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Mundial 78: el camino hacia la consagración más esperada por la selección argentina
Hace 40 años, la Argentina celebraba por primera vez la obtención de la Copa del Mundia. Este fue el camino de la selección nacional hacia la conquista del Mundial Argentina 1978:
El debut, con triunfo sobre Hungría. En la hoja de ruta y para la Argentina, la Copa del Mundo de 1978 empezó con el juego frente a Hungría. El primer episodio de una cadena que finalmente regaló los siete capítulos que escriben aquellos que disputan la final. No resultó un inicio simple, por el desarrollo del encuentro y porque el equipo no enseñó una versión destacada, como si en el debut en el Monumental las presiones hubieran perjudicado al conjunto: una situación común para algunos países organizadores, Alemania lo sufrió en 1974 (1-0 agónico frente a Chile); Inglaterra empató 0-0 con Uruguay en 1966 y México no pudo con la Unión Soviética en 1970.
Y para peor, Karoly Csapó puso en ventaja a los europeos, a los 10 minutos del primer tiempo, al definir, por el centro del área, un rechazo del Pato Fillol. La rápida reacción del equipo que diseñó César Luis Menotti llegó con la definición de Leopoldo Luque, que capitalizó tirándose al piso un rebote que cedió el arquero Sandor Gudjar, tras un violento tiro libre de Mario Kempes.
A falta de siete minutos, Luque y Norberto Alonso, que había entrado en reemplazo de Valencia, en el segundo tiempo, armaron una jugada que terminó por sellar Daniel Bertoni. Las expulsiones de Andras Torocsick y Tybor Nylasi diezmaron cualquier reacción de Hungría.
Luque, el héroe de hierro ante Francia. Un penal convertido por el capitán Daniel Passarella, después de una mano que cometió Marius Tresor, en el epílogo del primer tiempo, resultó el envión que necesitaba la Argentina para darle continuidad al éxito del estreno. La lesión en la espalda del arquero Jean Paul Bertrand-Demanes, en el complemento, luego de enviar al córner un remate de Valencia, no condicionó a Francia, un equipo de excelente figuras pero que arrastraba algunas disidencias internas. Michel Platini, un joven que se presentaba con sello de crack, igualó el resultado, luego de una jugada colectiva.
Didier Six tuvo la oportunidad de revertir el recorrido, pero en el mano a mano con Fillol, la definición ajustada se perdió junto al poste izquierdo; así como el delantero galo falló, Luque levantó la pelota tras el pase de Ardiles y de derecha envió el balón lejos de la estirada de Dominique Baratelli. Esa fue una jornada de sensaciones encontradas para el goleador: si bien participó en la jugada del penal y definió el partido con un golazo, por la mañana había muerto su hermano, en un accidente de tránsito; el artillero jugó sin conocer la triste noticia.
El golpe de Bettega, el festejo azzurra. Un Monumental repleto, el marco para un partido que definía quién ganaría el Grupo 1. Italia, el rival de la selección; el equipo conducido por el mítico Enzo Bearzot terminó con el invicto de la Argentina, en un desarrollo que le resultó incómodo. Los italianos redujeron los espacios y con gol de Roberto Bettega se impusieron 1-0, después de tener que modificar piezas en el inicio, tras la lesión del defensor Mauro Bellugi.
El delantero de Juventus había puesto a prueba los reflejos de Fillol en el primer tiempo, pero el Pato le ahogó el remate; en el segundo tiempo, luego de una combinación entre Giancarlo Antognoni y Paolo Rossi, Bettega definió de derecha y cruzado. Una resolución inapelable, una diferencia mínima que más tarde se hizo gigante, ante el indestructible bloque defensivo italiano, que además contó con las apariciones del arquero Dino Zoff para sostener la victoria.
Rosario, la nueva casa argentina. El segundo puesto en el Grupo 1 hizo que la selección debiera mudarse a Rosario para desandar el Grupo B, cuyo vencedor jugaría la final de la Copa del Mundo. Tres partidos se jugaron en el Gigante de Arroyito; el recorrido empezó con la victoria 2-0 sobre Polonia, donde Mario Kempes fue el hombre de la noche en las dos áreas: con dos goles y también con una volada al mejor estilo Fillol para controlar una pelota que tenía destino de red y se convirtió en un penal que el Pato le detuvo a Kazymierz Deyna.
