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Fórmula 1: Lando Norris, “el mejor del resto”, es un diablo de la velocidad con cara de ángel
En su tercera temporada, el británico sumó en las cinco carreras, marcha tercero en el campeonato y doblega en puntos a su compañero en McLaren, Daniel Ricciardo; la joven estrella, rompió en la adolescencia un récord de Lewis Hamilton
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La temporada 2021 de la Fórmula 1 amenaza con reducirse a un duelo entre dos. Lewis Hamilton y Max Verstappen se repartieron los cinco triunfos entre los pilotos y Mercedes y Red Bull Racing (RBR) tomaron amplio margen sobre el resto de las escuderías entre los constructores. De 21 años, con cuerpo de adolescente y una sonrisa dibujada aun en los momentos más delicados, Lando Norris desanda el tercer año en el Gran Circo y su permanencia en la elite del automovilismo mundial está asegurada: antes del Gran Premio de Mónaco, del 23 de mayo pasado, McLaren le extendió un contrato multianual al joven británico que puntuó en las cinco estaciones del campeonato, al igual que las dos estrellas que dominan la categoría.
Con 56 unidades Norris aparece como el mejor del resto, por encima de Valtteri Bottas y Sergio “Checo” Pérez, las segundas espadas de Mercedes y RBR, y doblando en puntos a su compañero de garaje, el experimentado Daniel Ricciardo. Su historia es la de un joven que tuvo soporte económico familiar para sostenerse en la pista, pero que también mostró aptitudes y talento natural desde que subió a un kart.
Durante el confinamiento del año pasado, Norris fue uno de los pilotos más activos en las redes sociales y en su canal de Twitch, pero una vez que la F. 1 empezó a recargar la agenda el inglés se desentendió al extremo de que contrató a un amigo para que se las gestionara. También el comportamiento de muchos seguidores lo empujó a declinar: “Mi perfil está, pero ya no lo miro. Me alejé; a veces daban asco”, comentó hace una semana. El punto de quiebre resultó su apoyo a la lucha contra el racismo, en la que tuvo un revés inesperado: la pérdida de 800 mil seguidores. Desde entonces, la prioridad es una máxima concentración en las carreras, en desarrollar avances junto a McLaren.
La comunión con el ambiente de la escudería se reflejó en el GP de Hungría de 2020, cuando se quedó en el box con los mecánicos para desarmar el auto. “Lo hice varias veces desde que me uní al equipo, pero no es algo que necesitara divulgar. Es una manera de integrarme, de conocernos. Lo disfruto, es divertido. Prefiero desmontar un auto de F. 1 que volver al hotel y tirarme en la cama a mirar Netflix”, expuso, cuando la imagen se hizo viral. El diálogo con su ingeniero de pista es otra señal del entendimiento: el español José Manuel López lo guio en las dos vueltas finales con las que logró su primer podio, en Austria 2020; Lando marcó el récord de vuelta de la carrera y desbancó, por tiempo, a Hamilton, que había recibido una penalización de cinco segundos.
Lloró de risa en una conferencia de prensa por una broma que le gastó Ricciardo y que provocó que Hamilton se tentara y George Russell y Antonio Giovinazzi miraran incrédulos la situación. Antes, conformó con Carlos Sainz una fórmula exitosa en la convivencia en la pista y en la fábrica. “Creo que nunca le doy la mano a Carlos, porque normalmente le doy un puñetazo o él me lo da a mí para saludarnos”, contestó con gracia, antes de la carrera de Melbourne del año pasado, de la que McLaren se retiró por tener integrantes contagiados de Covid-19, en un episodio que desencadenó que se cancelara la que iba a ser la apertura del calendario. La unión con el español se observó antes: en el GP de Brasil 2019, el del primer podio del madrileño, Norris festejó ese tercer puesto como propio y estuvo en la celebración como un amigo, más que como el compañero de equipo. La relación sigue, a pesar de que su compinche ocupa una butaca en Ferrari. El podio de Mónaco, el primero que compartieron en la F. 1, los tuvo como animadores.
