Ídolo deportivo y héroe nacional. El retiro de Didier Drogba , de 40 años, traspasa los límites de un campo de juego. En la cancha resultó un goleador implacable y su noche consagratoria la protagonizó en el Allianz Arena, de Munich, casualmente frente a Bayern, en la final de la Champions League 2012; el marfileño fue el motor de la histórica conquista de Chelsea al marcar el 1-1 a falta de dos minutos y en definir con su disparo la tanda de penales con la que los Blues se impusieron 4-3.
El destino quiso que la estrella alumbrara a Drogba, que en tiempo suplementario le cometió un penal a Frank Ribery, aunque Arjen Robben falló ante Petr Cech. Pero ningún trofeo ni distinción deportiva, que suman 40 entre los logros de equipo e individuales en su riquísima trayectoria, tendrá el valor que desempeñó en un vestuario, frente a una cámara de televisión, cuando utilizó su imagen de persona admirada en su país para convertirse en mensajero de la paz durante la guerra civil que azotaba a Costa de Marfil.
En Phoenix Rising, de la United Soccer League, de los Estados Unidos, franquicia de la que es co-propietario, se detuvo la carrera del futbolista, la que en el profesionalismo empezó 20 años antes, en Le Mans, en la segunda categoría de Francia; una temporada antes en Levallois, un club amateur de la tercera división francesa, jugó 11 partidos y anotó dos goles. Las estadísticas reflejarán que disputó 805 partidos y celebró 307 goles; fue campeón 13 veces con Chelsea y en tres oportunidades con Galatasaray, de Turquía.
Su hoja de ruta señalará que en la Liga francesa también se desempeñó en Guingamp y dejó su sello sin ganar un título en el público de Marsella. Fue una de las contrataciones estelares que impulsó la Superliga de China, cuando Shanghai Shenua, el mismo que el año pasado le extendió un contrato de 40 millones de dólares a Carlos Tevez, lo captó en 2012. Montreal Impact, de Canadá, de la Major League Soccer, se convirtió en su octavo club y así su talento se paseó por cuatro continentes.
Nada de ese extraordinario palmarés se equipara a la tarde del 8 de octubre de 2005, cuando después de vencer 3-1 a Sudán, Costa de Marfil se clasificaba por primera vez a la Copa del Mundo. La televisión oficial del país africano conectó con el vestuario y lo que era un festejo deportivo giró hacia una transmisión trascendental para la historia de los marfileños. Rodeado por sus compañeros, el capitán y líder miró a la cámara, se arrodilló y clamó: "Ciudadanos de Costa de Marfil del norte, sur, este y oeste, pedimos de rodilla que se perdonen los unos a los otros. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejen las armas y organicen elecciones libres", suplicó. Por entonces, el país llevaba tres años de una sangrienta guerra civil. La actuación de Drogba y de la selección fue determinante para consolidar la paz. La ONU lo nombró embajador de Buena Voluntad y la revista Time, en 2010, lo incluyó entre las 100 personas más influyentes del mundo.
La Argentina y Maradona, en el camino
El bautismo de Costa de Marfil en un Mundial fue ante la Argentina. La cita fue en Alemania 2006 y el juego, disputado el 10 de junio, en Hamburgo, abrió el Grupo C. La selección se impuso por 2-1, con goles de Crespo y Saviola; Drogba anotó el descuento. El 3-2 en la jornada de cierre ante Serbia y Montenegro se convirtió en el primer éxito marfileño en la historia de los mundiales. Drogba fue el capitán en las tres participaciones de su país en los Mundiales: después de Alemania 2006 le siguieron Sudáfrica 2010 y Brasil 2014.
En 2012, antes de la final de la Champions League frente a Bayern Munich, se confesó admirador de Diego Maradona. "La primera final de fútbol que vi fue la de México 1986, or eso para mí Maradona es como si fuese Dios. Varias personas me inspiraron para ser jugador de fútbol, entre ellos Maradona. Mi tío viajó una vez a Sudamérica y me trajo una camiseta de la Argentina con el N°10, así empezó mi amor por él", relató quien nació en Abiyán, el 11 de marzo de 1978.
La noche que jugó hasta de lateral
La conquista con Chelsea de la Champions League 2012 tuvo un primer capítulo épico en las semifinales con Barcelona. En el Camp Nou, Drogba fue un futbolista pluriempleado en el 2-2 que le dio a la clasificación a los Blues que dirigía el italiano Roberto di Matteo, que al mejor estilo Mourinho ["Como ser humano y como entrenador aprendí mucho de Mou. Me dio la mentaldiad ganadora y el deseo de hacer historia", dijo sobre el portugués] enredó a Messi y la planificación de Pep Guardiola. El 2-0 de los catalanes (Busquet e Iniesta) le quitó concentración y Chelsea, en su primera aproximación –jugaba con 10 futbolistas, tras la expulsión de John Terry- Ramires descontó y así empujaba a Barcelona a estirar la diferencia, ya que en Stamford Bridge los londinenses se habían impuesto 1-0, con tanto de Drogba.
Messi falló un penal ante Petr Cech y Drogba se triplicaba en sus funciones: peleaba con los zagueros, corría a los volantes y hasta se posicionó de lateral izquierdo. La defensa de la banda no era algo novedoso, porque en sus inicios, a los 11 años, era marcador lateral. "Empecé como lateral derecho, subía y bajaba, hacía goles trazando diagonales…" Pero su tío Michel Goba, un exfutbolista de clubes franceses de la Segunda división, lo reprendió: "¿Qué haces ahí? La gente solo mira a los delanteros".
El agónico tanto del Niño Fernando Torres derrumbó a Barcelona, que a esa altura se desquiciaba entre las oportunidades desperdiciadas, las atajadas de Cech y esa "Bestia Negra" llamada Drogba.
Con el retiro de Drogba el fútbol despide a un goleador de elite, también a un jugador que en su camino protagonizó varias controversias, de las que se arrepiente. El insulto al árbitro noruego Tom Henning Ovebro, en las semifinales de Chelsea-Barcelona, en 2009; la tarde en que abofeteó al serbio Nemanja Vidic (Manchester United) y cuando le lanzó una moneda a los hinchas de Burnley, por la Carling Cup... Desacatos en un campo de juego que no desdibujarán la imagen del artillero que, a la vez, fue un hombre de paz.
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