Pilar Sordo: “El mundo va hacia el placer, a conectarse con el disfrute”
La psicóloga y escritora chilena habló sobre cómo la pandemia cambió nuestra vida y sobre la importancia del amor propio para pasar amar al otro.
La psicóloga e investigadora chilena Pilar Sordo es reconocida por contar en sus libros el resultado de sus indagaciones sobre la vida de sus pacientes y sobre su propia vida, poniendo el foco sobre temas como el coraje, el dolor, la soledad y el placer. En esta oportunidad, visitó la Argentina para presentar Del amor propio al amor al otro, un nuevo libro en donde plantea la importancia de reconocerse a uno mismo antes de aceptar todo lo que el otro tiene para ofrecernos. En diálogo con LA NACION, Sordo señala que aprender quiénes somos es un trabajo de largo aliento: “En esas cuestiones, uno es alumno permanente”.
Sordo señala que el amor propio siempre estuvo asociado al egoísmo, por lo que no nos resulta fácil el amor hacia uno mismo para luego saber cómo amar a alguien más: “Se hace más difícil para lo femenino, porque nos cuesta poner límites, fuimos educadas por el modelo patriarcal, sostenemos una falsa humildad”, dice.
Para lograr esa conexión con nosotros mismos, la investigadora aconseja desprenderse de aquellas creencias instaladas que no hacen más que distanciarnos del amor hacia uno mismo y hacia los otros: “Las creencias no nos hacen bien, implican juicio, prejuicios, distanciarse del otro”.
A lo largo de la entrevista, aparece con frecuencia la palabra “otroridad”. “Uno forma parte de algo más grande. Somos más todos juntos que solos, cambiamos en la conciencia del otro; la otroridad es cuando aparece el otro y con el otro invento y allí está la sororidad, la equidad, el cómo se reparte todo lo que existe. Tiene que ver con la concepción de que en la manera de que yo esté bien conmigo salgo mejor al encuentro del otro”, explica.
Pandemia y después
¿De qué manera nos cambió la pandemia? ¿Cómo fue trastocando nuestras prioridades? “La pandemia nos hizo cuestionarnos un montón de cosas: propósitos de vida, dónde queremos vivir, quiénes valen la pena a tu alrededor, quiénes no; fue un colador afectivo gigante. Es como cuando a uno se le pierde el celular, los contactos que quedan son los que valen la pena. Pero no podemos culpar a la pandemia de todo, lo que hizo fue mostrar lo que ya estaba. Nos dio la visibilización del conflicto de una manera distinta”, sostiene.
Sordo estuvo muy enferma el año pasado, y asegura que uno de los motivos fue “la falta de amor propio”. “No fue fácil aceptar el cambio de mi cuerpo, debí tener mucha compasión conmigo misma, creo que la pandemia nos hizo valorar la honestidad, que pasó a ser un valor importante. Primero tenemos que ser honestos con nosotros”. Y agrega: “Hoy el liderazgo está valorado por la honestidad, voy a elegir un líder que hace lo que dice, que muestra lo qué es realmente. El concepto de fortaleza, el pensar que hay que aguantarse, quedó atrás, ya no hay que aguantarse nada en la vida, ni las ganas, ni las emociones que uno experimenta”.
Pensamientos y emociones
Estamos hechos de pensamientos, sensaciones, sentimientos y emociones, nos cuenta Pilar Sordo: “Una emoción siempre responde a un pensamiento, si queremos cambiar nuestra forma de sentir, necesariamente deberíamos cambiar nuestra forma de pensar. En la medida que empezamos a cuestionar nuestros pensamientos, en el momento en que los descubrimos, es divertido hacer el proceso, estar atentos y modificarlos”.
La meditación es una buena herramienta, asegura: “Lo primero es romper la barrera de ‘no voy a ser capaz de poner la mente en blanco’, se trata de ir y volver en los pensamientos y de repente hay algo que sucede que es mágico, un segundo de conexión cambia la conciencia. La meditación se puede mezclar con la oración, cada uno hace su propio combo. Lo importante es cómo te parás frente al día. Meditar te ayuda a detectar tus pensamientos, cuáles son las barreras. Una especie de inteligencia espiritual”.
Un camino al placer
Pilar Sordo se atreve a cuestionar a la psicología: “Creo que como ciencia no da el ancho, no responde todo lo que le pasa al ser humano hoy. La psicología tiene que girar hacia el sentido de la vida, que es el gran problema de la humanidad. Descubrir para qué nos levantamos todas las mañanas, eso es pura espiritualidad, tiene que ver con un sentido de trascendencia, con el conjunto de mente, cuerpo y alma, que se nos olvidó, ese trío está empezando a aparecer y el alma está en primer plano”.
Y cierra: “El mundo va hacia el placer, a no hablar más del pasado, a conectarse con el disfrute. La sanación apuntada al bienestar, a cómo estoy bien hoy”.