El desparpajo con el que se desenvolvió en su primera temporada, sin embargo, resultó una máscara para no enseñar sus debilidades. Los temores y la presión lo envolvieron, pero mostró potencial para emerger dos años después como este “mejor del resto”. “Pudo parecer que era el chico nuevo del paddock, alguien que rebosaba confianza y entusiasmo. Pero no era el caso: oculté que sufría mucha ansiedad y nerviosismo. Estaba cumpliendo un sueño, pero me cuestionaba y hasta dudaba de si tenía las condiciones para estar en ese lugar. Me comparaba con mi compañero y con otros pilotos. En el deporte nadie quiere mostrar ni el mínimo indicio de debilidad como para que los demás lo aprovechen, pero de eso no se habla tanto como se debería”, confesó en una carta que publicó McLaren.
La marca que le quitó a Hamilton
Dejar los estudios es algo de lo que se arrepiente. La pérdida de contacto provocó que no mantuviera amigos de la época escolar. “Los amigos son los del circuito, con los que crecí”, advierte quien extrañó la vida normal de los adolescentes, aunque entiende que ese sacrifico tuvo su recompensa: “Creo que estoy en mi mejor nivel, con más confianza que el año pasado. Estoy concentrado, porque debemos hacer la mejor tarea para que cuando Mercedes y Red Bull cometan errores terminemos delante de ellos”, piensa.
El apoyo del padre y los temores de la madre en los inicios son un clásico de los niños que se lanzan al deporte motor. “Él me ayudó a llegar hasta aquí. Le gustan las carreras”, dice de Adam, que luego de vender su empresa de asesoramiento sobre pensiones acumuló una fortuna de 250 millones de dólares. “Mi madre [Cisca Wauman] estaba un poco más asustada. No le gusta el peligro que conlleva una carrera. Es una madre normal que se preocupa por mí”, comenta Lando, que empezó en motos, pero un accidente menor lo hizo cambiar y trepar a un kart. “Si no hubiera sido un auto, habría sido la moto, y entonces quizás ahora estaría en MotoGP”, descarga con una sonrisa.
Con cinco años acompañó a su hermano Oliver y a Adam a una carrera de karting; a los seis recibió un kart de regalo para su cumpleaños y a los siete compitió por primera vez. ¿El resultado? Se convirtió en el piloto más joven de Gran Bretaña en anotar una pole position en un campeonato oficial. Desde entonces, su trayectoria fue en constante ascenso. Norris participó en varios certámenes de karting en el Reino Unido y en el extranjero, donde se destacaba a pesar de no conocer los circuitos. Los trofeos se amontonaban. En 2010 ganó la Super One Series y dos años después, la Fórmula Karts Stars (KF), algo que no logró Verstappen en su primera temporada. Con 14 años tuvo el honor de ser campeón del mundo de karting de la FIA, rompiendo una marca de Hamilton. También compitió en Ginetta Junior, y resultó el rookie del año y tercero en la tabla general. Era tan pequeño que los rivales, en el podio, le sacaban hasta tres cabezas de diferencia.
Saltó a los monoplazas y en su estreno obtuvo la corona de la Fórmula 4 británica. Ese año, 2016, empezó con un título en la Fórmula Toyota, en Nueva Zelanda; desde 1967, con Jackie Stewart, no era campeón un piloto británico. Siguió el curso con un bicampeonato en la Fórmula Renault –la NEC y la Eurocopa–, y ascendió a la Fórmula 3 para repetir la gloria: debutó con pole, victoria y vuelta más rápida, y luego ganó seis de las nueve carreras y fue el monarca. McLaren le echó el guante como piloto de simulador y pruebas de F. 1. Un año más tarde, en el equipo Carlin, fue subcampeón de la Fórmula 2, detrás de su compatriota Russell.
“Buscamos talentos excepcionales para la F. 1 y Lando es el mayor talento con el que nos hemos cruzado”, señalaba Frase Sheader, de la agencia ADD Motorsports y rival de Hamilton en los tiempos de karts, cuando asesoraba al intrépido adolescente. “Lando es uno de los pilotos más brillantes de la parrilla de la F. 1 y esperamos verlo seguir creciendo”, expuso Zak Brown, el director ejecutivo de McLaren, diez días atrás. “Nos impresionó desde el debut y su evolución como piloto se observa en la pista. Es una parte integral de nuestro plan. Con él tenemos grandes ambiciones para nuestro futuro”, apuntó Andreas Seidl, el director de McLaren.
Los elogios se repiten y Norris devuelve esa confianza con podios. Lleva tres en la Fórmula 1 y este fin de semana en Bakú, en el GP de Azerbaiyán, intentará mostrar una vez más por qué todos dicen maravillas del talento británico, un diablo de la velocidad con cara de ángel.
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