Almuerzo en la city: el lugar donde un sándwich cuesta media cuadra de fila
El Buen Libro, en Reconquista 631, explota de gente cada mediodía; durante mucho tiempo convivieron textos y fiambres
"¿Qué regalan ahí?", se pregunta uno al toparse con una fila de media cuadra en la puerta de Reconquista 631, en el centro porteño. Cualquier mediodía, de lunes a viernes, la cola es infalible. En verdad, no hay promociones ni regalos. Pacientemente, decenas de personas esperan su turno para comprar un sándwich. No es una escena común, porque en esta zona todo el mundo anda apurado y, además, porque cada cinco pasos hay un lugar de comidas rápidas que no ofrecen demoras. El nombre de la sandwichería no es menos raro. Se llama El Buen Libro.
Es la media mañana de un día laborable y uno de los empleados está preparando la exposición de los ingredientes. Los acomoda detrás de una vitrina con el cuidado de un modisto de alta costura. Vestido de blanco intachable, y con un gorro de cocinero de bordes azules y rojos, parece acostumbrado a saciar la curiosidad ajena. El lugar se llama así, dice, porque su dueño ha sido, antes que cualquier otra cosa, un librero.
Oscar Bempo, el dueño de El Buen Libro, tiene 81 años y fue desde siempre un gran lector de novelas y un inigualable vendedor de libros. Al principio, siendo muy joven, ofrecía colecciones y enciclopedias, puerta a puerta y en cuotas. En 1982 decidió que su vocación tenía que tener un lugar propio y un nombre.
Se arriesgó, alquiló un local austero en la calle 25 de Mayo 535 y montó su librería. La llamó, claro, El Buen Libro. Su hijo Germán, que ahora es el encargado de la sandwichería y de la provisión, recuerda la fecha porque fue el año de la Guerra de las Malvinas y porque él estaba terminando el colegio secundario cuando su padre le preguntó si quería trabajar con él. Dijo que sí. Y también sus hermanas. Habrán sido felices.
Pero la hiperinflación de 1989 volvió insostenible el proyecto y Oscar Bempo tuvo que tomar una decisión. Un amigo le prestó el dinero para el cambio de rubro.
Había que resistir, saber elegir qué vender de ahí en más. Germán recuerda que un jueves a la noche el local cerró como librería para siempre. Y el lunes abrió como provisión; una fiambrería con servicio de sandwichería y un surtido de productos que se consumen en oficinas.
En esos tres días -inciertos, potentes, inolvidables- cambiaron muchas cosas. Pero Oscar Bempo no cedió el nombre. La provisión siguió llamándose como la librería, aunque sonara raro. Fiambres y libros convivieron durante un largo tiempo. En una repisa seguían exhibiéndose ejemplares de novelas en venta. Era el comienzo de los 90 y LA NACION publicó en su última página una columna titulada "Borges y el salchichón"; una fotografía mostraba un gran cuadro del escritor sonriendo junto a varias piezas de fiambres que colgaban de un gancho.
Unos años después, cuando el edificio de la calle 25 de Mayo se demolió, se trasladaron al local actual; con el cuadro de Borges indemne, resistiendo la mudanza.
El futuro
Hace unos años, nadie recuerda la fecha exacta, hubo que despejar también la curiosidad de María Kodama. La viuda de Jorge Luis Borges llegó hasta El Buen Libro, caminó hasta el fondo del local, se plantó frente al retrato de su marido y escuchó la historia.
¿Reabrir la librería? Germán dice que su padre está retirado y que él no sabría cómo. Por ahora, se muestra conforme con el éxito de la provisión así como está, con las largas filas de los clientes cada mediodía. En aquella nota publicada por LA NACION, Oscar Bempo decía: "Es que para hacer estos sándwiches hemos leído mucho".
Combinación perfecta
- Un sandwich en El Buen Libro cuesta unos $85 y coman dos personas. Ofrecen distintas variedades de productos, con panes y fiambres especiales. Una particularidad: los variados panes están colocados como si fuesen libros en una biblioteca.
- Según los comensales que fueron consultados, el lugar tiene una combinación infalible: "calidad y precio". Cada cliente puede armar su sandwich a gusto, de acuerdo a todos los ingredientes frescos exhibidos.