Donato de Santis: “Si no te exponés a los vientos de la vida, te quedás ahí”
El mediático cocinero compartió sus apasionantes inicios, el descubrimiento del budismo y la necesidad vital de transformar sus sueños en proyectos concretos
Antes de instalarse en Buenos Aires, en 1999, Donato De Santis fue un auténtico trotamundos. Incansable, cocinó con los mejores y se hizo experto en un oficio que hoy lo tiene como uno de sus más destacados exponentes. La televisión ayudó a popularizar lo que podría ser considerado como un arte efímero, platos que son como cuadros, pinturas, deleites para la vista, pero también para el olfato, el oído y, sobre todo, el paladar. Nacido en Milán, Donato busca las emociones a través de la cocina. Y es intuitivo, como todo artista: “A veces, los cocineros nos damos cuenta de que al cortar algo, esos crujidos nos transmiten si la cosa va bien o no”, y agrega: “Las legumbres hacen ruidos particulares, cuando tenés esa simbiosis con el alimento, aparecen señales. Cuando cocino, busco señales”.
-¿Es importante estar conectado y abierto cuando cocinás?
-Mucha gente pregunta: “¿Cómo puedo llegar a ser cocinero como vos?”. Les contesto: “Primero tenés que ser vos y abrirte a lo que sos; porque el miedo hace que uno no vea y puede pasar el famoso tren y no lo ves”. Si uno está abierto y toma las oportunidades, después puede analizar. Si no te levantás de un lugar y te exponés a los vientos de la vida, te quedás ahí, le terminás preguntando a otro cómo hiciste. Simplemente, voy a pecho abierto por la vida.
-¿Cuándo abriste el pecho para la cocina y para ser chef?
-Me acerqué a la cocina por curiosidad y por necesidad. A los 14 años salí de casa a la búsqueda. No sabía qué estaba buscando, pero sabía que tenía que salir. Empecé el camino denso de descubrimiento. No quiero decir que tuve suerte, pero tuve casi siempre muy buenas experiencias, debido a que me abría sinceramente a las situaciones, a veces podían no ser tan cómodas, pero se resolvieron casi instantáneamente.
-¿Quizás por tu conexión con el budismo encontrabas la forma de resolver esas situaciones?
-Un budista te contestaría: “Uno es budista desde el principio, sin principio y sin final. Uno está calado a esas enseñanzas y se reencuentra con ellas. Pero si hablamos de una forma más terrenal, en términos históricos, el budismo entró en mi vida cuando era muy joven. Yo nací y crecí en un país totalmente católico, con una religión. El budismo me atrajo por las respuestas que me daba y me sigue dando, que son la que necesito.
-¿Cuáles son esas respuestas?
-La formación del todo, entender causa y efecto, transformar veneno en medicina, alcanzar una felicidad indestructible, y evolucionar no solamente para mí, sino para compartirlo con los demás. El budismo que aprecio es desde uno hacia los demás.
-Decís que la cocina fue un boleto hacia el mundo, que te abrió las puertas del mundo y te trajo a la Argentina. Estuviste en Estados Unidos y viviste una experiencia única cocinando para el diseñador Gianni Versace. ¿Cómo fue esa historia?
-Yo viví 15 años en Estados Unidos, de hecho, soy americano por ósmosis. Los últimos seis años los pasé con la familia Versace, en Miami y en New York. Fue Una excelente experiencia, en la que se vive a la sombra del famoso, pero partícipe en hacer que todo funcione alrededor. La verdadera expresión del staff. Me dedicaba al entretenimiento, a que todos los huéspedes, los eventos, las fiestas fueran perfectas.
-La comida italiana nos gusta a todos, es universal. No hay nadie al que no le gusta la pasta, los ingredientes son simples y es posible llegar a una cocina sofisticada.
-La comida italiana no es tan antigua como se cree que es. La dieta mediterránea fue inventada por un americano. No tiene nada que ver con Italia. Los romanos no comían como comemos hoy. El vino que tomaban era horrible. Lo que conocemos como comida italiana no tiene ni 100 años.
-Tiene muchas influencias...
-El tomate no es nuestro, el café no es nuestro, el chocolate no es nuestro, la berenjena no es nuestra, el trigo no es nuestro. No teníamos nada, pero hicimos todo.
-Te criaste en La Puglia, al sur de Italia. ¿La esencia de la comida de esa región es distinta a la de otros lugares de Italia?
