"Para lograr un crecimiento deportivo se necesita continuidad en la cancha, tranquilidad en el día a día y una contención en el aspecto económico. Con esos argumentos por delante decidí venir a jugar a Grecia. Además, el club en el que estoy, Panetolikos, ya se había interesado en otra oportunidad y esa demostración también hizo que elija esta Superliga frente a alguna otra propuesta", comenta Joaquín Arzura, desde Volos, después de un viaje de cinco horas, vía terrestre, desde Agrinio. Un recorrido que cubre prácticamente el ancho de Grecia.
El volante se incorporó a préstamo, sin cargo, por un año y con opción de compra, y es uno de los jugadores que emigró en el reciente mercado de pases, en el que la crisis económica resultó un factor que empujó a muchos deportistas a la aventura en el exterior. "Conocen a los principales jugadores de los equipos grandes y a los de la selección, del resto poco y nada, pero descubrí una liga muy prolija. Sin lujos, pero con todas las necesidades cubiertas: varios campos de juego para entrenarse, gimnasios muy equipados, salas de kinesioterapia y de recuperación con la última tecnología", relata en una comunicación telefónica con LA NACION, quien en los últimos dos años y medio no encontró un espacio en River y jugó en España y en Uruguay antes de recalar en Huracán.
Equilibrar la economía
El éxodo de futbolistas en cada mercado de pases no resulta una novedad para los clubes argentinos. Para equilibrar la economía, los dirigentes recurren a las ventas y a las cesiones a préstamo de jugadores que se destacaron en el campeonato que terminó, lo que provoca un ingreso de dinero, aunque a la vez una pérdida de jerarquía del plantel y una baja en la calidad del producto que más tarde se ofrece.
La crisis económica que desató la pandemia mundial de Covid-19 acentuó esa práctica de desmantelar equipos, aunque los mercados que tientan al mayor número de futbolistas no son las ligas top de Europa, las que miran cada vez con mayor recelo la competitividad y el plus que en las décadas anteriores entregaban los jugadores forjados en los potreros y las categorías infantiles del país.
El mercado se desplomó, las cifras que se pusieron sobre la mesa fueron menores a las de las campañas anteriores y la incertidumbre rodeó al planeta frente a la posibilidad de insolvencia. En la Argentina, además de espiar el comportamiento de aquellos que movilizan la economía, a las enflaquecidas arcas de los clubes se sumaron aspectos negativos que superan al deporte e invitaron a los futbolistas a analizar mercados que no son tradicionales. Entonces en el mapa, la Superliga de Grecia se perfiló como un destino tentador; la Major League Soccer se instala como un espacio para crecer, y campeonatos como los de Arabia Saudita, Letonia, Chipre, Eslovenia descubren a nombres que hasta hace un puñado de meses militaban las canchas de la Argentina.
Brecha cambiaria
La brecha cambiaria entre el peso argentino y el dólar provoca que situaciones que en el pasado eran poco contempladas, en la actualidad pasen a ser prácticamente una prioridad. La relación entre las monedas genera un sinnúmero de escenarios que afecta a los jugadores y a los clubes, una negociación cada vez más compleja. Hay contratos que se fijan con el precio del dólar oficial, pero también hay clubes que fijan ellos mismo una cotización para equilibrar el impacto entre el dólar oficial y el blue. Los menos, porque en las crisis económicas quedan desprotegidos y sin reacción, sellan acuerdos con la moneda estadounidense libre.
"El jugador tiene una vida útil que, para facturar, es relativamente corta. En otro momento de los mercados, las situaciones se discutían mucho más que ahora. Hoy, el abanico se abre a espacios insospechados y toda oferta que llega se analiza, se piensa y eso el jugador ya lo entiende. No se sorprende como antes, porque el futbolista al ver la realidad prácticamente pide que se estudien esas propuestas. Los clubes escuchan ofrecimientos que años atrás directamente no se consideraban. Porque el mercado va mutando, en algún momento fue Rusia, después China o Qatar y en el presente hay por ejemplo en Grecia una treintena de futbolistas argentinos", explica Matías Aldao, de la agencia TwentyTwo.
Los clubes griegos realizan tareas de investigación al momento de incorporar, ya que preferentemente la búsqueda se concentra en jugadores libres. La situación de crisis es una oportunidad, por esa razón la Superliga griega incorporó a ocho futbolistas en el reciente mercado de pases: Nazareno Solís (OFI Creta), Facundo Sánchez (Panathinaikos), Rodrigo Gómez (Asteras Trípoli), Javier Mendoza, Joaquín Arzura y Elías Pereyra (todos en Panetolikos), Rodrigo Rey (PAOK) y Facundo Bertoglio (Aris F.C). Un mutuo beneficio entre el oportunismo de los clubes griegos y la necesidad de los futbolistas, que sin espacio en su club prefiere lograr continuidad y cobrar en euros.
