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Fórmula 1. Recesión y ajuste: el Gran Circo maneja los números para poder resistir
Las alarmas se dispararon y la crisis no se detiene. La economía de la Fórmula 1 entró en recesión y sus números negativos arrastran a las escuderías. Los estragos de la pandemia mundial desatada por el Covid-19 explota en el Gran Circo, que canceló el Gran Premio de Mónaco y aplazó otras ocho citas, ya que ayer los promotores del GP de Canadá, pautado para el 7 de junio, anunciaron su postergación.
Reordenar el calendario resulta un desafío, al igual que solventar los riesgos financieros que acorralan a los equipos. Los comunicados de Williams y de Racing Point, que licenciarán al personal y recortarán sueldos a sus pilotos y directivos, enseña una problemática que se podría extender a otras estructuras, como lo reconoció Zak Brown, de McLaren. En el conjunto de Woking, Lando Norris y Carlos Sainz ofrecieron de manera voluntaria una disminución de sus salarios, un modo de reflejar empatía con los 850 trabajadores que responden exclusivamente a la unidad de negocios de la F.1.
En una reunión que se realizó ayer y de la que participaron las diez escuderías, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y Liberty Media (Fórmula 1), se evaluó un método para la introducción anticipada de un techo presupuestario, hasta alcanzar los 120 millones de dólares. La reducción sería escalonada, ya que la normativa financiera se iba a poner en marcha en 2021, con las nuevas reglamentaciones y el tope ascendía a 175 millones de dólares. Ahora, con la crisis asfixiando al Gran Circo, la intención es achicar la cifra a US$ 145.000.000, para en un tercer paso alcanzar el número ideal para las metas de las escudería medias y bajas de la grilla.
La mesa de negociación se reuniría nuevamente esta semana, aunque la segmentación quedó al descubierto: Ferrari y Red Bull Racing pretenden plantarse en la cifra intermedia de US$ 145.000.000; Mercedes se comprime hasta US$ 135.000.000 y el resto de las escuderías intenta recortar el presupuesto a 100 millones de dólares, un monto que las estructuras grandes observan como imposible, ya que significaría casi la mitad del gasto que tienen en la actualidad.
También en el cónclave se trató la extensión del plazo de cierre de fábricas, a 35 días. Al adelantamiento de las vacaciones, que son 21 jornadas, ahora se le agregan dos semanas, un tiempo en el que los departamentos de diseño, investigación, desarrollo, producción y fabricación deben estar parados, al menos físicamente dentro de los equipos. Tampoco los desarrolladores de motores de F.1 podrán avanzar, una medida que se adoptó para reducir costos. El cumplimiento de las 35 jornadas se puede tomar en cualquier momento, ya que se inició en marzo y se extiende a abril y a mayo; Ferrari, por ejemplo, mañana cumplirá 21 días sin tareas. La intención es facilitar a los equipos la aplicación del ERTE (Expediente de Regulación Temporal del Empleo) a sus planteles sin un perjuicio deportivo.
La advertencia de McLaren, la apuesta de la F.1
La escudería McLaren se reconstruyó y escapó de las tinieblas. Se reinventó después de hundirse en 2017 en la profundidad del Campeonato de Constructores de la F.1. Actualmente, es el cuarto equipo en jerarquía, con dos pilotos jóvenes y talentosos como Carlos Sainz y Lando Norris y una conducción que traza estrategias para avanzar. La forma en que el grupo manejó la crisis sanitaria en Melbourne, Australia, cuando se conoció que un mecánico dio positivo al test de coronavirus, refleja el crecimiento y también el orden, ya que sus líderes tenían planes y alternativas para ejecutar frente a este escenario.
Zak Brown es el director ejecutivo y expuso sin reparos la gravedad de la situación que se le plantea al Gran Circo y a sus participantes. "Es devastador para los equipos y es una amenaza para la F.1. Dos equipos podrían desaparecer si no afrontamos el escenario de manera agresiva, y si la gestión de la crisis no es la correcta hasta podrían ser cuatro las escuderías que podrían caer", fue el crudo diagnóstico del estadounidense.
La voz de Brown es una de las que alienta la reducción de presupuesto y enseña las razones que empujan a los equipos de la grilla media y baja a solicitar el esfuerzo económico al resto. "La F.1 está en un momento de fragilidad. Tenemos diez equipos y durante la última crisis financiera teníamos 18 autos en la parrilla. Ese creo que es el límite, así que quizás podríamos permitirnos perder un equipo. Pero dos es entrar en una zona de riesgo y con tres tendríamos problemas muy graves", aseveró el expiloto, de 48 años, el hombre que relanzó a McLaren.
Sin nombres propios, pero Brown sabe que la situación más incómoda en la grilla la tiene Williams. Antes de la suspensión del Gran Premio de Australia, con el que comenzaría la temporada 2020, Claire Williams –subdirectora del equipo- soslayaba las dificultades que derivarían en su estructura esta clase de medidas. "Debido a la situación de Covid-19, ROKIT Williams Racing está temporalmente licenciando a varios empleados como parte de una amplia gana de medidas de reducción de costos. Nuestros pilotos [George Russell y Nicholas Latifi, con contratos de 250 mil dólares] tomaron un recorte salarial del 20% efectivo a partir del 1° de abril (…) Estas decisiones fueron tomadas con el objetivo de proteger los puestos de trabajo de nuestro personal en Grove y asegurar que puedan volver a sus tareas a tiempo completo cuando la situación lo permita", el comunicado que lanzó Williams y que describe su realidad.
También Racing Point –Lawrence Stroll fue la cabeza visible del grupo que invirtió 117 millones de dólares para comprar Force India, y hace una semana el magnate se convirtió en el presidente ejecutivo de Aston Martin, que en 2021 volverá a la F.1- licenció de modo temporal a una parte de los empleados en Silverstone; los pilotos Lance Stroll [US$ 1.100.000 anuales] y Sergio Checo Pérez [con vínculo de 3.250.000 dólares hasta 2022] realizaron una reducción voluntaria de sus salarios, aunque la escudería no ofreció cifras ni porcentajes.
La F.1 es un negocio de 2.000 millones de dólares anuales, aunque los márgenes de ganancias son más exiguos de lo imaginado. Sin actividad, desaparecen los ingresos por derechos de televisión y el canon que desembolsan los organizadores –alrededor de 35 millones de dólares por Gran Premio; Rusia, Azerbaiyán y Abu Dhabi son los que más pagan y Mónaco el que menos-, y si Liberty Media no recauda las escuderías tampoco perciben sus porcentajes. Williams, por ejemplo, debería embolsar US$ 57 millones anuales, aunque esa cifra seguramente se desplomará. El estallido sería mayor si la F.1 no logra diseñar una temporada de al menos 15 carreras en 2020. Ese es el número que equilibra lo que pagan Sky Sports UK e Italia, Movistar, Canal Plus Francia, Fox Sports y aquellas cadenas que negociaron para transmitir los Grandes Premios, un acuerdo que si no se materializa le da derecho a solicitar el reembolso del pago.
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