-Sí. Por posición geográfica, también por acceso. Los productos, los ingredientes, los alcauciles, las legumbres, las cebollas tienen otro sabor. Italia en su territorio chico, es como la provincia de Buenos Aires en kilómetros cuadrados, tiene una variedad interesante, pero no tanto como la Argentina. Argentina tiene una biodiversidad que es impresionante, está entre los primeros lugares del mundo.
-¿Por qué elegiste quedarte en Argentina después de tanto andar?
-Argentina es una etapa de mi vida muy hermosa. Mis hijas nacieron acá. Mi mujer es de acá. Tengo mis negocios. Mi cosecha profesional es de acá. Argentina me dio la oportunidad de manifestar mis sueños. Fue el momento más maduro, el lugar, el público, el lugar en el mundo.
-Los medios fueron importantes para tu trayectoria, todo comenzó con el canal El Gourmet hasta los realities que existen hoy.
-Los medios participaron, ayudaron, dieron una mano impresionante a toda la industria. Fue un crecimiento hasta desde el punto de vista de la calidad de los productos. Los vinos se desarrollaron cada vez más gracias a la difusión. La comunicación hizo que todo mejorara, todo se amplió y hubo más producción.
-La televisión te dio la oportunidad de ser un maestro masivo, un docente.
-Sí, transmitir cómo son las cosas, como se deben hacer. Siempre me gustó transmitir lo poco que yo conocía. De hecho, así empecé. En los años 80 vino un grupo de Hollywood para hacer una película gastronómica en Italia y yo era el único que hablaba un poco de inglés, estaban haciendo un documental y me entusiasmó esto de la transmisión de mis conocimientos.
-¡Cuánta vida! ¿No? Festejaste tu cumpleaños con una torta, sin ninguna intención de disimular los años.
-Amo mi edad (nació en 1964). Me gusta vivir. Yo duermo poco porque quiero vivir. Sueño permanentemente.
-Y manifestás lo que soñás...
-Sí, en la vida, siempre despierto.
-¿Y parte de esa manifestación tiene que ver con Micaela Paglayan, tu mujer?
-Claro, mi pareja, mi amiga, mi amante, mi compañera. También antagonista, a veces.
-Son dos personalidades muy fuertes. Ella dice que a vos todos te ven muy amable, muy amoroso, muy cordial, pero que de repente explotás y hay que salir corriendo, y ella también.
-Me gusta por eso, la mujer tiene que ser cómo es. No le pongo un rol, pero me tocó tener que desarrollar una relación con ella y encontrarme con esta personalidad y me gusta. Son 25 años y la valoro como tal. Yo no soy perfecto, ella tampoco. Pero a mí me emociona todavía.
-¿Y por qué a otros no les pasa?
- No lo sé. Yo vivo de pasión.
-¿Cómo se conocieron? ¿Es cierto que ella te mandó una carta?
-Una carta con incienso. Ella se quedó mirándome en el canal El Gourmet y le contó a las amigas: “Yo me voy a casar con él”.
-¿Creés en la sincronicidad?
-Sí, claro. Entre vos y yo hay centímetros, sabes lo grande que es el universo. Las cosas que tenemos cerca y no valoramos. El budismo te acerca a tocar esas realidades y después todo el resto es maravilloso.
-¿Qué estás soñando ahora?
-Lo que estoy soñando, lo que estoy gestionando, es algo muy lindo. Estoy lanzando mi canal de streaming, Studio Paradiso. Somos unos privilegiados, porque acabo de obtener los derechos del Festival de San Remo, para jóvenes de hasta 16 años. Vamos a abrir las inscripciones para todo el país. Haremos las selecciones y el ganador irá a competir al Festival. Estamos tratando de hacerlo lo más gratis posible, los participantes no tienen que gastar ni siquiera los viajes. En Studio Paradiso les vamos a explicar cómo mandar los videos.
-¿Cuándo arranca?
-Ya, la final es en marzo. Y en el streaming vamos a tener personas interesantes, viajes de gastronomía, música, cine, concursos.
-Donato no para. ¿Hay que vivir el momento?
-Tengo 61, deberíamos decir primaveras; nos quedan pocas. Si perdemos el tiempo en cosas frívolas, que no son esenciales, perdemos la posibilidad de disfrutar de la alegría de sentirse vivo.
-¿Qué le da sentido a tu vida?
-Me da sentido lo que sucede, me despierto para ver lo que sucede. La vida es como el café, si no movés la cucharita… Hay que hacer, hay que moverse, hacer una acción para que se transforme en algo dulce, o sea, para que tenga el efecto que vos querés.
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