Una ex chica Disney. Mechi Lambre: “No me sorprendió lo de los ataques de pánico de Tini porque, sin un nombre, ya lo habíamos vivido”
En una entrevista con Maite Peñoñori para LA NACION, la actriz se abrió y contó cómo es sufrir de fobia social y su truco para superarla día a día, además de tratarla en terapia
Mercedes Lambre (31) saltó a la fama a los 18 años con el personaje de Ludmila en la serie juvenil Violetta. Tras seis exitosos años, la serie llegó a su fin y con ello la vida de Mechi cambió totalmente. Luego de haber vivido giras mundiales con teatros llenos, se tuvo que enfrentar a la realidad de los artistas que luchan por conseguir proyectos y que sean exitosos. Hoy en día asegura haber aprendido a aceptar esta situación y a “abrazar los fracasos”. En 2020 contrajo matrimonió con Ezequiel Freidzon a quien define como “un capo que la banca en todas” y con quien desea formar una familia.
SU LLEGADA A VIOLETTA
–El año pasado fue la gran celebración por los 10 años de Violetta, ¿cómo lo viviste eso?
–Fue emocionante. Cada uno ha trabajado mucho por salir adelante más allá del proyecto y de repente esto nos obligó a revivirlo. Volvimos a cantar las canciones y a hacer las coreografías, yo sentí que volvía a tener 18 años. Fue muy lindo.
–¿Cómo llegaste a Violetta?
–Yo fui a acompañar a una amiga que quería audicionar y me insistió para que la haga. Yo creía que esas cosas estaban arregladas y además creía que había gente muy talentosa con la que no competía. Escuche una conversación donde una chica le decía a la otra que se mande y ahí pensé “acá se manda cualquiera, ya fue, me mando”. Yo igual me prepare siempre, pero tenía la idea de que tenía que ser la mejor en todo para estar en la televisión. Me terminé yendo a comprar un CD, que le descargué una pista para bailar y cantar en un ciber, y entré. Después hubo varios castings durante seis meses donde nos convocaban seis horas por día. Era un ambiente muy intenso de competencia. Pero bueno, terminé quedando.
EL DESPUÉS DE LA FAMA ABSOLUTA
–Violetta fue furor, fue uno de los productos más fuertes de acá ¿cómo fue el después de todo eso?
–Sí, fue muy grande, se vendió a 50 países, fue el show que más Gran Rex hizo, hicimos dos giras mundiales, teníamos un gran equipo. El después claramente fue duro, más que nada porque cuando entras a un sistema así tan de chico, te vas construyendo de esa manera. Si eso me pasara hoy a los 30 años, yo ya se más o menos quien soy y lo vivís de otra manera. Yo después de Violetta empecé a entender lo que era ser un artista de verdad, lo que era remar las entradas. Fue muy duro para mí entender en serio el sacrificio de ser un artista, porque yo había vivido en una burbuja. Me pasaba que estaba haciendo teatro y no entendía porque no estaba lleno. En ese momento me frustre mucho y no la pasé bien, me sentía responsable de que no funcione lo que estaba haciendo. Estaba acostumbrada a que la gente me pregunte dónde me iba a ir de viaje o cuál iba a ser mi mega paso y yo en realidad estaba sin proyectos, eso me afecto a mi fobia social.
–¿Qué sería la “fobia social”?
–Es algo que surge a través de un trauma por una expectativa social que uno tiene, y yo siempre fui muy diferente. No entendía muchos estándares sociales.
–¿Sufrías bullying en la escuela?
–Sí, yo en la secundaria la pasé muy mal. Formaba parte de un curso donde había comentarios clasistas, racistas, sexistas. Yo nunca me pude vender a eso y me terminaron aislando.
–Bueno hoy se esta hablando un montón más de la salud mental, hasta Tini contó el otro día que estaba acompañada constantemente por una psicóloga y que había sufrido ataques de pánico. Antes capaz esto se ocultaba.
–Sí, antes las megas estrellas terminaban con problemas de adicciones y hoy terminamos haciendo un tratamiento psicológico. Los problemas se tapaban y ahora se resuelven, se tratan, si es necesario te medican. Es muy importante tratarse, porque cuando te dan un diagnóstico te libera. A partir de ahí decís: “No es que estoy loca, tengo algo y lo tengo que trabajar”.
–A mí me sorprende como cada vez son más los que cuentan que sufrieron ataques de pánico.
–Sí, yo tuve dos episodios y es muy fuerte. Es como una mentira que se te instala en la cabeza que te dice que te estas a punto de morir. A mí cuando me agarró, me agarró por metros. Yo creía que en dos metros me moría entonces me tenía que quedar quieta. Fueron hechos muy aislados que me pasaron después de situaciones fuertes de ansiedad social y pude resolver con mi psicóloga.
–Y en una situación de tanta exposición, como fue Violetta, ¿no lo padeciste?
–Ahí pasaba que de alguna manera estaba cubierta y además todo lo que recibía era amor. El amor fue en parte lo que me rescató a mí.
–¿Te sorprendió cuando salió lo de Tini y sus ataques de ansiedad?
–No, sorprenderme no me sorprendió. Con ella tenemos una relación muy cruzada por el tema de los horarios y todavía no pudimos coincidir para hablar. Pero no me sorprendió porque nos conocemos mucho, y quizás sin un título, en la gira hemos vivido ansiedad. Entre las dos hicimos como un refugio, ella fue mi lugar seguro.
MUCHO AMOR PARA DAR
–¿Te dan ganas de formar familia, de ser madre, o es algo con lo que no soñás?
–Me gustaría adoptar. Hay algo que me pasa con los nenes en situación de calle, me destruye la pobreza en los niños. A veces pienso que para qué traería un bebé al mundo si ya hay muchos nenes que me necesitan. Tendría un hijo propio para experimentar lo que es estar embarazada, pero en realidad que tenga mis genes o no los tenga me da lo mismo. Me gustaría tener mucho dinero para adoptar no sé, cinco chicos, no lo hago hoy porque no tengo la posibilidad económica. Yo estaría dispuesta también a adoptar un adolescente o preadolescente y ofrecerle el tratamiento psicológico que necesite para adaptarse.
–¿Y tu marido esta de acuerdo?
–Sí, él me banca en todas. A él le gustaría tener un bebé nuestro para experimentar eso, pero si de repente yo no quiero pasar por el proceso de estar embarazada, él esta de acuerdo con que solo adoptemos. Es un capo, por eso me casé.