Alcohorexia: cuando el acohol reemplaza a la comida
A los 14 años y "casi como un juego", Luciana comenzó a provocarse vómitos después de cada comida con el fin de mantenerse delgada. A esto, se sumaron los atracones de chocolates y después llegó el alcohol. "Mi mayor problema era que el alcohol tenía muchas calorías, entonces cuando sabía que iba a tomar, me salteaba la cena", recuerda. La adolescente adoptó esta riesgosa conducta de manera frecuente y solo reconoció su gravedad cuando un día despertó desnuda en la habitación de un hotel sin saber cuándo había llegado allí ni con quién. "Me sentía sucia, había tocado fondo, física y emocionalmente", recuerda.
Luciana, como tantas otras mujeres de entre 15 y 50 años, sin saberlo, padecía de alcohorexia. "Es una enfermedad aun no formalizada en el discurso médico académico, que combina el trastorno alimentario con el abuso de alcohol", explica Juana Poulisis, médica psiquiátrica y autora del libro Los nuevos trastornos alimentarios. El desorden consiste en reemplazar, premeditadamente, las calorías de una comida completa por las de las bebidas alcohólicas.
Normalmente, los pacientes que restringen la ingesta de alimentos previo a tomar alcohol, lo hacen con dos intenciones: para mantenerse delgados o para que las consecuencias de la intoxicación sean mayores. "De acuerdo a sus rasgos psicológicos, biológicos o hereditarios, hay dos variaciones muy marcadas de la alcohorexia: los que alteran su conducta alimentaria en pos de su figura, en su mayoría mujeres, y los que directamente se saltean comidas para sentir el entusiasmo, la euforia o la calma que les produce el alcohol, que suelen ser los hombres", afirma Poulisis.
La alcohorexia consiste en reemplazar, premeditadamente, las calorías de una comida completa por las de las bebidas alcohólicas.
Según los últimos estudios en la materia, al menos el 30% de los trastornos alimentarios tienen comorbilidad con el abuso de alcohol. La médica psiquiátrica explica que, si bien las personas que sufren desórdenes alimentarios "responden una personalidad obsesiva, autoexigente y rígida", también "pueden tener conductas impulsivas". Poulisis aclara que este rasgo se ve mucho más acentuado en pacientes con bulimia o con trastorno por atracón, mientras que "una mujer que transita una anorexia restrictiva o una ortorexia no va a caer en la alcohorexia porque no se permite tomar estas sustancias".
Si bien el paciente con alcohorexia utiliza el alcohol para relajarse y evadir temporalmente el estrés y los condicionamientos del entorno, la especialista asegura que la alcohorexia y el alcoholismo no pueden equipararse, ya que el primero no presenta una compulsión física o cuadros de abstinencia. Sino que, mediante el efecto de embriaguez, compensan la falta de gratificaciones de su rutina alimenticia restrictiva. "Con un atracón de alcohol, buscan la calma sin tener plena conciencia de sus consecuencias", destaca Poulisis.
Al menos el 30% de los trastornos alimentarios tienen comorbilidad con el abuso de alcohol.
Los atracones de alcohol suelen darse los fines de semana. En el caso de los jóvenes, durante las famosas "previas" o salidas a boliches, alejados de sus entornos familiares. "Los adolescentes quieren desinhibirse y avalan estas conductas destructivas. Está bien visto entre ellos tomar grandes cantidades de alcohol", afirma la médica. Entonces, los que sufren de un desorden alimentario "no quieren quedarse afuera pero tampoco quieren engordar" y por eso, evitan comer antes de ingerir alcohol. Por esta razón, los efectos de las sustancias impactan aún más en el organismo debido a que se encuentran "en ayunas, deshidratados y con bajo peso".
Está bien visto entre los adolescentes tomar grandes cantidades de alcohol.
Si no se identifica a tiempo, las consecuencias de la alcohorexia pueden ser severas. En primera instancia, provoca un déficit de vitaminas, minerales y nutrientes que llevan a un estado crónico de cansancio y generan propensión a contraer enfermedades. Además, a medida que aumenta el consumo de alcohol, Poulisis explica que "pueden desencadenarse alteraciones cerebrales irreversibles" y a nivel cardiovascular, "trastornos del ritmo cardíaco". Como resultado, se producen alteraciones de "las relaciones interpersonales, del rendimiento académico, comportamientos violentos y conductas peligrosas la salud como prácticas sexuales de riesgo o conducción temeraria bajo los efectos de la bebida".
En cuanto a la recuperación, la especialista detalla que si el trastorno es mucho más fuerte que los atracones alcohólicos, "se trabaja primero la conducta alimentaria y el abuso de alcohol se hace con otras terapias". Sin embargo, cuando la dependencia al alcohol se instala, "se hace un tratamiento dual, en el mismo lugar y con el mismo equipo". Generalmente, la recuperación es eficaz cuando se educa al paciente en habilidades de regulación emocional y tolerancia al malestar.
Cuando la dependencia al alcohol se instala, se hace un tratamiento dual.
Para prevenir la alcohorexia, Poulisis aconseja a los padres de adolescentes que presten especial atención al comportamiento de sus hijos: "Hay que fijarse bien como salen al encuentro con sus amigos, si se saltean comidas, si falta alcohol o dinero en la casa, observar si están teniendo dificultades en la escuela y ver cómo llegan después de una salida, si pueden levantarse o si no comen en todo el día".
Finalmente, la médica psiquiátrica asegura que otra forma de evitar la alcohorexia es postergar el consumo de alcohol de menores. "Por supuesto que tiene que ver con cada familia, pero si un chico empieza a tomar alcohol desde una edad temprana, tiene más posibilidades de sufrir un abuso de alcohol", concluye Poulisis.
Si un chico empieza a tomar alcohol desde una edad temprana, tiene más posibilidades de sufrir un abuso de alcohol.
A dónde recurrir en busca de ayuda
La Casita: es un Centro de atención y prevención para adolescentes y jóvenes y su familia. Para el abordaje de la problemática que pueda surgir, trabaja enfatizando los recursos de la persona y su sistema familiar apoyándose principalmente en el grupo de pares. Tel.: (011) 4787-5432.
Hospital Piñero. Tel.: (011) 4631-8100 / 0526
Hospital Borda Tel.: (011) 4305-6666 / 6485
Hospital Durand. Tel.: (011) 4982-5555 / 5655.