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Zenit, la apuesta gigante del gobierno ruso para volver a dominar el fútbol europeo
El club pagó 67 millones de euros por Paredes, Driussi, Mammana y Kranevitter; es propiedad de la mayor empresa de gas de Rusia, que responde al Kremlin y se vincula con la FIFA y la UEFA
El 14 de junio de 2018, el Luzhniki Stadium, de Moscú, será la sede del partido inaugural de la Copa del Mundo. Camino a esa fecha, y desde hace más de una década, Rusia movió las piezas para atrapar la atención mundial, aunque pocas veces los resultados acompañaron la apuesta. La última jugada sin éxito explotó en su rostro, con la Copa de las Confederaciones de este año: México eliminó al anfitrión en la jornada de cierre del Grupo A. La única sonrisa en el certamen intercontinental que hace de señal de ajuste un año antes del Mundial se produjo en San Petersburgo, un escenario que dejó de ser desconocido para los argentinos.
Zenit , tercero en el ranking de clubes más ganadores de la Premier de Rusia, con cuatro títulos, se reforzó con Sebastián Driussi , Leandro Paredes , Emanuel Mammana y Matías Kranevitter . Todos ellos estuvieron ayer, en la caída ante Utrecht por 1-0, en Holanda, por la Europa League. La lista de argentinos pudo haberse extendido con Emiliano Rigoni, pero el pase está a punto de caerse; la nómina de jugadores criollos que estuvo en la órbita de Zenit incluyó a Cristian Pavón, Santiago Ascacibar y Juan Foyth, juveniles tentados con cifras millonarias para sumarse al proyecto que conduce el italiano Roberto Mancini .
Zenit hizo su irrupción en el continente al levantar la Copa de la UEFA, en 2008 frente al Rangers escocés, final que se jugó en Manchester. Un argentino fue parte de aquella conquista: Alejandro Domínguez. Con ese título, el fútbol ruso lograba su segunda corona internacional de clubes, después de la consagración de CSKA Moscú, tres años antes, al superar 3-1 a Sporting de Lisboa. La celebración de Zenit fue la cumbre de un proceso que se inició en 1999, cuando Gazprom se convirtió en patrocinador oficial del club; seis años después, Petr Radionov, entonces presidente de la empresa, determinó que dejarían de ser el sponsor para convertirse en los propietarios. Era una jugada que escondía una segunda intención: catapultar a Zenit en el plano internacional significaba la plataforma para que Gazprom y Rusia desandaran el moderno mercado europeo.
Para lograr el éxito en la Copa de la UEFA, en el plantel coincidieron varios jugadores rusos de talento –sobresalía Andrey Arshavin, más tarde transferido a Arsenal- y otros futbolistas de jerarquía de países que formaban la ex URSS. Sin embargo, la victoria no hubiera sido posible sin el apoyo económico del gigante del gas al servicio del Kremlin. El ascenso de Vladimir Putin, primer ministro ruso, elevó a Gazprom, que compró activos de petróleo y de gas en todo el país, arrasando a la competencia, como la compañía Yukos, de Mikhail Khordovovsky.
Las sospechas en el fútbol y en los negocios no se demoraron: en el deporte, el club fue acusado de arreglar el juego de semifinales, donde vapuleó 4-0 a Bayern Munich, una presentación que no prosperó; en el sector de los recursos naturales, Gazprom seguía acumulando empresas, con la vía libre del gobierno, para convertirse en el gigante energético de Rusia.
Con ventas anuales por casi 180 mil millones de dólares, en 2012 la billetera de Gazprom no se desinflaba por desembolsar 50 millones de euros por el goleador Hulk (Porto), al que vendió a Shanghai SIPG, de China, en cinco millones más del que pagó por el pase del brasileño. A esa altura, los tentáculos también estaban posados en Chelsea y Schalke 04. Hacer pie en la Premier League inglesa fue sencillo: en 2005, Roman Abramovich, propietario del club de Stamford Bridge, le vendió su empresa petrolera Sibneft a Gazprom.
