Cristina Pérez: “Tengo la certeza de que estoy con el amor de mi vida”
La periodista y conductora Cristina Pérez repasa con LA NACION sus comienzos en el mundo de las noticias, revela cuáles son sus temores y de qué manera los enfrenta, analiza el periodismo de hoy y confiesa que encontró al amor de su vida.
Desde los 14 años, en su Tucumán natal, Cristina Pérez transita por el mundo de las noticias. El gran salto lo dio cuando se animó a ser probada por Alejandro Romay, el zar de la televisión. Y salió airosa a pesar de sus miedos. “La valentía no está desprendida de la noción de peligro. Es una elección de avanzar en medio del campo minado, sabiendo que el peor riesgo es no hacer tu camino. Los miedos fantasmagóricos pueden frenar tu destino, a veces corremos más riesgos”, dice.
“Hago lo que amo”
Su vida estuvo siempre atravesada por el trabajo, lo puso en primera línea, incluso postergando otras cuestiones de su vida. “No quiero ponerlo en un set de prioridades tan maniqueo, el trabajo es lo que yo soy, lo que puedo ofrendar de mí”, asegura.
La literatura y la actuación también forman parte de sus pasiones: “De chica escribía obras de teatro y sé que cuando actuás te vaciás para ser un cuenco donde intentás que se corporice otra verdad, sos el instrumento. Es una experiencia de transmigración, saltar con tu materia a otro ser”, comenta.
La maternidad
Es posible que sus elecciones despertaran prejuicios en una generación que no se cuestionaba ciertos mandatos que hoy ya no sorprenden; el hecho de no elegir la maternidad para Cristina Pérez tiene un sentido valioso. “Hace diez años yo sentía una mirada acusadora, no eras una mujer completa si no eras madre o que ‘ya ibas a cambiar de idea’ o que había un mal funcionamiento de tu sistema. Con el paso del tiempo las chicas de ahora están más de acuerdo conmigo que con mi generación, estuve adelantada a mi tiempo”, dice. Nunca se puso a pelear por no ser entendida, tomó los juicios con comprensión: “Aprendí a ser mansa ante las diferencias, porque sabía que tenía derecho a ser yo y en eso se jugaba mi historia”, asegura.
“Yo preferí perder cosas antes que perderme, siempre que tomé una decisión, la vida te abre un portal y allí hay una recompensa por aquello que tuviste que sacrificar. Cada vez que tomás una decisión que sentís que fue la correcta eso te hace más fuerte. Soy bastante perfeccionista, la competencia es con uno”, asegura.
Lidiar con los errores
A Cristina Pérez no le gusta equivocarse, aunque sabe que es inevitable y tuvo que aprender a lidiar con los errores. Equivocarse y seguir. “El gran aprendizaje es lograr ser uno mismo, sacarse todas las corazas y los velos entre vos y la imagen que estás construyendo, lograr la integración con tu yo verdadero”, dice.
Ama estudiar, pero empezó a trabajar siendo una niña y no pudo hacer una carrera universitaria, aunque se formó todo el tiempo con la angustia de sentirse tironeada por el hacer y la necesidad de adquirir conocimiento. “Tenemos que formarnos para mantenernos lúcidos y renovar perspectivas, el tema es que nosotros aprendemos en el momento en el que ocurren las cosas para poder metabolizar lo que la gente aprende en sociedad, todos los días lo que surge nos desafía, sean los fenómenos climatológicos, la crisis de los neumáticos, la causa vialidad; todo eso es una especie de curso de humildad, todo lo que sabés te sirve para que mañana no sepas nada. El método es volver a empezar cada día”.
La verdad impugnada
“Vivimos en un momento en el que la mirada hacia la construcción de la verdad está impugnada”, afirma Cristina Pérez. Y agrega: “Desde algunos sectores más radicalizados se busca destruir los consensos que hay para llegar a la verdad, para instalar ideología, visiones dogmáticas. Tenemos que volver a explicar el consenso -científico, legal- desde el cual decimos esto es un hecho. La Constitución, por ejemplo, es un punto base de consenso y hay que volver a explicar que algo es o no es en función del imperio de la ley. La gente ve una pistola apuntando a la vicepresidenta y decide no creer. Con este nivel de desconfianza la verdad se convierte en una materia frágil”.
¿Es más difícil hacer periodismo ahora que antes? “Yo creo que siempre fue difícil. El momento nos desafía con sus novedades, nada está garantizado, antes había más credibilidad, estaba todo menos en duda. La confianza estaba menos herida, pero cada tiempo tiene su marca en la dificultad”.
El amor de su vida
Cristina está enamorada. Y lo sabe: “Tengo la certeza como cuando la tenía cuando jugaba a ser periodista, si hay duda no es amor. Hay relaciones que las empecé permitiéndome la dinámica del amor y el rayo no llegaba. Luis (Petri, exdiputado nacional) fue un rayo. Lo conocí por teléfono, en una nota radial, me gustaba cómo hablaba, pero no le conocía la cara. Lo busqué vi que era guapo. Pasamos mucho tiempo hablando formalmente con mucho cuidado, cosas totalmente asépticas por Instagram. Nos cuidábamos. Hasta que un día nos animamos a hablar por teléfono, me encantó su voz, hablamos cuatro horas, y así por un tiempo hasta que nos animamos a encontrarnos. A partir de ese momento no nos separamos más. Ya llevamos un año, en esta edad de la vida es un montón”.