Nacido para la fama. Fede Bal: “Somos hijos de la inflación y de la devaluación”
En una entrevista con Maite Peñoñori para LA NACION, el actor se abrió y hablo de todo, desde el éxito de sus nuevos trabajos, hasta de cómo su enfermedad le cambio la forma de ver la vida
Federico Bal (34) hijo del comediante Santiago Bal y de la actriz Carmen Babieri, nació prácticamente siendo parte del mundo del espectáculo. Comenzó su carrera como un personaje de la farándula pero con el tiempo decidió ir corriéndose de ese personaje y probar otras opciones, esta decisión lo llevó a enfrentarse a dos desafíos nuevos, hoy es conductor de Resto del Mundo y protagoniza la exitosa comedia musical Kinky Boots. Sin dudas su lucha contra el cáncer a sus tan solo 30 años le cambio la vida y la forma de ver las cosas, “fue un bálsamo para mi ego” expresó.
UN RECORRIDO POR SU CARRERA
–Da la impresión que hacer Resto del Mundo es un trabajo soñado, ¿tiene sus contras?
–No, no tiene momentos malos. Todo lo que hacemos es bello, conozco el mundo, conozco ciudades. Soy fanático de los viajes y soy fanático de conocer ciudades.
–¿Lo buscaste o llegó y te sorprendió?
–Viendo un programa de Iván sentía que había otra forma de mostrar estos programas y conducirlos, la verdad que ahí apareció y estamos en la segunda temporada por iniciar seguramente la tercera. Así que ahora mi vida medio que se reparte entre Argentina y el mundo.
–¿Vos estudias cine?
–Sí, estudie cine en dos facultades y no terminé en ninguna porque preferí ir a laburar. Empecé a trabajar en cine como asistente de producción y de dirección hasta que empezó la vida más mediática. A los 21, 22 ya empecé a trabajar en el bailando y a hacer comedias en el verano. Fue mucho teatro, que ahora también sigue siendo que estamos con Kinky Boots y vamos a debutar el 2 de enero en Mar del Plata. Se me abrió una puerta muy linda actoral dónde me empecé a probar y a decir “ojalá no haga mierda mi carrera”.
–Yo me sorprendí cuando me dijiste que ibas a hacer de Lola...
–Sí. Lola es un transformista, una Drag Queen. Para el personaje se va la barba, se van los kilos, se va todo lo que ves y entra una peluca, pechos, cola. Tiene una actitud muy irónica, muy hermosa, y también hago de Simón que es cuando Lola no está drageada. Es un chico con muchas inseguridades, mucha falta de amor, de afecto y cuando me llegó la propuesta realmente me temblaban las manos. Cuando te tiembla el cuerpo es porque lo tenés que hacer, pero tenía mucho que perder también. En este profesión hay un riesgo muy grande que son ustedes, la crítica, porque te ponen en lo alto o te ponen en lo bajo. El público es importante pero más ustedes, el periodismo te catapulta o te entierra. A mí hace muchos años que vienen ayudándome, hasta en los peores momentos. No sé si necesito ayuda, simplemente veo un amor y un cariño de ustedes muy bello que es emocionante. Muchos actores a veces mucho más talentosos que yo no encuentran el apoyo del público.
HIJOS DE LA INFLACIÓN
–Este año te escuché decir que no vas a alquilar casa en Mar del Plata...
–No, me enojé. Me querían cobrar USD 22.000 por dos meses y medio. Sin desmerecer porque amo Mar Del Plata y es mi ciudad en el mundo, pero esto no es California. Hay un plus de ponerle un precio más por lo que le pasa al país que lo entiendo, otro precio más porque es temporada alta que también lo entiendo y le ponen otro precio más porque soy yo porque creen que gano millones de dólares. Yo esa plata no la hago ni en varias temporadas, gano lo que la gente paga para ver la obra. Me enojé y me alquilé un departamento chiquito. No me parece abusarse así de gente que va a laburar.
–¿Qué te pasa cuando volvés de afuera con los precios?
–Es terrible. Te vas un mes afuera y cuando volvés el paquete de arroz está el doble, es tremendo. En otros países con poco inflación ya se sienten raros, nosotros tenemos un master. Somos hijos de la inflación y de la devaluación.
EL ANTISEMITISMO SE HACE PRESENTE
–No sé si sos prácticamente, pero sé que te criaste en una familia judía, ¿cómo estas viviendo el conflicto bélico?
–Yo soy ateo, pero sí me crie en una familia judía por mi viejo y estudié en un colegio judío. Tengo mucho amor hacia el judaísmo. Tengo amigos que viven allá y están hoy en el frente de batalla, que no lo puedo creer y me parte el corazón, mi viejo hoy si estuviera vivo no podría creer todo lo que está pasando.
–También es impactante ver la cantidad de actos de antisemitismo que se empezaron a ver...
–Sí, yo tuve discusiones con amigos donde sentía que había comentarios antisemitas. Yo creo que es por la falta de información, no creo que haya una sensación realmente antisemita, si no que la falta de información te hace un poco más vulnerable a decir alguna cosa que en la que uno puede sentir un antisemitismo grande. Mi viejo me enseñó, al ser judío, que en cualquier parte del mundo uno tiene que parar cualquier pincelada de antisemitismo. Exageró capaz, pero si vos dejas una corriente antisemita crecer, se suman dos, se suman tres y de golpe hay un nuevo nacismo. Es muy feo el odio al judío, el odio a cualquier persona, pero hay odio hacia al judío sin saber y sin tener una razón. Es tristísimo.
SU LUCHA CONTRA EL CÁNCER
–A raíz de que contaste tu enfermedad mucha gente empezó a hacerse estudios, ¿por qué decidiste contarlo, tenías ese objetivo?
–Yo tuve cáncer de colon, cerca del recto. Tuve lo mismo que mi papá y mi abuelo, es hereditario. No sé si suma esto pero por si alguien lo escucha, si tuviste a alguien en la familia que pasó por esta enfermedad es importante que después de los 30 años te hagas estudios. Si no tuviste síntomas como puede ser un sangrado, un dolor fuerte de panza, o diarrea por varios días, después de los 30 años como rutina te tenés que hacer una colonoscopia y una endoscopia. Tenemos que sacar el miedo por la muerte de Débora Pérez Volpin porque en ese estudio por una mala praxis ella falleció. Mucha gente le tomó miedo y dejó de hacérselo y después empezaron a volver a hacérselo a raíz de lo que yo conté y como lo conté. Se hizo un reporte de como aumentaron las consultas y los estudios, hacerse una colonoscopia y endoscopia pasó a ser un hit. Mucha gente capaz tenía una sangrado y lo dejaba pasar, pero si lo dejas pasar se convierte en un tumor. Se convierte en cáncer.
–Te agarró joven el cáncer…
–Me agarró con 30 años, no era tan joven. Pero igual hay mucho más casos en jóvenes que tal vez en más adultos. Pasa mucho y por eso es importante escucharse y ver lo síntomas. La enfermedad fue como un bálsamo para mi ego, fue un momento de abrazarme y ver todo lo que conseguí con 30 años. Es triste que a veces te tenga que agarrar una enfermedad para valorar todo lo que tenés.
–¿Te enojaste cuando te enteraste?
–No, nunca pensé eso de por qué a mí. Pensaba que me tocó a mi porque tenía lo que había que tener para superarlo. Yo sabía que no me iba a morir a los 30 años.