El paranaense, con Ford, logró la corona en la popular categoría, al igual que en 2020 y 2021; el domingo pasado se consagró en TC Pick Up, con Toyota
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Camina Micaela, atada por los nervios, por fuera del box. En el garaje, sus hijos Salvador y Rafael miran atentos la pantalla del monitor. En la pista, Mariano Werner, esposo y padre, desconoce la secuencia: el paranaense está enfocado en redondear la imperial tarea que empezó en febrero, en Viedma, con una victoria. El autódromo de Villicum es el escenario de la cita final del calendario y de la consagración: el cuarto puesto en el clasificador ofrece los puntos suficientes para sellar el tricampeonato de Turismo Carretera.
También para coronar un cierre de temporada brillante: pintar en el Ford nuevamente el N°1 en la categoría más popular y longeva del mundo, el último episodio de una semana inolvidable, para el recuerdo: siete días atrás ganó, con Toyota, el campeonato de TC Pick Up. Dos coronaciones con marchas opuestas: en el TC se impuso por amplio margen en la Copa de Oro: 226 puntos contra 191,5 que cosechó Germán Todino (Dodge), ganador en el circuito sanjuanino y quien con cuatro éxitos resultó el piloto más ganador del año; en las camionetas, al superar por 7,75 unidades a Juan Pablo Gianini, aunque inició la definición medio punto por debajo. “Para mí es como si fuera el primero: lo sufro, lo vivo, lo deseo”, relató el monarca.
Las lágrimas durante la vuelta de celebración, los trompos dibujados mientras estallaban los fuegos artificiales, el saludo y el reconocimiento de los rivales en la pista, bajarse del auto para abrazarse con un grupo de hinchas, el arribo al parque cerrado para celebrar con el equipo, la familia, los allegados… Cubierto de espuma y de papeles, el campeón desató la locura de La N°4, la hinchada de Ford, que alistó las banderas para el festejo.
Ford es una marca icónica del automovilismo argentino y la que tiene más título en el TC -45 coronas-, y una consagración emotiva para los seguidores con más años: el modelo Falcon emprenderá la retirada en 2024, cuando la categoría ponga en marcha la renovación del parque para inaugurar una nueva generación. Los usuarios del Óvalo que opten por el cambio, en el comienzo convivirán las dos concepciones, dispondrán del modelo Mustang Mach 1; Chevrolet cambiará la Chevy por el Camaro ZL1 y Dodge la coupe GTX por el Challenger SRT; Toyota actualizará el Camry, que se estrenó en 2022, y Torino tomará la silueta del Challenger para el nuevo diseño.
Ford Mustang, el futuro de la marca en el TC
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— Turismo Carretera ACTC (@actcargentina) December 3, 2023
Nos subimos arriba del nuevo Ford Mustang TC 2024 para dar una vuelta con @MWernerOK 😮💨
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“Algo pasaba, no lo podía manejar. Me encomendé a Dios, a la Virgen y a la Difunta [Correa]. No me quedan más lágrimas, me lloré todo. Toqué el cielo, con lo difícil que es ganar tres títulos me podría despedir hoy mismo del automovilismo. Se lo pedí a mi hermano [Gabriel falleció en 2007] que me ayudó a ganar dos títulos en siete días. Es lo máximo que conseguí como piloto”, comentó Werner, embargado por la emoción, los recuerdos, las dificultades que un piloto debe sortear en el camino para bañarse de gloria.
Porque Werner conoce el amargo sabor de la derrota y de perder un título en la última carrera del calendario y también sabe de las embriagantes burbujas del éxito y las coronas. “Siempre me pongo contento cuando ganan los talentosos y Mariano es uno de los grandes pilotos de la historia del TC”, resaltó Agustín Canapino, que cerró su corta temporada en la categoría con un tercer puesto; el arrecifeño fue un acérrimo rival en la pista durante 14 calendarios y quien le sopló un título en la definición de 2010. “Fue el conjunto a batir durante todo el año: Werner es un gran campeón”, lo felicitó Julián Santero (Ford), que pulseó por el triunfo en Villicum y también la corona. El Gaucho Todino, tras el reconocimiento, sacó a relucir una humorada, pero también una advertencia: “Lo vamos a correr el año que viene”.
“Tuvimos un gran sábado, sólidos en la clasificación. Hoy amaneció más fresco, con más viento, y la suciedad en la pista puede complicar: largar en la tercera serie va a ayudar”, anunció Werner, antes del comienzo de la actividad de la última jornada del calendario de TC. Siempre analítico y detallista, el entrerriano observó que el cambio climático se trasladaría a la condición de la pista de Villicum y los resultados de las tres series clasificatorias confirmaron el pronóstico: el piloto del Fadel Memo Corse Racing pulseó en la largada con el campeón vigente Manu Urcera (Torino) y, aunque en el ingreso de la primera curva quedó relegado unos metros, dibujó la mejor trayectoria para encaminarse al éxito parcial.