Kempes que tenía ya chapa de ídolo en ese estadio, por haber jugado en Rosario Central, marcó de cabeza la apertura del marcador en el primer tiempo; en esa etapa también cometió la mano-penal, después de un tiro libre que llegó en forma de centro y que no logró controlar Fillol. El cabezazo de Grzegor Lato iba a desatar el festejo polaco, pero el Matador se interpuso y sacó el balón con el puño derecho.
En el segundo tiempo, Lato tuvo la igualdad en sus pies, luego de una descomunal acción de Zbigniew Boniek, pero falló en la definición, con Fillol ya vencido. Quien no perdonó fue Kempes, que en acción personal y de zurda estampó el 2-0 y posibilitó el inicio auspicioso de la Argentina en el Grupo B, en búsqueda de la final.
Empate sudamericano y la llave abierta. La igualdad sin goles con Brasil, en un cotejo donde los arqueros Fillol y Leao tuvieron poco trabajo, pero en esas escasas intervenciones demostraron sus virtudes, dejó a la Argentina en una posición expectante, con miras a la jornada definitoria del Grupo B. El wing Oscar Ortiz dispuso de la oportunidad más nítida para generar la apertura del marcador, pero el disparo se perdió junto al poste derecho, después de un desborde de Daniel Bertoni. La chance más clara para los brasileños estuvo en los pies de Roberto Dinamita, pero Fillol respondió ante el potente remate del atacante.
Los ingresos en el segundo tiempo de Ricardo Villa, cometió una falta de expulsión, pero fue amonestado, y de Alonos no lograron modificarle la cara al equipo nacional, como tampoco las modificaciones que ensayó el DT Coutinho en Brasil, donde Zico y Edinho reemplazaron a Rodrigues Neto y Jorge Mendonca. Jugadores de la talla de Toninho Cerezo y Rivelino observaron desde el banco de los suplentes el pálido empate.
La goleada a Perú y a la final. Empatados en puntos, la Argentina y Brasil no jugaron el último partido de la jornada de cierre del Grupo B a la misma hora. El éxito 3-1 de los brasileros sobre Polonia empujaba a la selección a tener que superar a Perú por una diferencia de cuatro goles. El abultado 6-0 levantó sospechas de soborno de parte de las autoridades militares presididas por Jorge Rafael Videla.
La historia empezó con un remate al poste de Juan José Muñante al minuto de partido, lo que erizó la piel de los argentinos. Fueron casi 10 minutos de pleno dominio peruano, con Juan carlos Oblitas como artífice del desequilibrio de un equipo que tenía nombres de jerarquía como Teófilo Cubillas o César Cueto, entre otros. Los goles de Kempes y de Alberto Tarantini, en el primer tiempo, a los 21 y 43 minutos, encendieron las esperanzas de un triunfo que posibilitara jugar la final de la Copa del Mundo.
El aluvión de goles llegó en el complemento, donde antes de los cinco minutos la Argentina lograba, con las anotaciones de Kempes y Luque la diferencia que la clasificaba al encuentro definitorio del 25 de junio, en el Monumental. René Houseman y Luque, nuevamente, cerraron la goleada 6-0, decretaron el pasaje a la final y desde entonces se abrieron las preguntas y un sinfín de versiones que generan controversias acerca del resultado.
La primera consagración. Hace 40 años, la Argentina levantó por primera vez la copa del mundo. En un país en plena dictadura militar, la selección se impuso, en tiempo suplementario, por 3-1 a Holanda. Las imágenes deportivas se repiten como el festejo con los brazos abiertos de Mario Kempes, el goleador del Mundial, el trofeo en la mano izquierda del capitán Passarella, mientras recorría en andas de los hinchas la tradicional vuelta olímpica y la instantánea que quedará en la historia y que se denominó el "Abrazo del alma", entre el Pato Filol y Alberto Tarantini, de rodillas en el suelo, mientras Víctor Dell’Aquila, un simpatizante con los brazos amputados, que se suma a esa celebración…
Dos goles de Kempes y el cierre de Bertoni, los goles argentinos; el empate de Dick Nanninga y el remate que devolvió el poste del delantero Rob Rensenbrink que pudo torcer la historia del Mundial, secuencias que se repiten todos los años cuando llega el 25 de junio.
Con un proyecto futbolístico como sustento, porque la Argentina tenía el poderío como equipo para consagrarse campeón, más allá de que el Mundial le sirvió el Gobierno militar para tapar las atrocidades de la época, la selección de Menotti hizo historia.
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