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El autódromo vivió la “revolución Canapino”: un sábado de locos, los guiños del IndyCar y una complicada clasificación
El arrecifeño, que participa en IndyCar, la estrella en la 10ma fecha del calendario en la catedral del automovilismo argentino
- 6 minutos de lectura'
En la extensa hoja de ruta, el Turismo Carretera consagró a múltiples pilotos. Campeones brillantes, nombres consagrados por sus títulos, aunque la grandeza de la categoría tiene como sello distintivo la popularidad que los eleva a ídolos. La figura de Agustín Canapino comprende las aristas de los elegidos: las cuatro coronas y la relación con la gente, en particular los fanáticos de Chevrolet, lo impone en la lista de los destinados a perdurar al paso del tiempo. La 10ma fecha del calendario de TC resultaba atractiva por el escenario: el misticismo del autódromo Oscar y Juan Gálvez no tiene rivalidad y la repercusión que genera una victoria en la catedral es infinita. Pero se sumaron dos aditivos que aumentan el interés y acelera las pulsaciones: la clasificación de los últimos cinco pilotos para la Copa de Oro, el mini torneo de cinco fechas que coronará al campeón, y el regreso de Canapino, que participará de las seis últimas citas, a la vez que completa la temporada de IndyCar.
En un año en el que el TC anunció el desembarco para 2024 de los nuevos modelos que reemplazarán a los autos que marcaron una época, Ford domina el espectro con Mariano Werner –único que repitió victorias en el año- y Toyota sumó su primer e histórico triunfo con Matías Rossi, el retorno de Canapino es un detalle que revaloriza y también revoluciona al ambiente tuerca. Junto al piloto viajó Ricardo Juncos, propietario de Juncos Hollinger Racing, la estructura en la que el arrecifeño corre en el automovilismo estadounidense, y el retorno agitó a IndyCar: primero, con la repercusión y el juego en las redes sociales que ofrecieron pilotos como Scott McLaughlin, Romain Grosjean, Álex Palou, Patricio O’Ward, Rinus VeeKay… y más tarde con publicaciones en el sitio web de la categoría sobre lo que significa la reincorporación para el piloto y el TC.
Las tribunas de la recta principal y el talud con un marco que no es habitual para las jornadas de entrenamientos y clasificación, un detalle de la convocatoria de un piloto que resultó la estrella. El box del JP Carrera, el más visitado y en el que se observó hinchas en las dos calles de boxes –la de la pista y la interna-: un autógrafo, una selfie, grabar un saludo… el pedido de los hinchas para Canapino, que puertas adentro también modificó el escenario. La atención mediática, los invitados y los allegados explotaron el sector: ante la invasión, los mecánicos hacían malabares para trabajar en los autos. Además de Canapino, el equipo atiende a Santiago Mangoni y Diego Ciantini –ambos con Chevrolet- y a Valentín Aguirre (Dodge). “Siempre sentí el cariño de la gente, pero esto es una locura”, dijo Canapino, campeón en 2010, 2017, 2018 y 2019.
El saludo de la categoría al retorno de Canapino
Hola señor, bienvenido de nuevo 😎😍@AgustinCanapino
— Turismo Carretera ACTC (@actcargentina) August 19, 2023
🎥 Del Aire / Bozzer / Prensa ACTC pic.twitter.com/QMoHK9LBSu
El box era prácticamente una sucursal del Juncos Hollinger Racing, de IndyCar. La presencia de Juncos era otro foco de atención y las camperas del JP Carrera se entremezclaban con los buzos y remeras de la estructura que compite en el automovilismo estadounidense. Hasta el auto de Canapino lleva los colores negro y verde y el N°78, con los que corre en IndyCar. La movida del regreso fue el resultado de una charla con Gustavo Lema –propietario del JP Carrera-: el fin de semana libre sin actividad en los Estados Unidos y que el TC corriera en el autódromo, un guiño del destino para ensayar la propuesta, que contó con el aval de la ACTC y la aprobación de Juncos, que utiliza la actuación para promocionar frente a las autoridades de IndyCar la pasión del público argentino para negociar una posible fecha de la categoría estadounidense en el país para el año próximo. “Hasta la última carrera, en Laguna Seca, no vamos a tener ninguna confirmación”, aseguró Juncos, sobre la posibilidad. De concretarse, podría darse en octubre, con la temporada finalizada. Pero la Argentina no es la única sede con interés: México y Arabia Saudita son dos competidores que, económicamente, toman ventaja, aunque IndyCar no siempre fija el dinero como eje de las tratativas.
La economía también es un detalle en la indefinición de la continuidad de Canapino en IndyCar: la intención de Juncos es extender la experiencia –es el cuarto piloto con mayor cantidad de sobrepasos en los óvalos-, aunque la estrategia podría no contar con avales argentinos. Actualmente, los patrocinadores nacionales son YPF y el Inprotur, a través de Visit Argentina –la misma que lleva Franco Colapinto en la Fórmula 3 de la FIA-, pero los resultados de las elecciones de octubre pueden modificar el escenario. Juncos ya tomó nota de esa situación y advirtió que “para pensar en Canapino en IndyCar es probable que deba pensar en Canapino sin Argentina”.
“En este momento es el Messi del automovilismo nacional”, lo definió Lema, que rescató el auto con el que Canapino se consagró campeón en 2019 para que el arrecifeño tuviera una unidad para la fecha en Buenos Aires. El auto fue el último que construyó Alberto Canapino y estaba en el taller de Arrecifes. El piloto recién ajustó la butaca el viernes a la noche, después de un viaje maratónico: de las pruebas en Gateway, con IndyCar, viajó a Atlanta y de ahí a Lima (Perú) para enlazar el último tramo hasta el aeropuerto de Ezeiza. De la pista de aviones al autódromo Gálvez para los detalles, antes de tomar contacto con el coche en los entrenamientos y la clasificación.
En la pista, el desempeño de Canapino resultó de mayor a menor. En la primera salida marcó el 11mo mejor tiempo; mejoró la performance y saltó al octavo lugar en el segundo entrenamiento y con esa actuación alimentó la esperanza de pulsear por un lugar en la primera fila en alguna de las tres series clasificatoria del domingo. Pero la qualy resultó accidentada, al cortarse el cable del acelerador. Apenas giró durante tres vueltas y en el pasaje de peor condición de pista –con el asfalto húmedo-, situación que lo relegó al puesto 48 entre 54 participantes y a 9s889/1000 del poleman Marcos Quijada (Dodge).
“Me sentí raro y es lógico: vengo de sufrir fuerza G, frenos de carbono, girar a 400km/H y al bajar de potencia es raro y complicado”, alertó el arrecifeño, que tendrá que remar desde el fondo para entreverarse entre los mejores, aunque el horizonte se entremezcle el TC y la IndyCar. “Asumí un riesgo importante, deportivo y de vida. El tema del presupuesto no es fácil, aunque quiero seguir intentándolo. Si no se da, sé que acá tengo un lugar. Por el momento no estoy nervioso, ni ansioso, mi meta es terminar la temporada de la mejor manera”, explicó el tetracampeón, que recibió el calor popular para energizarse de cara al futuro.
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