Un triunfo con el que neutralizó las victorias en las series de sus rivales Santero (Ford) y Todino (Dodge) –poleman-, aspirantes al título, pero además registró el mejor tiempo y se adueñó del mejor puesto de largada para la carrera final. Con una ventaja de 41,5 puntos sobre 60 en disputa frente a Santiago Mangoni (Chevrolet) –arribó quinto en la batería que abrió el espectáculo dominical-, Werner inició el último recorrido para sellar el tricampeonato.
Con los resultados de las series, asomar la calculadora y las cuentas para analizar un escenario desfavorable, de esos que no son ajenos al automovilismo. Una falla mecánica, un despiste, un roce con otro piloto… variantes que están latentes y pueden desajustar un fin de semana ideal, una aventura soñada. En el box convivían la tensión y la calma, los números estaban a la vista: si ganaba Mangoni debía finalizar 22°; un triunfo de Todino lo obligaba a terminar 26°, y si los vencedores eran Santero o Juan Martín Trucco (Dodge), arribar en el puesto 28° le redituaba la corona.
Para la Copa de Oro, el mini torneo de cinco fechas que consagra al campeón, se clasificaron los mejores 12 pilotos de la Etapa Regular, que ganó Werner en Buenos Aires; a la última cita arribaron ocho pilotos con posibilidades matemáticas, pero solo cinco a la definición de la carrera final. Del quinteto, tres partieron en los tres mejores lugares de la grilla, con el paranaense al frente. “Acertar la puesta a punto será importante. El auto se enseñó sólido, con un gran funcionamiento: es producto del trabajo de todo el equipo”, anticipó el principal candidato. Y agregó: “sabemos lo que es ganar y también perder, sabemos que es lo que hay dentro del bolillero.”
“Las chances no son tan claras”, respondía Mangoni ante la consulta de la transmisión oficial. El balcarceño partía desde la octava fila junto a Trucco, que para consagrarse además de sumar más puntos que el resto debía ganar y así cumplir con el requisito reglamentario de firmar un triunfo en el calendario. “Me enfoco más en la carrera que en el campeonato. Salir a ganar la final y esperar el resultado del resto. El destino dirá…”, apuntó Santero, que no tuvo resistencia de Werner en la largada y se apoderó de la cabeza de la carrera.
El paranaense, con inteligencia y apuntalado por la diferencia de puntos, no se enredó en batallas innecesarias para el objetivo de máxima: la corona. Primero fue Santero y en el tercer giro, después de atacarlo y desatar tensiones entre los integrantes de los boxes, Todino ensayó la maniobra de superación.
La carrera se partió entre los dos pilotos que querían cerrar el año con un triunfo y el pulso de la corona. Santero y Todino ofrecían un espectáculo que demostraba el arte del ataque y la defensa; Werner, desde el tercer puesto del clasificador, observaba cómo luchaban sus rivales por el primer lugar. En la larga recta opuesta, y después de dejar pasar a Canapino y a Urcera, Werner se quitó de encima a los autos más rápidos para no complicarse y hasta se dio espacio para soltar el volante e hidratarse… El ingreso del Auto de Seguridad, a siete giros del final, lo devolvía a un lugar indeseado, rodeado de rivales. El relanzamiento, con siete vueltas para la bandera a cuadros, tuvo un aliado: el uruguayo Mauricio Lambiris (Ford). El charrúa fue el máximo rival que tuvo Werner en la conquista del primero título, en 2020: sumó más puntos en la Copa de Oro, pero le faltó cumplir con la victoria en el año. En el trazado sanjuanino, Lambiris se posicionó detrás del paranaense y sirvió de escudero para neutralizar a aquellos que largaban desde atrás. “Hice lo que tenía que hacer: me dediqué a ir despacio y cuidando que nadie se pase o lo choque. La misión era darle una mano para que el campeonato quede en la marca Ford y para que sea campeón: se lo merece”, se sinceró el uruguayo.
Tres títulos de TC; dos en la Fórmula Renault; uno de TC Pick Up y otro en Turismo Nacional, el palmarés que enseña desde ahora Werner, que ya trabaja con la estructura para revalidar la corona con los nuevos autos. El apetito por nuevas conquistas no se detiene. La propia y la del grupo de trabajo que acompaña al paranaense, que puede mutar de estructuras, aunque se rodea siempre de los mismos mecánicos, ingenieros, y de los motores que le brinda Rody Agut. El conjunto cambia de denominación, de taller, pero mantiene la esencia. “Tengo al mejor grupo humano, a los mejores mecánicos; a Rody. Sufrí como el primero y como nunca. Toda definición trae estrés, nerviosismo: estar pendiente de un montón de cosas y en dos categorías, pero no sé hacer otra cosa”, señaló el paranaense. Un secreto a voces, pero la clave del éxito de Werner, el campeón igualó en cantidad de títulos de TC a Roberto Mouras y a Oscar Pincho Castellano y que celebró dos coronaciones en una semana.
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