José Savino aprovechó la desaventura de Gastón Mazzacane y se alzó con su primer triunfo en el TC

POSADAS.- Era victoria de Chevrolet, festejó Ford. Era un nuevo éxito para una de las estructuras de mayor poderío dentro del Turismo Carretera, fue la de un equipo humilde, con producción propia. Era el primer triunfo de Gastón Mazzacane, un ex piloto de Fórmula 1 e hijo de Hugo -actual presidente de la categoría-, significó el debut en lo más alto del podio de José Savino, un esforzado piloto que rompió en llanto al dedicarle el trofeo a su padre Manolo? El TC es impredecible y lo ratificó en el circuito de Posadas, con una definición en los últimos metros de la vuelta final, a metros de la bandera de cuadros y cuando el casillero del vencedor asomaba inamovible. Pero explotó el motor de Mazzacane y heredó el liderazgo Savino, quien tuvo de laderos a Mauro Giallombardo y a Mariano Werner, también defensores de la marca del óvalo.

Si el registro de la pole position resultó una sorpresa, el triunfo no le estuvo en zaga. Por el desenlace, aunque también por los antecedentes que arrastraba Savino en la temporada. El piloto de Mataderos llegó al autódromo Rosamonte para disputar la octava carrera del campeonato después de desistir, por problemas para reunir el presupuesto, de participar de la doble fecha de Termas de Río Hondo, escenario en donde los pilotos iniciaron una serie de reuniones, que se repitieron en Posadas, con el objeto de comunicarle a las autoridades de la ACTC la necesidad de ajustar los gastos. Quien conduce el auto con el N°144 pintado en los laterales también era el que menos puntos reunía, apenas 19,5, de los 44 que puntuaron en 2016, y para encontrar su mejor resultado había que retrotraerse a 2012, cuando finalizó en el quinto puesto en San Luis. Las 195 carreras en TC sin tan siquiera un podio eran una carga demasiado pesada para quien en 2002 fue campeón del TC Pista y a partir del año siguiente empezó a codearse con los mejores. A todas esas estadísticas esquivas también le ganó Savino.

Un problema en el embrague en los primeros giros, cuando actuaba de liebre de Mazzacane, generaba una merma en el rendimiento del auto que alista el Savino Sport y que motoriza Marcelo Machete Esteban. En la vuelta 12a, de las 25 pactadas, se produjo el primer quiebre: entró pasado en la curva que desemboca en la recta principal y Mazzacane hizo el sobrepaso, una maniobra que ya venía intentando sin fortuna. Los tres relanzamientos que tuvo la competencia, tras el ingreso del Auto de Seguridad, eran contundentes: Savino no tenía argumentos para recuperar el puesto de privilegio y hasta tenía que contener a Giallombardo, que deseaba apoderarse del segundo lugar.

Pero llegó la última vuelta, el auto de Mazzacane envuelto en una nube de humo, tras la rotura del impulsor, y el escenario impensado segundos antes. "Lo de Gastón me sorprendió, estaba resignado a ser segundo y a que Mauro no me pasara. ¡Pensé que era yo el que no llegaba! Venía muy complicado, de la cabeza más que nada; los chicos del equipo me venían calmando por la radio. Hace mucho tiempo que estoy corriendo, fueron muchos kilómetros", relató Savino, antes de quebrarse y llenarse de lágrimas de alegría. A unos metros, en la carpa del Dole Racing, Mazzacane también lloraba, pero de bronca: "Siento angustia, frustración. Desde el viernes que estaba fabricando un podio y no lo pude lograr. No sé cuando me va a volver a tocar".

El TC siempre regala una historia. En Posadas fue la de José Savino.

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