Siete años después, el destino los volvió a juntar y los lazos involucraron hasta a Putin. La asistencia económica le permitió a Chelsea sortear las reglas del fair play financiero. El dinero inyectado por Gazprom, por ejemplo, saneó las cuentas a tal punto que Chelsea, por primera vez desde 2003, cuando Abramovich tomó el control, tuvo en 2012 un ejercicio contable con ganancias, informó The Guardian. Los Blues en ese tiempo explotaron en el mercado de pases al sumar por 101 millones de euros a Oscar y a Eden Hazard. El acuerdo de patrocinio, que se extendió por tres temporadas, incluía el suministro de gas y electricidad a todas las instalaciones del club londinense, mientras que Gazprom se aseguraba la participación en actividades y acciones publicitarias del club.
En su camino hacia la Premier League, la Bundesliga asomó como una excelente vidriera para la empresa, un crecimiento para el proyecto deportivo de Zenit y un reflejo de hasta dónde la asistencia de la política talla en el deporte. En 2007, Gazprom hizo una inversión de 125 millones de euros por cinco años en Schalke 04, que arrastraba una desesperante situación económica. Desde entonces, el vínculo se afianzó y el contrato de patrocinio regirá hasta 2022, por una cifra de 30.000.000 de euros anuales. “Con este contrato tendremos una estabilidad financiera”, sostuvo Alexander Jobst, director de marketing del equipo alemán, que es el tercero en la Bundesliga en ingresos, por detrás de Bayern Munich y Borussia Dortmund. El primer acuerdo tuvo el aval del ex canciller alemán Gerhard Schröder, una muestra de la influencia y el poderío de Gazprom, que en su intento desmesurado buscó comprar una porción del paquete accionario de Bayern Munich, aunque los bávaros se inclinaron por venderle el 8,3% a Allianz, a cambio de 110 millones de euros. Un acuerdo con el club más emblemático de la Bundesliga le hubiera permitido crear un perfil superlativo en la principal economía del Viejo Continente, aunque el recelo alemán, esta vez, fue inflexible. El beneficio deportivo que logró Zenit en la jugada fue la cooperación de Schalke 04 en el desarrollo de los programas de juveniles, con la visita de directores técnicos y encargados de armar la infraestructura: el club del Ruhr es reconocido por su tarea formativa.
Los tentáculos de Gazprom no reconocen límites, por eso se vinculó con la Champions League y, obviamente, con la FIFA, al convertirse en uno de los patrocinadores oficiales de la organización y principal sponsor del Mundial de Rusia 2018. Con la Copa del Mundo a la vuelta de la esquina, Zenit, empujado por su dueño, no se olvida de la “patria” y revoluciona el mercado ruso con presencia argentina. En el póquer que forman Paredes, Driussi, Mammana y Kranevitter gastó 67 millones de euros; recuperar el cetro de la Premier de Rusia y consagrarse como hace nueve años en la Copa de la UEFA, la misión del equipo de la antigua capital zarista.
El Kremlin y Gazprom: cuando Putin se enojó por una transferencia
La política interviene en las decisiones de la empresa. En 2011, presidente intentó evitar que el arquero Manuel Neuer se marchara de Schalke 04 a Bayern Munich. El diario alemán Die Welt reportó que Putin le ordenó a Gazprom que dispusiera los fondos para retenerlo, pero los dirigentes lo vendieron en 20 millones de euros, a costa de que Putin les manifestara su descontento.
Estrella Roja, la llave para penetrar en Serbia
En 2014, al cumplirse 70 años del aniversario de la Liberación de Belgrado de Alemania (gracias a los partisanos, con ayuda de Rusia), Gazprom compró ese populaer equipo por 3.000.000 de euros, cuando la quiebra lo acorralaba. Fue la maniobra inicial para tomar las riendas en Serbia.
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