Guillermo Cañas y su vida en Miami: “Veo muy difícil que la gente joven tenga esperanza de crecer en Argentina”
El extenista recibió a LA NACION en su academia de tenis
MIAMI.- Guillermo “Willy” Cañas (45) lleva más de una década retirado del tenis profesional y vive hace 14 años en el sur de Florida junto a su familia. A la distancia, recuerda cómo la inseguridad lo empujó a irse del país y opina sobre la crisis: “Creo que Argentina en los últimos quince años fue empeorando. Veo muy difícil que la gente joven pueda tener una esperanza para poder crecer ahí”.
La academia que fundó Willy con sus amigos Martín García y Gustavo Oribe, cuenta con siete sucursales -una de ellas en Argentina-, y según explica el mismo Cañas, antes se enfocaba en el entrenamiento de alto rendimiento, pero luego del fin de su ciclo como entrenador de la rusa Svetlana Kuznetsova, la academia dejó la parte competitiva y se orientó más hacia las clases privadas.
“Mi vida es muy tranquila en Miami. Nunca sentí esa falta de algo por dejar de ser jugador de tenis, no lo extraño”, le cuenta Willy a LA NACION. Lo que más le divierte ahora es su nueva pasión por el pádel: “La adrenalina de la competencia que tenía la hago hoy en el pádel y me divierte muchísimo”.
Sin embargo, admite que todavía sigue disfrutando del tenis a través de la pantalla: “La verdad es que esta nueva generación -del tenis- me gusta mucho. Lo que está haciendo Alcaraz a su temprana edad es algo brillante, y me parece que junto con Sinner y Rune van a hacer grandes finales de Grand Slam en el futuro. El legado de los Big Three (Federer, Nadal y Djokovic) fue tan largo porque la generación que venía abajo no le pudo hacer la competencia que necesitaban para sacarlos antes. A veces me cuesta pensar que con los que yo competí, más o menos casi la mitad de mi carrera, siguieron jugando y ganando por diez años más”.
El extop ten mundial, que como entrenador formó parte del triunvirato a cargo del equipo argentino de la Copa Davis en 2018, destaca a Francisco Cerúndolo como uno de los argentinos que más le gustan del ranking ATP: “Tiene todo para estar entre los primeros 20 del mundo”.
Para el extenista, que tuvo varios episodios violentos de inseguridad en nuestro país, la crisis argentina que generó una disminución de la clase media, ocasionó que “el deporte deje de crecer”, y lamentó que el tenis argentino no tenga “la gran magnitud que podría llegar a tener”.
–¿Cómo ves a la Argentina desde Estados Unidos?
–Mal. A veces es difícil opinar sobre algo, que sabés que mucha gente puede estar en contra. No me gusta opinar algo que a veces es polémico. Pero sinceramente veo mal al país. Espero que pueda hacer un cambio muy grande, porque creo que Argentina en los últimos 15 años fue empeorando, empeorando y empeorando. Creo que es un país increíble, porque es el país que amo, donde crecí, donde mis viejos estuvieron, donde toda mi familia sigue estando ahí. Pero veo muy difícil, sinceramente, que la gente joven pueda tener una esperanza de crecer ahí.
–Hoy la realidad argentina atraviesa al deporte… ¿Vos crees que hay una inferioridad en cuanto a las posibilidades que tienen los deportistas en Argentina comparado con el resto del mundo?
–Cien por ciento. Yo creo que no solo pasa en el deporte, pasa en todo lo que sea que vos tengas que competir a un nivel internacional. No quiere decir que el deportista argentino no esté al nivel internacional, pero sí que al llegar a competir es muchísimo más difícil. Y la cantidad de gente que puede llegar a tener la posibilidad nada más de hacerlo es mucho menos. Entonces ahí te limita las posibilidades. Yo creo que el problema económico y el problema social del país lo complica muchísimo.
–¿Volverías a vivir en Argentina?
–No. No quiero decir que no volvería a Argentina, amo Argentina. Pero mí país hoy es este. Hace 15 años vivo acá, y mi familia está criada acá. Tengo una empresa que costó muchísimo crearla y no me veo viviendo en ningún otro lado que no sea donde estoy. No es por Argentina en sí.
–¿Y por qué te fuiste?
–Yo me fui por la inseguridad, me asaltaron dos veces con arma de fuego en el auto. Y después se dieron cosas para quedarme acá y me quedé. Creo que la inseguridad que yo viví, hoy en día, es muchísimo más grande. Llegar a mi casa y dar dos vueltas a la manzana para ver si alguien me seguía antes de estacionar era normal. Hoy me doy cuenta de que no era normal. Llamar a mi vieja a las ocho de la noche y que, por no atenderme el teléfono, yo me preocupara a ver qué pasaba, y llamar a 700 personas porque a mi vieja creía que le había pasado algo, eso no es normal. Entonces, creo que esas cosas cuando uno las puede llegar a vivir, es muy difícil volver atrás. Entender que tu hijo puede ir caminando al colegio solo y volver caminando solo teniendo ocho años. Darte cuenta de que vos podés hacer el esfuerzo de tener éxito en algo porque te rompiste más que otro, y que podés disfrutarlo en lo que te gusta. Y no, de tener culpa de que si tenes éxito o si ganas dinero sos malo. Creo que esa es la mentalidad que yo estaba escuchando de los últimos años de Argentina. Es una irrealidad que mucha gente te hace creer que es normal y no es normal. Entonces yo no volvería a esa irrealidad, más allá de que quiera y que ame al país, y que me parece que era uno de los mejores países para vivir. Creo que el tema de inseguridad es algo muy importante para mí, y por ello yo lo veo demasiado difícil.
–¿Tu familia está acá con vos?
–Sí, a mis viejos los traje en la pandemia. En Argentina, vivieron los primeros seis meses de 2020 y no los dejaron salir ni al supermercado. Y sinceramente, yo estaba viviendo acá y hasta podía salir a correr. Ahí me dije: me los traigo. Los vi perder muchos años de su vida en esos seis meses, y gracias a Dios pude tener la posibilidad de traerlos. Mi viejo falleció hace una semana acá, pero tuve la posibilidad de estar conviviendo junto a él durante el último casi año y medio, así que la verdad estoy contento de poder haber disfrutado esos momentos, que, si hubiera estado en Argentina, no lo hubiera podido vivir.
–¿Qué extrañás del país donde naciste?
–Mi vida nunca fue Argentina cien por ciento. Desde los 16 años, yo pasaba más de ocho meses fuera del país. Entonces cada vez que estaba en casa era para entrenarme, para jugar, para disfrutar de mi familia y amigos. Mi sueño era vivir ahí después de retirarme, pero eso nunca pasó. Extraño lo que no tenés acá, los rasgos de amistad. Esas son las cosas que yo extraño. Pero tengo muchísimas otras cosas que no las podría tener y yo no sé si hoy podría sentarme en un café tranquilo, como pasaba antes. Después de tantos años uno va estableciendo prioridades: su familia, su trabajo, entre otras… y veo que son muchas más las cosas que puedo tener acá, de las que podría tener allá.