“Si agrandamos las escuelas se vacían la cárceles”. Julián Weich dio su opinión sobre los recortes en cultura y la crisis educativa
En una entrevista con Maite Peñoñori para LA NACIÓN, el conductor habló de su vuelta al teatro, contó cómo empezó a conducir, habló de la paternidad hoy y sobre la necesidad de invertir en educación
Julián Weich (57) es un reconocido conductor de la tv argentina. Si bien comenzó su carrera como actor, hace tiempo había dejado ese rol de lado, pero lo retomó este año con “Velorio a la carta” un éxito de la Avenida Santa Fe dirigido por Diego Reinhold.
Desde hace 31 años es embajador de Unicef y aseguró que hacer algo por el otro te cambia el ADN y te mejora. También opinó sobre los porcentajes de pobreza infantil de hoy en día, y de la necesidad de invertir en educación para salir adelante.
VUELTA A LA TABLAS
- Volviste al teatro con “Velorio a la carta” ¿Hace cuanto que no actuabas?
- 18 años. No es que yo no quería actuar, si no como estaba conduciendo no me llegaban propuestas y yo tampoco tenía desesperación por actuar.
- ¿Vos buscaste el traspaso de la actuación a la conducción?
- Yo no digité mi carrera, se me fueron dando las oportunidades y yo fui aceptando. Además tuve la suerte de equivocarme poco en lo que elegí. En El agujerito sin fin aprendí a conducir y yo lo tengo como un punto de inflexión.
-¿Te sorprendió que termine Vivo para vos?
- Cuando nos despedimos en diciembre había una chance de que el programa no siga, pero por un tema empresarial. Yo estoy acostumbrado, aparte duró 3 años y los programas terminan en algún momento.
APRENDIZAJES DE LA PATERNIDAD
- Fuiste padre por primera vez a los 24, ¿Qué aprendes de tus hijos, qué vinculo tenés?
- A mí me desestructura ser papá hoy. Ya son independientes mis hijos, pero me desestructura porque viven una adolescencia y una infancia que no existía en mi época. En todos los sentidos, la sexualidad, el contacto con las drogas, con el alcohol, tienen acceso a todo el mundo. Uno de mis hijos está dando clases de ski en Japón, a mí no se me hubiera ocurrido nunca que podía elegir a qué país irme a trabajar.
- Ustedes también los deben haber criado libres…
- Yo creo que es que ellos en la batalla nos ganaron, no teníamos motivos para decirles que no hagan las cosas. Hoy me parece que a los chicos se los escucha más porque vienen con otra voz y no hay muchas chances de no escucharlos. Vienen con otra mentalidad.
SU COSTADO CARITATIVO
- Hace 31 años que estas comprometido con Unicef, ¿Cómo surgió?
- Esto pasó accidentalmente porque el primer programa que se hizo de Unicef fue en Canal Trece que era Todo por los niños donde los cinco canales de aire hacían un pedacito de un programa ómnibus. Los dos años siguientes lo hizo solo canal trece y lo conduje yo, lo promoví, y luche para que dure más horas. Desde entonces esa relación se mantuvo en el tiempo, hoy soy uno de los embajadores más viejos y activos. Donde me necesitan estoy.
- ¿Qué te pasa cuando ves tantos chicos pobres?
- Me parece un espanto. Hace 31 años decía que la mitad de los pobres son chicos y la mitad de los chicos son pobres. Hoy es más el porcentaje, estamos peor. Por eso yo sigo colaborando con Unicef, tengo mi marca Conciencia, colaboro con muchas fundaciones. Me dedico mucho a los social porque siento que no hay que echar culpas, si no que hay que hacer.
- El otro día hablaba Adrián Suar del tema de la cultura, de que no se puede medir todo en términos de rentabilidad...
- Obvio que no se puede medir todo en términos de plata. Me parece que es un tema de costo y beneficio, la cultura está buenísima mientras que ayude a mucha gente, a la mayoría, al 99% . Se dice que por un año va a haber reducción de inversión en la cultura y también de la pauta oficial. Si por sacar la pauta van a comer más chicos, la saco yo.
- Se dice que la única manera de salir de esta situación del país es la educación, ¿Qué opinas?
- Sí. Es la educación al 100% y a velocidad. Yo colaboro con el colegio Madre Teresa en Virreyes, que da la mejor educación a los chicos más pobres. Tiene 10 años el colegio y la mitad de los que egresaron estudia y la otra mitad trabaja. Es el ejemplo perfecto de que la educación funciona, porque ninguno de esos chicos va a salir a robar. Esto hay que replicarlo, hay que invertir en eso. No agrandemos las cárceles, agrandemos las escuelas. Si vos agrandas las cárceles se van a llenar, si agrandas las escuelas las cárceles se van a vaciar.