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Fórmula 1. Por qué Mercedes se muestra como un equipo y Ferrari es un descontrol
Las imágenes contrastan y reflejan el presente que desandan la escudería que traza el rumbo en la Fórmula 1 y el descontrol que sufre el equipo icónico del Gran Circo. Con la victoria de Lewis Hamilton, Mercedes validó la supremacía que ejerció el fin de semana pasado con Valtteri Bottas, cuando la F.1 estrenó el calendario 2020; un dominio que ensaya desde 2014, con el inicio de la era híbrida.
En el Red Bull Ring, la estructura que lidera Toto Wolff demostró su poderío con la fiabilidad de un auto que en piso seco o húmedo resultó insuperable y que, además, no presentó los problemas en la caja de velocidades que encendieron las alarmas siete días atrás. Pero también se adueñó de la escena a través de la jerarquía de los pilotos y en el juego de las estrategias sacó a relucir templanza y diversidad para firmar en el Gran Premio de Estiria el 1-2 número 54 del historial.
Esa postal de triunfos, podios y festejos es un sueño lejano para Ferrari: la Scuderia se hunde en la impericia. Ofrece despistes en la conducción, los pilotos Charles Leclerc y Sebastian Vettel padecen con la ausencia de potencia y los defectos aerodinámicos del modelo SF1000 y, además, protagonizan capítulos inverosímiles, de principiantes, como el accidente de la Curva 3, a apenas metros de la largada, lo que provocó el retiro de los dos autos en apenas cinco giros.
El debut de la temporada lo tuvo a Hamilton en el centro de las acciones: desde el protagonismo por la batalla contra el racismo y a favor de la diversidad –los pilotos volvieron a posar antes de la carrera como hace una semana-, la penalidad de tres puestos en la grilla, que lo retrasó al quinto lugar, por no respetar la señalización con banderas amarillas –en esta carrera hubo castigos para Lando Norris y Leclerc- y el roce con Alexander Albon (Red Bull Racing), que derivó en un castigo de cinco segundos, que lo desplazó del podio. Demasiados ruidos para un campeón de sus quilates. Mientras varios pilotos decidieron en los días libres disfrutar del paisaje y de la montaña, con paseos y caminatas, o hasta de retornar a sus hogares –el caso de Leclerc y Bottas, que fueron advertidos por la FIA y debieron someterse a un test adicional de Covid-19-, el británico se quedó en el circuito para trabajar con los ingenieros del equipo y, en particular, del auto N°44: volver a la cima para ganar la séptima corona e igualar a Michael Schumacher, era su meta.
Disconforme con los resultados de las pruebas libres del viernes, el sábado demostró por qué es el monarca indiscutido: con piso húmedo marcó la pole y minimizó a los principales rivales –Bottas y Max Verstappen (RBR), ganador de dos de las últimas cuatro carreras en este circuito-, al superarlos por más de un segundo. Manejó el desarrollo del Gran Premio a su antojo, selló la victoria N° 85 –seis lo separan del récord de Schumacher- y el podio N° 152, a tres de la marca del Káiser. Terminar por 35ta vez consecutiva en puestos de puntuación, una racha que acumula casilleros.
"Es genial volver a la pista en este nivel, agradezco al equipo y a los chicos de la fábrica por devolverme al primer puesto: hicimos un gran trabajo, con una gran estrategia. Un buen paso adelante, después del complicado fin de semana pasado", relató Hamilton, que no ganaba desde el cierre de la temporada 2019, el 1° de diciembre de 2019, en el GP de Abu Dhabi. En la premiación, el podio se armó sobre la recta principal y los trofeos fueron alcanzados por carritos, manejados de forma remota, se observó la felicidad: bañó con champagne a Stephanie Travers, la ingeniera de pista de Petronas, que fue a recibir el premio de Constructores, a sus mecánicos y a su asistente, Angela Cullen…
Con 37 puntos, Hamilton marcha segundo en el campeonato, con una desventaja de seis unidades con Bottas. El finés, de floja qualy –fue cuarto- también recibió los beneficios de Mercedes, que demoró hasta el giro 35 el cambio de neumáticos y con caucho más fresco que Verstappen –ingresó a los pits diez vueltas antes-, logró un ataque en el desenlace del Gran Premio: en el giro 67 superó al neerlandés para terminar como primer escolta de su compañero de garaje. "Lewis [Hamilton] hizo una gran largada y controló la carrera. Con el segundo lugar minimicé el cuarto puesto de la clasificación y aún soy el líder del campeonato", señaló Bottas, que pretende su primer título y debe resolver la continuidad en Mercedes, al igual que Hamilton.
El descontrol de Ferrari
El segundo puesto de Leclerc en el GP de Austria era un espejismo para Ferrari, que en la qualy enseñó las falencias de la SF1000: Vettel eliminado en la Q2 y el monegasco rescató un noveno lugar en la grilla. El trompo del alemán, en la vuelta 31, las declaraciones del tetracampeón acerca del déficit del auto y el cruce de mensajes con el jefe de equipo Mattia Binotto alimentaron el desgobierno. Las mejoras que presentó la Scuderia para el GP de Estiria deberán ser evaluadas en Hungría y en un escenario todavía más inflamable, después del accidente entre Leclerc y Vettel en la Curva 3. El Gran Circo tuvo en Spielberg a sus payasos vestidos de rojo.
"Estoy decepcionado Lo siento, pero sé que no es suficiente. Decepcioné al equipo que trabajó una semana entera para traer las actualizaciones, estuve demasiado ansioso por ganar esos lugares en la primera vuelta. El equipo no necesita de esto. Seb [Vettel] no tuvo fallas", el lamento de Leclerc, que de Niño de los Milagros se convirtió en el actor principal del drama de Ferrari, al chocar a su compañero de estructura. "El auto se sentía mejor, una pena que no pudimos probar las actualizaciones y el ritmo de carrera", deslizó Vettel, que se sorprendió con la maniobra que intentó el monegasco: "No me lo esperaba", resumió. "Es la peor forma de terminar el fin de semana. No es cuestión de buscar responsables sino de volver a casa y trabajar", el descargo de Binotto, cada vez más cuestionado por su floja conducción de una administración que vuelca cifras millonarias para recuperar un cetro que no disfruta desde 2007, con Kimi Räikkönen.
Un auto inestable en las curvas y lento en las zonas rápidas hizo sufrir a los pilotos en la qualy, donde se invirtieron los papeles, respecto a la semana anterior: Leclerc no pasó la Q2 y Vettel quedó 10mo y último en la Q3. La SF1000 se ofrece inferior al modelo de 2019 –la SF90-, el motor no puede recibir actualizaciones y para desarrollar el paquete aerodinámico en Maranello necesitan tiempo, algo que no tiene la Scuderia.Ferrari aparece en el quinto lugar entre los Constructores, por detrás de Mercedes, McLaren, RBR y Racing Point –Renault ensayó una protesta sobre la legalidad del diseño del RP20, al que en el paddock denominan el "Mercedes rosa"; la FIA, en mayo pasado, avaló el modelo-; demasiado lejos en la cosecha de puntos y, en particular, en las prestaciones que debería ofrecer el equipo que el 13 de septiembre, en Mugello, cumplirá su Gran Premio N°1000 en la F.1. Por el momento, para esa fecha icónica, Ferrari no ofrece demasiado para festejar.
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