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Los secretos del RB18 con el que Max Verstappen se consagró bicampeón de la F.1
El peso y la aerodinámica, dos factores que la escudería de Milton Keynes manipuló en diferentes pasajes del calendario para elevar el rendimiento del auto y que el neerlandés apabullara a los rivales
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Con 46 puntos de ventaja sobre Max Verstappen, después de las citas que abrieron el calendario, en Bahréin, Arabia Saudita y Australia, Charles Leclerc y Ferrari se ofrecían dominantes en inicio de la temporada de la Fórmula 1. Quince grandes premios más tarde, el piloto neerlandés se consagró bicampeón con una diferencia de 114 unidades sobre el monegasco y con cuatro fechas por delante. De la batalla y la polémica definición in extremis del año pasado frente a Lewis Hamilton a apabullar a los rivales. La estadística es implacable: ganó 12 de las 18 citas, la mitad en el tramo definitorio del Mundial de Pilotos, y una Carrera Sprint.
El Gran Premio de Japón, que volvió al almanaque luego de los dos años en los que la pandemia mundial Covid-19 hizo estragos, resultó el delicado moño para una campaña extraordinaria y que tuvo un punto de inflexión: en el circuito de Paul Ricard, en Francia, Red Bull Racing bajó el martillo y provocó el desequilibrio. El RB18 se exhibió superior, prácticamente inabordable durante los fines de semana, con un ritmo de carrera devastador. La aerodinámica y el peso, los mayores secretos de un modelo que puede reescribir la historia con Verstappen y que empieza a marcar una era, como ya lo hizo la escudería de Milton Keynes entre 2010 y 2014.
Verstappen es un piloto con característica de cazador: cuando olfatea a la presa no descansa hasta terminar la faena. Lo hizo en Abu Dabi 2021: observó que Hamilton se evidenciaría en inferioridad, con neumáticos desgastados en el relanzamiento, y lo arrolló. Repitió la escena esta temporada, aunque para el ataque encadenó episodios: cuando descubrió que Leclerc y Ferrari se enredaban en su laberinto devastó a la Scuderia y a su mejor espada. El RB18 es un auto que lideró el comienzo de un nuevo ciclo reglamentario y junto con el F1-75, de Ferrari, que siguió un concepto aerodinámico diferente, fueron los monoplazas de referencia en 2022 en el Gran Circo. La sofisticación de las soluciones llevó a Red Bull Racing a superar con amplitud el límite de peso, que se elevó a 798 kilos, 46 más que en 2021, aunque los resultados hicieron que el trabajo del equipo técnico que lidera Pierre Waché no tuviera que apurar las labores en un nuevo chasis, más liviano y que ya está homologado para el próximo curso: toda una señal de que el futuro ya llegó en Milton Keynes y que están dispuestos a extender el dominio.
Red Bull Racing preparó un auto destinado a dejar una huella en la nueva era del efecto suelo. Cuando el porpoising era un calvario para equipos y pilotos, el RB18 fue sin dudas el que menos lo padeció. El problema no se ofreció como un desafío para Adrian Newey: en el fondo plano y su rigidez estaría el secreto. Por esa razón se ocultaron en el inicio los dos travesaños –de metal, primero; luego de carbono- con los que se bloqueaban las oscilaciones. El peso era todavía una cuestión por resolver, pero a la vez la solución: el auto se beneficiaba de una configuración aerodinámica a la que los saltos no le afectaban, lo que determinó que Verstappen y Checo Pérez dispusieran de un auto que producía mayor carga aerodinámica y exhibiera un mejor rendimiento.
La segunda etapa incluyó la reducción de kilos –más de 20; el medio alemán Auto Motor und Sport asegura que podría seguir adelgazando- y una respuesta inmediata en los cronómetros y en la degradación de los neumáticos. El RB18 empezó a ganar entre seis y ocho décimas de segundo por vuelta, algo que aerodinámicamente era imposible de lograr. La baja fue gradual para no alterar el equilibrio general del auto y que no asomaran tendencias indeseadas: el monoplaza que al comienzo del curso se reflejaba subvirante –giraba menos de lo que debería ser y la trayectoria en las curvas era más abierta- pasó a sobrevirante –principalmente por exceso de potencia en el tren trasero-, como le gusta más el neerlandés, aunque desacomodaba las características conductivas de su compañero mexicano. “No era solo el peso, el peso estaba en el lugar equivocado”, sostuvo Verstappen, después de que se reacomodara el auto a su estilo.
En la primera parte de la temporada el RB18 se mostró rápido en las rectas, aunque la referencia en paso por curva era la F1-75. En Milton Keynes atacaron en el terreno donde dominaba Ferrari: ahorraron peso en la parte delantera y se corrió hacia atrás el centro de presión aerodinámica con un nuevo piso que ofrecía equilibrio, a pesar del alerón más pequeño. La búsqueda de un paso por curva elevado sin dañar los neumáticos resultó el detalle que marcó la diferencia: Verstappen, que al comienzo del año se repetía en las comunicaciones por radio con su ingeniero Gianpiero Lambiase por la rápida degradación de las gomas, en la segunda mitad del calendario enseñó un apabullante ritmo de carrera. Por esa razón el RB18 sacrifica décimas en una qualy, aunque después pulveriza a Ferrari en la competencia: la F1-75 puede batallar unas vueltas y luego cae en el rendimiento a causa del agotamiento de los neumáticos.
El chasis adelgazado será la plataforma para el auto de 2023, lo que supondrá un ahorro en la cuenta del presupuesto de la próxima campaña para Red Bull Racing y una razón para que los rivales empiecen a temer con meses de antelación a la escuadra de Milton Keynes. Los ingenieros podrán empezar a jugar con colocar los lastres en diferentes lugares y así conseguir un mejor equilibrio en cada circuito que visite la Fórmula 1, la que tiene en Max Verstappen a un nuevo bicampeón y a un piloto que exprime las bondades de un auto que está predestinado a reescribir la historia.
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