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Agustín Canapino y su futuro en IndyCar: un escenario con el horizonte recortado
El 17 de agosto la categoría retomará la actividad en Madison y la atmósfera que rodea al arrecifeño se enrarece: ¿sigue hasta fin del calendario? ¿Compartirá la butaca? ¿Fin de la historia?
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La vara más alta, el año más difícil. Antes del inicio de la actual temporada de IndyCar, Ricardo Juncos, propietario del Juncos Hollinger Racing, señaló qué le depararía el calendario a Agustín Canapino, el piloto que eligió en 2022 para sorprender en el automovilismo estadounidense y al que respaldó para una segunda experiencia tras el abandono en las 500 Millas de Indianápolis de 2023.
La tradicional carrera en el óvalo más emblemático del deporte motor marcó la curva y el futuro del arrecifeño: en su primera vivencia, a pesar del accidente en el que quedó atrapado y que provocó el abandono, demostró capacidad, adaptación y sorprendió al paddock con su actuación desde los entrenamientos; de rookie a piloto con mínima práctica, la exigencia de resultados y no repetir los fallos del ciclo del estreno era una misión que el Titán debía desarrollar y no pudo.
La última detención en el pit en Indy500, el 26 de mayo pasado, fue el primer eslabón de una sucesión de equívocos que esmeriló la confianza del piloto y generó un cambio en la relación con la estructura. Nada fue igual y ahora el futuro de Canapino se enrareció entre el hermetismo del conjunto ante la toma de decisiones y las suspicacias que envuelven los próximos pasos, con el reinicio del curso el sábado 17 de agosto en el Gateway Motorsport Park, de Madison: ¿correrá? ¿Compartirá el asiento el resto del año? ¿Terminó la mágica aventura?
La presencia del estadounidense Conor Daly en el test que la categoría transitó en Madison y la ausencia del equipo en las prácticas que se realizarán esta semana en el circuito de Nashville, donde el 15 de septiembre se correrá la última fecha del campeonato, encendieron la alarma. De 32 años, hijo de Derek Daly –expiloto de Fórmula 1-, no es un personaje extraño para el equipo: compitió y fue campeón en 2010 en la Star Mazda con una estadística de asombro, al firmar siete victorias y nueve poles en las 12 carreras; nunca bajó del cuarto lugar en todo el calendario.
¿Es una amenaza para Canapino? En tiempos de definiciones, donde los resultados se traducen en dinero, los equipos ensayan movimientos para no quedar relegados en el reparto. Los abandonos y las penalizaciones que sumó el arrecifeño en las últimas siete carreras impiden al auto N°78 ser parte del Leader’s Circle, el programa de IndyCar que retribuye con dinero a los coches que fueron inscriptos para todo el año y terminen entre los mejores 22 del campeonato. El premio es de un millón de dólares por auto, y Juncos Hollinger Racing, a la fecha, solo clasifica con Romain Grosjean.
Detroit, escenario del incidente entre Canapino y Théo Pourchaire
El equipo no dio detalles de las razones por las que Daly condujo el auto de Canapino y el hermetismo aumenta la tensión. Una experiencia que Juncos Hollinger Racing transitó en Road América, cuando un par de horas antes de la actividad en la pista se determinó que el arrecifeño no tomara parte de la prueba. La butaca rápidamente la ocupó el joven Nolan Siegel y la presencia del estadounidense agitó el ambiente.
El Titán quedó enredado tras el incidente con Théo Pourchaire (Arrow-McLaren) en Detroit: los altisonantes diálogos de radio de Canapino y Juncos atacando al francés, los mensajes de odio en las redes sociales de usuarios argentinos para con el galo, el comunicado del piloto argentino donde defendió a los fanáticos criollos del automovilismo, la ruptura de la alianza estratégica entre Juncos Hollinger Racing y McLaren… situaciones que desestabilizaron y promovieron la decisión de darle descanso.
“Canapino regresará en Laguna Seca como piloto del auto N°78 de JHR Chevrolet por el resto de la temporada 2024″, decía el escueto comunicado con el que el equipo devolvió la calma y confirmó al argentino por el resto del calendario. “Consideraron que no era apropiado subirme a un IndyCar con toda la situación inesperada que estaba viviendo y el estrés que eso me había generado ante tan atípico contexto. Agradezco enormemente a Brad [Hollinger] y a Ricardo [Juncos] por querer cuidarme”, respondió el arrecifeño en un video.
El espíritu de Canapino se resquebrajó en Indianápolis y una frase representó el sentimiento. “Me voy a arrepentir toda la vida”, señaló, abatido, en el motorhome, a Carburando. Resultó un quiebre entre el piloto y el equipo: la relación dejó ser la misma; en los gestos y en la pista nada fue igual. Todo lo que construyó el Titán se derrumbó en la parada del último stint, donde fue penalizado por un exceso de velocidad.
Undécimo en el clasificador, la proyección marcaba que terminaría entre los puestos sexto y octavo; la sanción lo retrasó al 22° escalón. Una tarea que asomaba para ser histórica –el desarrollo lo descubrió entre las posiciones ocho y once durante la mayor parte de la competencia- se opacó y ese error le quitó seguridad a Canapino y disgustó a la estructura, que se esperanzaba con finalizar en el top ten del clasificador.
There goes the No. 78!
— NTT INDYCAR SERIES (@IndyCar) July 21, 2024
Heavy damage for @AgustinCanapino.
📺: #IndyTO on Peacock pic.twitter.com/mKIjyQ24lT
Lo que siguió no fue bueno, como si el piloto necesitara revalidar sus condiciones con actuaciones de campanilla. La presión lo asfixió: la polémica de Detroit, la ausencia sobre la hora en Road América, el retorno en Laguna Seca –de 12°a 18°, por una penalización-, 22° y a un giro en Mid-Ohio, la escasa fortuna en la largada en la primera carrera en Iowa -David Malukas lo estampó contra el muro-, la segunda prueba en Iowa lo mostró con el auto reparado durante la noche por los mecánicos, pero un trompo y la detención del motor le quitó protagonismo, y el toque en la quinta vuelta con Scott Dixon cerró su visita a Toronto… Errores no forzados y una tensión que socavó la confianza del piloto, mientras desde el equipo el feedback fue diferente.
“Falta el detalle, que parece poco, pero es lo que marca la diferencia entre el ganador y el cuarto”, comentaba Canapino a La Nacion. La ausencia de resultados y el escaso aporte económico para el actual curso es una ecuación que en el automovilismo es indefendible. “Esto es una aventura en la que tengo que dar siempre el 100%. Lo que logré es muchísimo más de lo que imaginé cuando hice el primer contacto, en eso estoy muy satisfecho, pero obviamente quiero más, porque eso está en mi naturaleza: un podio, una pole, ganar una carrera… Es el sueño que persigo, pero si no me sale miro de dónde vine y a dónde llegué. Obviamente que me gustaría quedarme cinco o diez años más corriendo en IndyCar, porque con tiempo y experiencia podría pensar en ganar carreras y pelear un campeonato, que es lo que hice siempre en Argentina”, relataba el arrecifeño antes de Indy500, un sueño que giró de modo brusco y ahora la pregunta es cómo desandará las últimas cinco citas del calendario... y si hay futuro.
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