Juan Martín Hernández: “Como deportista no hay algo más grande que representar a tu país”
El exrugbier e integrante de Los Pumas habló sobre su carrera como deportista, su momento más oscuro y sobre la importancia de vivir el presente. LA NACION presenta Alma en el Juego, la nueva serie de entrevistas a referentes del deporte argentino, conducida por Sofía Martínez
Juan Martín Hernández (41) ingresará al Salón de la Fama de World Rugby (RW) el próximo 29 de octubre y marcará un hito deportivo en el rugby argentino. El exjugador se convertirá así en el número 165 del mundo en alcanzar este logro y el cuarto argentino en ser distinguido por la máxima entidad internacional de rugby. Apodado como “El Mago”, Hernández jugó junto a la selección argentina durante 14 años siendo su debut en el año 2003. Una lesión lo privó de jugar la Rugby World Cup 2011 pero ese no fue el punto final de su carrera, ya que sus objetivos eran mucho más grandes y reapareció en un partido de Inglaterra en 2015. “Todo es realizable si uno se lo propone”, cuenta el deportista. Sus padres –quienes fueron un pilar fundamental a lo largo de su carrera– fueron quienes impulsaron al rugbier a siempre jugar manteniendo su mente en el presente sin dejar de lado el poder de la diversión.
–Tuviste muchas lesiones a lo largo de tu carrera.
–Sí, me tocó vivir muchas lesiones y serias. Hay jugadores que no se lesionan nunca. Recuerdo tres de ellas: dos de la rodilla derecha y una en la espalda. Es muy largo de contar, pero el post operatorio de la espalda fue muy difícil, largo y delicado. Hay personas que me decían que no iba a poder volver a correr.
–Lo que a vos más te gusta preguntarle a los jugadores es cómo se sienten y cómo es la preparación mental, ¿cuáles fueron tus pensamientos durante esos días difíciles?
–Durante todo el período de mi operación de espalda, recuerdo de estar con sedantes tirado en la cama porque tenía que estar un mes con el corset. Desde ahí, tardé en volver a estar en condiciones para ser llamado por Los Pumas; después me rompí la rodilla y tuve que hacer la preparación de vuelta, para que finalmente me digan: “No vas al mundial”. Fue un momento oscuro, el más oscuro de mi carrera y probablemente de mi vida. Estaba en un momento en donde no sabía para dónde ir. Cuando sos jugador profesional, además acababa de nacer mi primer hijo, estaba a mitad de mi carrera, estaba bien, maduro como jugador y me pasó lo que me pasó. No me sonaba el teléfono, no me pedían notas, no había un contrato, no había un sponsor, no había nada. La verdad que fue muy duro pero haber pasado por todo eso, me hizo ver la segunda parte de mi carrera de manera distinta.
–¿Qué pasó en esa segunda parte?
–Después de las dos operaciones que tuve no volví a ser el mismo jugador. Tomé un rol distinto, de estar presente en los entrenamientos, de hablar mucho. Después del partido contra Irlanda en Cardiff me cayó la ficha y me vacié emocionalmente.
–¿Qué te enseñaron las lesiones?
–No me puse a pensar sobre eso pero te puedo decir que no todo es tan importante. Después la vida, la carrera, sigue. Uno se adapta y evoluciona, deja pasar esas cosas. Si uno tiene un objetivo lo puede cumplir, es difícil, pero todo es realizable si uno se lo propone.
–Para vos, ¿Qué es el rugby?
–El rugby fue una pasión y un estilo de vida. Fue un deporte que jugué con mucha alegría. Siempre lo decíamos en mi casa, no importa el tamaño de la pelota, sino que sea un momento de diversión. Es un momento que hoy también encuentro con mis hijos. El rugby fue eso y potenciado, gracias a ello llegue hacerme un nombre. Me dio muchas herramientas, muchos conocimientos para seguir desarrollándome a lo largo de mi vida.
–¿Qué deseas para tus hijos?
–En la parte de su contacto con el deporte, que se diviertan. Que lo hagan porque les guste, no porque tengan un apellido. Que hagan todo como me gusta hacerlo a mi, es decir, la experiencia que tuve fue llena de amor y de alegría. Como decía mi viejo: “Que vivan el presente y se diviertan”.