De austero a millonario: por qué cambió River la política de compras

Cada vez que Rodolfo D’Onofrio describe la situación en la que tomó la presidencia de River aquel martes 17 de diciembre de 2013 cuenta la misma anécdota: horas después de la asunción, subió a su oficina y debió cubrir el primer problema porque vencía un cheque de cinco millones de pesos. El mapa económico de la institución de Núñez ha cambiado en los últimos cuatro años y se ve reflejado en los mercados de pases. Tras tiempos de austeridad, vuelve a ser el club que más invierte para complacer los deseos del técnico Marcelo Gallardo.

Con las llegadas de Lucas Pratto (11,5 millones de euros por el 100% del pase, más 1,5 por objetivos, en la compra más cara de la historia) y Franco Armani (4 millones de dólares por el 100%), River desenfundó 17,8 millones de dólares, que podrían superar los 23 si se concreta la operación por Silvio Romero de América de México, quien podría arribar por 5,5 millones. Además, resta conocer qué pasará con Lucas Zelarayán , jugador de Tigres de México, en una larga negociación que aún no se sabe si decantará en un préstamo con opción de compra o en la adquisición de un porcentaje del pase.

Pratto firmó hasta junio de 2022 y voló anoche para Miami, donde River realiza la pretemporada. Armani lo haría hoy, porque se demoró su rúbrica –hasta junio de 2021–, por un problema de avales.

River confirma la política de refuerzos que comenzó en el pasado mercado de pases, cuando gastó 20,3 millones de dólares para sumar a Ignacio Scocco, Javier Pinola, Enzo Pérez, Rafael Santos Borré, Nicolás De La Cruz y Marcelo Saracchi. Son 38,1 millones por los últimos ocho jugadores que llegaron; Germán Lux volvió libre.

La cifra impacta, especialmente porque de diciembre de 2013 a junio de 2017, en siete mercados de pases diferentes, desde Núñez habían desembolsado 38,4 millones por 25 futbolistas, un número casi idéntico al que se gastó en los últimos dos libros. Así, a lo largo de los nueve mercados con D’Onofrio, ya se llevan invertidos 76,5 millones de dólares por 34 jugadores.

En la vereda de enfrente, son 17 futbolistas que se vendieron por una cifra cercana a los 84 millones de dólares, de los cuales 14 salieron de las inferiores, dos fueron incorporados en la gestión de Daniel Passarella y uno por la de D’Onofrio. El único que ha tenido reventa con la actual presidencia es Lucas Alario.

El ingreso por las ventas millonarias del propio Alario y Sebastián Driussi, que dejaron más de 33 millones de dólares, es una de las explicaciones de por qué hoy River puede permitirse ser el equipo que más gasta.

La dirigencia sabe que uno de los pilares de la renovación por cuatro años del contrato del Muñeco, anunciada hace una semana, es el compromiso de agrandar el plantel con jugadores de jerarquía. Por eso, se apuesta a darle los gustos al DT, que más allá del fútbol profesional tiene pensado un plan integral para potenciar las inferiores y la infraestructura.

“¿Dónde voy a conseguir otro Gallardo?”, repite siempre D’Onofrio, y por eso quiere cumplir su palabra. Tras la imposibilidad de contar con Musto, y las definiciones por Pratto y Armani, ahora resta concretar lo de Romero y Zelarayán. Es que el último año se evidenció la falta de recambio en el plantel y, ante las múltiples competencias (Superliga, Copa Libertadores, Supercopa Argentina y Copa Argentina) que deberá afrontar durante 2018, con la Libertadores como gran objetivo, reforzarse en cantidad y calidad se volvió una obligación.

“River va a invertir mucha plata. Este mercado va a ser muy importante”, había adelantado el vicepresidente Jorge Brito en AM 1240 tras conseguir en diciembre la reelección con cifras récords para la historia del club. Con 14.099 votos, que representaron el 74,7%, la lista oficialista logró la mayor diferencia de votos y porcentaje entre primero y segundo, al superar a la de Antonio Caselli, quien sacó 2.840 (15%). El respaldo del socio fue un envión clave.

Por el lado económico, cuando la actual dirigencia asumió, la situación era preocupante: patrimonio neto negativo de 110 millones de pesos, 12,5 millones de pesos mensuales de intereses que salían de lo que generaba la cuota social, y un pasivo que equivalía a dos veces de ingresos.

Hoy, de acuerdo a la información que LA NACION obtuvo del último balance aprobado, la institución ya no tiene deudas financieras con los bancos, el patrimonio es de 866 millones de pesos (mayor valor en la historia) y en cuatro años se incrementaron los ingresos del club en un 505%, pasando de 331.000.000 a 2006 (sin los pases, el 49% corresponde al estadio, el 36% al marketing y el 15% a la TV). Además, los bienes, entre tangibles e intangibles, ascienden a 2024 millones de pesos, cuando en 2013 eran de 381.000.000, y el endeudamiento es de 1158 millones, que deja la proporción de deuda sobre el total de activos en 57%.

Bajo el proyecto de Gallardo, y con un club en otra posición económica, puede permitirse dejar de ser austero para volver a ganarse el mote de millonario, armar un equipo que a priori promete ser imponente en el terreno de juego y estar obligado a ser protagonista en cada competencia.

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