Agustín Canapino, entre las cartas para continuar en IndyCar y el cierre de año en el TC

El 12 de enero pasado, el automovilismo argentino generaba un nuevo impacto con el anuncio del arribo de Agustín Canapino a IndyCar. El arrecifeño pronosticaba en la conferencia de prensa de presentación que el objetivo de la temporada era ascender de a poco para tener una segunda oportunidad. El calendario cumplió una docena de carreras y los resultados del argentino enseñan una muy buena adaptación a un nuevo mundo, que incluye desde un auto de características totalmente diferentes a los que manejó en sus 18 años de trayectoria, a circuitos que varían entre callejeros, óvalos y autódromos.

El campeonato expresa que marcha en el 21er puesto, una plaza impensada para el piloto que desde que inició la experiencia con los tests en Thermal Club, en California, se fijó una tarea: conocer, aprender y optimizar. Con ese desafío logró tres duodécimos puestos, sus mejores rendimientos, y obtuvo el reconocimiento de pilotos de experiencias y campeones por las actuaciones, el profesionalismo y la habilidad para desandar a los 33 años la aventura, cuando podía disfrutar del confort que le brindaba el automovilismo argentino.

Pero los mensajes, las palabras de gratitud y expresiones que resaltan su jerarquía para emprender la tarea no alcanzan para asegurarle la continuidad en la IndyCar en 2024. Múltiples factores, incluida la política, se enredan en el deshoje del futuro de Canapino, que la única certeza que puede ofrecer es el regreso al Turismo Carretera para completar las seis últimas fechas de la temporada 2023.

El almanaque es un suplicio para Canapino. El campeonato de IndyCar termina el 10 de septiembre y a partir de esa fecha varios pilotos y equipos empiezan a ultimar los detalles de las negociaciones para acordar incorporaciones, desvinculaciones y extensión de vínculos. El arrecifeño aporta presupuesto para su campaña en el Juncos Hollinger Racing, y una de las patas que apoyan la experiencia es el Gobierno Nacional, a través del Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur). Visit Argentina es la frase que lleva en el buzo de piloto y decora los dos autos del equipo, también la misma que acompaña a Franco Colapinto en la Fórmula 3, telonera de la Formula 1.

Las elecciones generales del 22 de octubre y la posibilidad de un balotaje, el 19 de noviembre, conspiran con el armado de fondos, una situación que intranquiliza al arrecifeño, que posiblemente hasta entrado el último mes del año no estaría en condiciones de conocer si seguirá contando con el apoyo.

Canapino, cámara on board en Iowa

Finalizadas las 500 Millas de Indianápolis, en mayo, Ricardo Juncos, propietario de Juncos Hollinger Racing, pronosticó que desde ese momento empezarían a trabajar para que Canapino tuviera la posibilidad de correr la mítica carrera en 2024. En la doble fecha en el óvalo corto de Iowa, que se desarrolló el último fin de semana, los autos presentaron un nuevo sponsor –la empresa de Pay.com-, y aunque el ingeniero argentino se entusiasma con que su socio inversor Brad Hollinger atraiga algún otro patrocinador, la idea es mantener la ingeniería financiera-económica que permitió al arrecifeño tomar una butaca en el equipo.

Las actuaciones de Canapino generó también que otros equipos observen sus rendimientos y analicen las condiciones para entablar conversaciones con el argentino, en el caso de que se diluyan las chances de sostenerse en el Juncos Hollinger, que siempre tendrá la prioridad. Que otras estructuras lo cuenten como una opción es una noticia alentadora, aunque para el Titán será importante establecer los términos: la teoría señala que las posibilidades de convertirse en un piloto pago son prácticamente nulas, por lo que restaría saber cuál es la cifra del presupuesto que tendría que juntar para extender la aventura.

