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Fórmula 1: el gigante que se vendió por un dólar y volverá 23 años más tarde
Ford traspasó el equipo Jaguar a Red Bull Racing, en 2004, por un precio simbólico; con las nuevas regulaciones para los motores que regirá en 2026 retornará al Gran Circo como socio de la escudería de Milton Keynes
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Las puertas de la Fórmula 1 se cierran de modo abrupto y se abren de manera instintiva para las automotrices. Los gigantes espían todo el tiempo los momentos y las estrategias para desandar caminos vírgenes o para reaparecer en el Gran Circo. Ford descubrió a un socio magnífico, el de mejor presente, y proyectó la reinserción para 2026, cuando entren en vigencia las nuevas regulaciones para los motores. Red Bull Racing, que resultó un embrión de la marca estadounidense, fue la escudería elegida para intentar garantizar el éxito que no existió en el pasado y que derivó en una venta por un precio simbólico: un dólar. La presentación del modelo RB19, en Nueva York, con los pilotos Max Verstappen y Sergio Checo Pérez y el director de la escuadra Christian Horner, el acto que sirvió de guiño para el mercado americano y de anuncio de la sociedad que estará representada por Red Bull Powertrains en Milton Keynes.
Bill Claes Ford, el presidente ejecutivo de Ford, comentó con entusiasmo el retorno a la F.1. Él mismo, en 2004, cuando la marca estaba activa a través de Jaguar, determinó la salida. Primero apoyó el proyecto de Jackie y Paul Stewart: apenas tres temporadas y un único momento de gloria, cuando el británico Johnny Herbert se impuso en el Gran Premio de Europa 1999, en el circuito de Nürburgring, con su compañero de garaje Rubens Barrichello en el tercer escalón del podio; entre 1997 y 1999, Stewart sumó otras tres presencias en los festejos: Mónaco 1997 e Imola y Magny-Cours 1999, todos con la firma del piloto paulista. En 2000, el equipo pasó a competir bajo el nombre de Jaguar, propiedad de Ford: los resultados en la pista empeoraron y también arrastraron a la economía de la automotriz. Dos podios –ambos con Eddie Irvine, en Mónaco 2001 y Monza 2002- la mejor respuesta a cinco años en los que Jaguar ofreció tres veces el séptimo puesto entre los Constructores mejor posición.
You’re not dreaming. It’s real. We’re back in #F1, partnering with @RedBullRacing 🏎⚡️ #FordReturns pic.twitter.com/NSLBJ9kQSz
— Ford Performance (@FordPerformance) February 3, 2023
Mito o leyenda, una reunión del consejo de administración detonó el futuro de Jaguar en la F.1. “Señor Jack Nasser, usted dice que controla la compañía. ¿Sabe quién es el empleado que más dinero gana?”, fue la consulta que realizó Bill Claes Ford y que inició el fuego. La respuesta del CEO hizo crecer las llamas: “Supongo que yo”. “¡Noooo! Quien gana más dinero es un tal Eddie Irvine. ¿Quién es Eddie Irvine?”, apuntó con furia el heredero de Henry. El sueldo del piloto irlandés rondaba los 10 millones de dólares; hábil negociador, el irlandés hizo pagar la abultada cifra después de enseñarse como subcampeón del Mundial de Pilotos en 1999: aquella temporada, Michael Schumacher se ausentó de seis grandes premios -tras el accidente en Silverstone-, y Ferrari lo impulsó para pulsear la corona con Mika Hakkinen (McLaren).
El 17 de septiembre de 2004, Jaguar anunció que se retiraba de la F.1 y Ford negoció con Dietrich Mateschitz –dueño de Red Bull que murió el año pasado- la venta simbólica, al precio de un dólar. La cifra es engañosa, porque el acuerdo establecía que el nuevo propietario se comprometía a invertir alrededor de 400 millones de dólares en los próximos tres años. En el curso de esas temporadas, RBR contrató al diseñador estrella Adrian Newey y pulió a su mejor joya, el alemán Sebastian Vettel, con el que se consagró tetracampeón entre 2010 y 2013.
“Este es el comienzo de un nuevo y emocionante capítulo en la historia de los deportes motor de Ford, que comenzó cuando mi bisabuelo, Henry Ford, ganó una carrera que ayudó a lanzar a nuestra compañía”, relató Bill Claes, el viernes 3 de febrero en Nueva York. El presidente y CEO de Ford, Jim Farley apuntó al futuro: “El regreso de Ford a la F.1 con Red Bull Racing tiene que ver con hacia dónde vamos como compañía. Autos y experiencias cada vez más eléctricos, definidos por software. La F.1 será una plataforma increíblemente rentable para innovar, compartir ideas y tecnología, y comprometerse con decenas de millones de clientes”.
Las unidades de potencia de 2026 contarán con 305 KW (500 cv), incrementando de manera sustancial el porcentaje actual. Ford trabajará con Red Bull Powertrains en las cámaras de combustión, porque la F.1 sumará combustibles sintéticos. Un negocio de marketing para el gigante estadounidense, que se aferra al impacto global que expone el Gran Circo y el aumento de popularidad que evidencia la categoría en los Estados Unidos, país que será sede de tres grandes premios en 2023. El equipo de Milton Keynes, por su parte, utilizará a la marca del Óvalo para ofrecer servicios en el mercado americano: Horner señaló que se abrirá un concurso público para que los aficionados elijan la decoración del RB19 en las carreras que se realizarán este año en Austin, Miami y Las Vegas y estudian ofrecer varias exhibiciones en algunas ciudades de los Estados Unidos, con Daniel Ricciardo como piloto.
Ford imprimió su sello en la F.1 en 1967: una inversión mínima para convertirse en el mecenas de los motores, hasta la aparición de los impulsores turbos en 1979. Como motorista los resultados fueron exitosos: con el DFV (Double Four Value) –en sociedad con la británica Cosworth- logró 176 triunfos en 567 grandes premios. Trece títulos sumaron pilotos de la jerarquía de Graham Hill, Jackie Stewart, Emerson Fittipaldi, James Hunt, Mario Andretti, Alan Jones, Nelson Piquet, Keke Rosberg y Michael Schumacher y alimentó a 68 Constructores: Lotus, Matra, Tyrrell, McLaren, Williams y Brabham fueron campeones.
Dos ganadores, dos campeones, dos gigantes se juntarán para desarrollar una nueva aventura. Ford, el fabricante estadounidense que regresa por nuevos triunfos sin ser actor principal, le abre una ventana de negocios a Red Bull Racing para que la escudería de Milton Keynes se convierta en su propio motorista sin perder el control político y técnico. Un modelo que Ford desarrolló con éxito en el pasado, hasta que confundido y sin saber jugar el juego tomó las riendas de Jaguar. El error y el fracaso provocó el desembarco de RBR, el protagonista que lo devolverá a las pistas 23 años más tarde.
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