TC2000: Pernía, marca registrada de un equipo que se reinventó y festejó

El triunfo resultó un regalo para Leonel Pernía, porque el ritmo de Agustín Canapino era avasallante y el cronómetro, con diferencias de más de dos segundos, reflejaba la superioridad en la pista del campeón defensor. Pero cuando el entonces puntero ingresó a la recta principal del autódromo Juan Manuel Fangio, de Rosario, para transitar la undécima vuelta, el Chevrolet Cruze perdió potencia y los rivales superaron al arrecifeño, que incrédulo observó desde la butaca cómo se esfumaba la oportunidad de abrir el calendario con una victoria y que el Renault Fluence que conduce el tandilense pasaba a liderar la carrera. Sin errores conductivos, sin fallas mecánicas, controlando algún intento que ensayó Julián Santero (Toyota Corolla), Pernía desató un festejo con gusto particular: tres meses atrás Renault suspendió su programa de competición y la continuidad en el TC2000, que por entonces se denominaba Súper TC2000, era una incógnita y estaba atada a las gestiones de terceros.

La emoción de Pernía se observó apenas descendió del auto. La satisfacción por la victoria era un desahogo para el piloto, pero también para el cuerpo de ingenieros y mecánicos. El puño golpeando el corazón, el dedo índice de la mano derecha todavía enguantada apuntando al grupo de tareas del garaje, los primeros síntomas de una euforia que fue creciendo y que fue estallido en el podio: los brazos abiertos como si quisiera abrazarlos a todos, la sonrisa dibujada en el rostro mientras bañaba con champagne a Bernardo Llaver (Chevrolet Cruze) y Santero… “Estoy feliz de estar acá, porque estábamos afuera de todo. Esto es el reconocimiento al trabajo de [Alejandro] Reggi, [Marcelo] Ambrogio, al grupo técnico que puso su granito de arena. Llegar al autódromo y ver al equipo con ocho autos, nuevo sponsor, hacer la foto de inicio de temporada el jueves, algo que en algún momento del año llegamos a pensar que quizás no iba a pasar. Y después competir, porque fuimos competitivos”, manifestó Pernía en la charla que la categoría ensaya con los tres integrantes del podio.

La salida de Renault del TC2000 resultó una consecuencia de la reestructuración a nivel mundial que ejecutó la automotriz francesa, donde los programas deportivos pasaron a la órbita de Alpine. “Era un sin sentido que Alpine corriera con un Fluence”, aseguraba Reggi, director de Renault Sport Argentina y ex director comercial. La decisión global provocó la búsqueda de un main sponsor, porque la idea de Reggi era sostener la estructura diseñada junto con Ambrogio, encargado de los Renault Fluence que participaban en el Súper TC2000 y el TC2000 hasta 2021. Cuatro autos; Ambrogio; dos ingenieros; Miguel Ángel Guerra en la función de director deportivo y Pernía como piloto, la base en la que se apoyaría el proyecto que ya no tendría el apoyo de la terminal automotriz, aunque sí un bagaje de éxitos en los campeonatos de pilotos y de equipos y marcas.

“Me hubiera dado mucha pena dejar de competir en una categoría tan linda y con un equipo técnico y humano al que quiero tanto. Porque desde que casi que empecé que corro con ellos”, recordó Pernía, que se sumó en 2012 y en 2019 logró el título de pilotos. El tandilense nunca había ganado en el circuito rosarino, en el que ahora Renault igualó a Peugeot y a Toyota para liderar la tabla de marcas con mayor cantidad de victorias -cuatro- en el autódromo Fangio. El Rombo, además, fue quien se impuso en la primera visita, cuando el circuito no alcanzaba los 3000 metros y, como desde este año, la categoría se denominaba TC2000. Fue Juan María Traverso, con una coupe Fuego preparada por Berta Sport, el que señaló el camino; el ramallense es, junto a Facundo Ardusso, el de más triunfos -con tres festejos-, aunque aquel de 1993 fue el único con Renault.

La largada con partida detenida, experiencia que la categoría desea también cumplir en las Carreras Sprint -por ahora los autos largan en movimiento- fue determinante para la victoria. Pernía es uno de los mejores partidores y desde el tercer cajón atacó a Llaver. A la salida de la Curva 1 se produjo un roce y el mendocino se llevó la peor parte. “Largué mal y un toque me rompe el piso. El auto quedó con una tendencia de ida de trompa y con poca velocidad en las rectas, porque me venía tocando las ruedas”, relató Llaver, que finalizó tercero, aunque con un sabor agridulce: en la Carrera Sprint fue excluido por un problema de combustible en el Chevrolet Cruze. “Demostramos todo el fin de semana que teníamos un auto para ganar”, sentenció sobre las posibilidades que se le escaparon el equipo con el doble abandono de Canapino, que sufrió problemas de frenos el sábado y al día siguiente, de impulsor.

“Un problema de motor, que provee la categoría, nos deja a pie. Hasta ese momento íbamos excelente: unas primeras vueltas perfectas, administrando la diferencia con el Push to Pass para llegar cómodos al final de la carrera”, la amargura que expresó Canapino, que fue protagonista al marcar la pole, pero que no tuvo una cosecha significativa de puntos para el campeonato. Una situación que también transita en el Turismo Carretera, donde en la apertura protagonizó un espectacular accidente en Viedma y en la segunda carrera, en Neuquén, quedó atrapado detrás de Santero en el recambio de neumáticos, cuando marchaba puntero.

“Estamos como Toyota y Honda, pero un paso detrás de Chevrolet. Pero no estoy preocupado, porque confió en el equipo técnico y sé que vamos a recuperar”, aseveró Pernía, acerca de la solvencia del equipo que conduce Ambrogio. Razones no le faltan, la estructura festejo su victoria y también en el TC2000 Series, con Facundo Marques.

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