La tercera alternativa estaría atada a que la Argentina integre el calendario de IndyCar en 2024, una respuesta que la categoría podría dar durante el transcurso del próximo mes. La presencia de Canapino sería la única vía para el desembarco en el país. Los números y los contratos están sobre la mesa, resta la aprobación. El circuito internacional de Termas de Río Hondo será el escenario, el mismo que visitó la comitiva que lideró en marzo pasado el CEO de IndyCar, Mark Miles.

Desde aquel viaje, Juncos fue un motor que impulsó el acercamiento de los sectores que tomarán parte de la aventura: el Gobierno Nacional, una vez más con el Inprotur como eje; la Gobernación de Santiago del Estero, que encabeza Gerardo Zamora y un promotor local, que será el propio Juncos. Roger Penske, el hombre que maneja la categoría –además de ser dueño de una de las estructuras más importantes del automovilismo estadounidense- tiene una afinada relación con el propietario argentino y, desde que se visualizó una posible visita, lo tuvo como referente de cada charla y negociación.

Llegar a la Argentina sería romper una fórmula para IndyCar, que en las últimas temporadas solo tiene presencia en Toronto (Canadá) fuera de los Estados Unidos. La categoría tuvo en el pasado una visión expansionista, pero fracasó y debió retornar a las fuentes –los circuitos estadounidenses- para recuperar el idilio con los fanáticos. La logística, entonces, se ofreció como un tema de debate y concluyeron que se ensayará por dos vías: la marítima, con un tiempo de un mes de viaje, trasladará neumáticos y elementos que los equipos y la categoría consideren que tienen un reemplazo, mientras avanza el calendario; aérea, los autos y las piezas mecánicas y de ingeniería.

Otro punto fue la fecha de la carrera: la categoría apuntó a las primeras rondas, aunque la idea se estrelló contra la presencia del MotoGP, que tiene pautada para marzo su presencia en la Argentina. El Grupo OSD, Orly Terranova es el CEO, asume las tareas sobre el circuito dos semanas antes para el armado de los boxes y apuntalar la infraestructura y los servicios que demanda el MotoGP.

Sin chances en marzo y con las 500 Millas de Indianápolis en el último fin de semana de mayo, la Argentina disparó la fecha para septiembre u octubre. Pero la respuesta de IndyCar fue negativa: la categoría cierra su temporada en septiembre y no dejará que se realice fuera de los Estados Unidos. La alternativa que surgió fue que la visita a Termas de Río Hondo se haga después del cierre del certamen, con una carrera sin puntos, pero con un incentivo económico importante para que no pierda interés entre los pilotos y los equipos.

Esta modalidad de carrera fuera de agenda podría hacer variar el monto del fee, que ascendería a 8.500.000 dólares. IndyCar aprobará un contrato por tres años, aunque sería flexible en cuanto a anularlo si la situación económica del país impide solventar gastos. Claro que la continuidad podría estar atada a los avatares políticos, si la oposición gana las elecciones presidenciales y opta por quitar el apoyo a la carrera.

Mientras Canapino deshoja las posibilidades de continuar en IndyCar y la Argentina se ofrece como escenario en el calendario, el piloto será confirmado para las seis últimas fechas del campeonato de Turismo Carretera. El arrecifeño integrará el JP Carrera, la estructura para la que compitió en 2022, y esas fechas resultarán una ayuda económica, después de la propuesta que le acercó el dueño del equipo, Gustavo Lema.

La oficialización de su retorno se ensayará el viernes en Tecnópolis, donde Juncos Hollinger Racing tiene presencia en la muestra de tecnología, ciencia, arte e industria. El auto de TC estará pintado de negro y verde, y llevará también el N°78, como en IndyCar. El arrecifeño correrá en Indianápolis el 12 de agosto, y se reencontrará con el público en el autódromo de Buenos Aires, una semana después, cuando el TC cierre la Etapa Regular de su campeonato, y volverá a participar el 27 de agosto en IndyCar, en el Gateway Motorsports Park, en Madison. Las pistas lo seguirán teniendo como actor a Canapino. Mientras, resta definir dónde estará su futuro.

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