era menos lucida desde los movimientos y el espacio, pero fue más efectiva: retroceder para contraatacar, con el colombiano Morelo como faro.
Sin precisión para lastimarse, el juego se convirtió en una cadena de combinaciones erráticas. Un tiro de esquina que lanzó Chancalay y cabeceó Fritzler, terminó con un toque ajustado de Rafael Delgado, casi sobre la línea, para abrir el resultado. En tres minutos, entre los 18 y 21 del primer tiempo, Colón anotó más goles que en todo 2020: Morelo tomó mal parada a la defensa, después de una mala entrega de Pereyra, y con categoría marcó el 2-0. Quebrado y confundido Rosario Central; confiado y atento Colón, que descubría que cada avance se convertía en ataque de riesgo sobre el arco de Ledesma.
Un error de cálculo del uruguayo Burián y un tiro libre de Gamba, los tibios arrestos que enseñaron los canallas para recomponer una imagen que se precipitó: posesión sin movilidad no le ofrecía sorpresa, mientras que Colón reducía el espacio y controlaba sin soportar sofocones esos avances. Un remate de Rinaudo que pegó en Olivera –el volante reclamó penal, pero el árbitro Echenique desestimó el pedido-, enseñó el descontrol en el que estaba sumido Rosario Central: Morelo comandó con espacio y sin defensas y Chancalay definió frente al arco libre. Ni el más optimista imaginó que en media hora y después de un inicio dubitativo, Colón sacaría tres goles de ventaja. El orden y la explotación de las debilidades que repetían los canallas, las llaves para diseñar el justo resultado.
Con el desborde de Gamba, por izquierda, y un rápido descuento de atropellada de Ruben -quinto gol consecutivo en el torneo-, animó a un equipo que se marchó al descanso abatido. Colón se replegó paciente con sus 11 piezas en su campo, aguardó que Rosario Central se agotara en una búsqueda infructuosa, porque las ideas escaseaban y las piernas no tenían la frescura para quebrar al rival. En 15 minutos de presión sostenida, con el empuje como bandera, Gamba y Novaretti tuvieron a tiro del nuevo descuento, mientras Colón no podía aguantar la pelota y así les ofrecía oxígenos a los canallas.
En la búsqueda de variantes que modificaran el escenario, las apuestas de Rosario Central no respondieron –el juvenil Marinelli y el uruguayo Ribas-, mientras Colón con Viatri encontró quien aguantara el balón y ganara faltas y Esparza le devolvía velocidad para los contraataques directos. Se consumieron los minutos entre la búsqueda intrascendente de los canallas y la espera para desatar el festejo de los sabaleros, que empezaron de manera auspiciosa el nuevo ciclo.
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