No solo saltar al mercado europeo y a las ligas emergentes se convirtió en una oportunidad para los jugadores argentinos, los certámenes de ascenso también captan a futbolistas que con una simple cuenta observan la diferencia en las ganancias. Una de las joyas que trabajó las divisiones inferiores de Vélez, una de las piezas relevantes de las últimas campañas, se marchó a la Segunda de España. Lucas Robertone y Almería, una sociedad que en otras épocas hubiera resultado insuficiente por la calidad del volante, es una realidad. La entidad española desembolsará 3.400.000 euros en tres pagos por la mitad del pase, aunque la negociación incluye una cláusula que obliga a los almerinences a comprar otro 30% de la ficha.
Ligas menores
Posiblemente los casos más extraños son los de Rubén Botta y Juan Cruz Kaprof, quienes se unieron a dos clubes de la Serie C –Tercera División– de Italia. El delantero, surgido en River, fue anunciado como refuerzo de América de Cali, pero sorpresivamente firmó con Calcio Lecco 1912. El talentoso volante, de último paso por Defensa y Justicia, se incorporó a Sambenedettese, con un contrato por una temporada –finaliza en junio de 2021–, con opción a una renovación anual. "Los clubes, como las empresas, no estaban preparados para absorber tres meses sin ingresos. Es una situación que se vive en la Argentina, donde las incorporaciones no fueron muchas y también en clubes de Europa, donde muchos lanzaron documentos pagaderos en febrero", resalta Aldao.
En la diversidad de destinos se refleja la búsqueda, la necesidad de evaluar dónde puede estar el futuro de un futbolista que ya no tiene el complejo de no ser parte de una de las ligas top del Viejo Continente. Las cifras del reciente mercados de pases señala que 39 jugadores optaron por 14 países que no son los tradicionales, los que movilizan a los deportistas cuando proyectan una carrera. No es una situación de nombres ni de edades, el producto argentino se fue erosionando desde la competencia, con certámenes inclasificables, pero también la sociedad está revuelta y la economía es el resorte para ser eyectado hacia lugares que, para muchos, se convierten en un espacio para relanzarse.
Los intermediarios y los agentes de los futbolistas se mueven para conectar a los jugadores con ligas de menor calibre, como la de Israel, Chipre o Letonia. De Racing a Hapoel Beer Sheva, el viaje de Marcelo Meli, que en la última campaña jugó en Central Córdoba, de Santiago del Estero, y Mariano Bareiro, que actuó en Huracán. Los videos sirvieron para conocer algunos detalles del equipo, los rivales, el torneo y también la ciudad donde vivirán al menos por un año, ya que los dos volantes se sumaron con opciones de compra. Una extraña situación es la que vivenció Federico Bravo, el volante que surgió en Boca y tuvo recorrido por New York City, de la MLS, y Panetolikos, de Grecia: con apenas dos partidos en Riga FC, de Letonia, se consagró campeón de la Virsliga.
El aspecto extra deportivo, la ciudad, la convivencia, aspectos que también influyen al momento de tomar una decisión sobre el futuro. Jeremías Ledesma, que se marchó a préstamo a Cádiz, lo expuso antes de ser convocado a la selección: "Es todo muy relajado, la gente puede vivir en paz; me encontré con chicos jugando en la plaza a las diez de la noche", decía el pergaminense sobre su nueva vida en España.
"Me comentaron que el griego es pasional en los estadios, ahora que no hay público en las canchas por la pandemia lo que puedo describir es que son muy respetuosos y no te hacen vivir esa locura a la que se acostumbra el deportista argentino, que si gana y es una figura conocida no puede ir a disfrutar de una cena con su familia y si pierde tampoco, porque parece que no es profesional. Eso acá lo recuperás, esas cosas son detalles que también te hacen la vida más sencilla y la adaptación mucho más llevadera, más allá que en el plantel somos seis argentinos, un uruguayo (Jorge Díaz), un brasileño (Vanderson)…", resalta Arzura, que viajó acompañado de su pareja para instalarse en Agrinio.
El éxodo de siempre, pero con la economía como eje en la búsqueda de nuevos mercados para los futbolistas argentinos.
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