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El desplome de Bordeaux, un gigante del fútbol francés que descendió a tercera por las malas administraciones
Las deudas acorralaron a la institución gala; el descalabro económico de los grupos inversores y empresarios
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Un modelo económico tambaleante y manejos desacertados empujaron al abismo a un gigante de Francia. Campeón de seis Ligue 1, ganador cuatro veces de la Copa de Francia, la Copa de la Liga y la Supercopa, vencedor de la Copa Intertoto y semifinalista de la Copa de la UEFA, la debacle del histórico Girondins de Bordeaux se consumó entre dos escenarios: la cancha y las deudas. Del descenso deportivo que lo hizo aterrizar en la Ligue 2 en 2022, a la previsible caída a la National, Tercera división, por la sanción administrativa que se aplicó el martes.
El club confirmó, mediante un comunicado, que aceptó sin réplica la decisión de la Direction Nationale du Controle de Gestion (DNCG), por los numerosos problemas económicos que arrastró en el último quinquenio y que no lograron revertir grupos inversores ni el polémico empresario hispano-luxemburgués Gerard López.
Fundado en 1881, el club vive una situación irreversible y el final era previsible. La ausencia de un factor financiero que apostara a la salvación apuró la crisis. La realidad lo sumió al desastre, después de una década en la que las deudas se acumularon y los ejercicios económicos nunca bajaron de un déficit de 50 millones de euros. Una situación impensada en 2009, cuando el capitán Laurent Blanc lideró la conquista de la selecta Ligue 1. Un marco de incredulidad, en el repaso de las estrellas que vistieron la camiseta: desde Zinedine Zidane a Marius Trésor, Jean Tigana, Alain Giresse, Yoann Gourcuff, Aurélien Tchouaméni y Jules Koundé… La legión argentina también dejó su sello: Fernando Cavenaghi, Diego Placente, Mauricio Pochettino, Lucas Orban y Claudio Biaggio… Algunas de esas glorias participaron de un encuentro en mayo pasado.
La situación de Bordeaux entra en la misma esfera de otros clubes de recorrido en Europa que se hundieron en el pasado por las crisis económicas a las que fueron empujados por accionistas inescrupulosos: Parma, de Italia; Schalke 04, de Alemania; Leeds, de Inglaterra; Rangers, de Escocia; Málaga, en España… “Aunque las conversaciones se habían reanudado en los últimos días, los representantes de Fenway Sports Group indicaron el lunes 22 de julio al FC Girondins de Bordeaux y a su accionista su deseo de no seguir adelante con las negociaciones, a pesar de las garantías dadas por las distintas partes interesadas. Por tanto, a falta de nuevos elementos, el FC Girondins de Bordeaux desistió del recurso interpuesto contra la decisión de la DNCG, del 9 de julio de 2024. En consecuencia, el FC Girondins de Bordeaux acepta la sanción de descenso de categoría administrativa en el Campeonato Nacional 1 para la temporada 2024/2025, y será convocado nuevamente para presentar su presupuesto a la DNCG. El período que se abre debería permitir al FC Girondins de Bordeaux volver más fuerte y al más alto nivel. El club y sus accionistas aseguran a los aficionados y a todas las partes interesadas de proteger los intereses del club”, reza el comunicado que emitió la institución gala.
Es la tercera sanción consecutiva que se le impuso a Bordeaux, que debía presentar ante la DNCG una inyección de 40 millones de euros para apelar la sanción, aunque el propietario Gerard López, que tomó el control en 2022 y lo salvó de la quiebra, esta vez no salió al rescate. Las esperanzas de que Fenway Sports Group –grupo estadounidense dueño, entre otros, de Liverpool- concretara un acuerdo para comprar el club, se hiciera cargo de la deuda y librara de las penurias no llegó, y los franceses determinaron que no había más tiempo para presentar en los despachos nuevas ofertas para evitar la caída a la Tercera categoría.
COMMUNIQUE DU CLUB
— FC Girondins de Bordeaux (@girondins) July 23, 2024
« Alors que des discussions avaient repris ces derniers jours, les représentants de FSG ont indiqué hier lundi 22 juillet au FC Girondins de Bordeaux et à son actionnaire leur volonté de ne pas y donner suite malgré les assurances apportées par différentes… pic.twitter.com/lmSmEQ8eCa
El descenso administrativo estuvo marcado antes de la crítica gestión de López por el descalabro de dos grupos inversores: en 2018, el Grupo M6 vendió a Bordeaux después de dirigirlo durante casi dos décadas. De los años de protagonismo a la caída, con la irrupción de General American Capital Partners (GACP) y King Street, quienes sumaron casi 100 millones de euros.
El mensaje reiterativo de devolver a la escena principal al club no superó las mínimas expectativas: rentabilizar la inversión fue la prioridad y los resultados nunca llegaron. El sexto puesto en la temporada 2018/19 fue el último episodio de entusiasmo, porque a partir de esa campaña el declive se hizo pronunciado: el equipo navegó siempre por debajo de la mitad de la tabla hasta descender a la Ligue 2, tras finalizar último en la tabla de posiciones en 2022.
La crisis que afectó al fútbol francés con los derechos televisivos profundizó también la problemática. La ruptura de la Ligue de Football Professionel (LFP) con Mediapro derivó en un déficit de 800 millones de euros, lo que obligó a los clubes a negociar una rebaja salarial masiva de 30 por ciento con el Sindicato de Jugadores. La situación castigó a Girondins de Bordeaux, que tenía un 60% de ingresos atados a la TV.
El desplome se empezó a gestar cuando King Street se separó de GAPC y tomó las riendas en solitario. El fondo de inversión americano borró los símbolos del club, entre ellos el escudo, y el equipo dejó de jugar en el estadio Jacques Chaban-Delmas para actuar en el Stade Matmut Atlantique. Las ventas de Tchouaméni a Mónaco, en 18 millones de euros en 2020, y la de Koundé a Sevilla, en 25 millones de euros, un año antes, no alcanzaron para frenar el derrumbe.
Entonces entró en escena el hispano-luxemburgués López, antes de que se declarara la quiebra. Los antecedentes del empresario no eran saludables: consumó la desaparición del Royal Excelsior Mouscron, de Bélgica, dejó al borde de la bancarrota y con una deuda fastuosa a Lille -123 millones de euros; fue quien llevó a Marcelo Bielsa- y tuvo una intervención negativa en Boavista, de Portugal.
Las falsas promesas y los pedidos de préstamos a fondos de inversión sin garantía de retorno con los que pretendió reflotar al club galo fueron otra página oscura de su irrupción en el fútbol. Girondins de Bourdeax, con una historia de 143 años, ingresó en un camino de oscuridad entre los errores deportivos y el desastre económico.
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