Cris Morena: “Amar es un riesgo de alta valía”
La creadora de recordados ciclos como Verano del 98, Rebelde Way, Alma pirata, Floricienta, Casi ángeles y Aliados, entre tantos otros, dialogó con Entre Nos sobre sus inicios, motivaciones, la conexión con los jóvenes y su transformación tras la muerte de su hija Romina
Aprendió los secretos de la ficción trabajando como actriz, desde los años 80. De a poco, le fue encontrando el gusto a la producción y dirección de formatos televisivos, cinematográficos y teatrales. Es una destacada compositora musical y una descubridora de innumerables talentos que, con el tiempo, se convirtieron en estrellas. Cris Morena es una rara avis en el mundo del espectáculo, en donde una sola persona tiene el don de combinar creatividad, capacidad y éxito.
-Para conectarse con los sentidos es bueno acercarnos a los creadores, y vos sos una creadora tremenda.
-Es que tengo como una mirada de producción artística muy desarrollada desde hace muchísimos años, que salió de nada, no estudié nada de todo esto. Yo estudiaba Asistencia Social y después la vida me llevó a producir mi propio programa, Jugate conmigo (Cris Morena fue la conductora de aquel ciclo), antes había hecho muchas canciones. Es algo con lo que me acuesto y me levanto permanentemente. También crear situaciones, buenos vínculos, y así darle sentido a la vida.
-Muchas de tus creaciones apuntan hacia la adolescencia, hacia la juventud, un tiempo en el que no estamos tan formados y tenemos la posibilidad de descubrir un montón de cosas.
-Tengo una especial atracción o necesidad de hablar de mi propia infancia y juventud. Me encanta trabajar con gente joven, con gente nueva, que no ha tenido experiencia. No solamente los artistas, además tengo un equipo de gente en Otro Mundo, el espacio de aprendizaje múltiple que tengo hace ya cuatro años.
-A veces, a pesar de tener muchos años vividos, una sigue siendo niña dentro. Pero, esos años que pasaron te dieron mucha experiencia.
-Yo me conecto con mis años anteriores, pero voy hacia adelante. Me gusta mucho trabajar con gente joven, con inquietudes, con ganas de hacer cosas, de moverse.
-¿Esa conexión con la gente joven es una especie de vitamina?
-Ellos están buscándome y nos encontramos.
-Es que a cada uno que tocaste con la varita mágica le fue muy bien.
-Es una varita mágica con la que se trabaja mucho. Se pone mucha perseverancia, pasión y mucho trabajo.
-El entusiasmo, las ganas, la creación, pero también el trabajo. Luciano Castro, Lali Espósito, Luisana Lopilato, Eugenia Suárez, Dolores Fonzi, Celeste Cid, Peter Lanzani… Todos son súper talentosos, les diste la oportunidad de arrancar y construyeron carreras increíbles.
-Margarita (su más reciente ficción televisiva) es un éxito impensado, acabamos de terminar de darlo y ya tenemos diez Movistar Arena. Es una manera de trabajar, una manera de ser, un estado de vida, es ver como el otro brilla, como explota todas sus posibilidades. Ese es el ADN.
-Cuando arrancó Margarita y se hizo la primera temporada, vos ya estabas armando la segunda temporada y todavía no sabías si se iba a concretar. Pero habías puesto dinero, trabajo, habías empezado a producir, a contratar gente. Es un riesgo. Y vos arriesgás.
-Amar es un riesgo de alta valía. Hacer lo que nosotros hacemos es un gran riesgo. Yo apuesto y confió en mí, en mi equipo y apuesto permanentemente. Ahora con las plataformas es más difícil. Con la televisión terminabas algo y seguías haciendo otra temporada. Ahora tenés que esperar que todo vaya bien, cuesta mucho más. Hay demasiadas personas opinando, demasiadas necesidades de las plataformas. Además, yo no puedo parar. A todos los ejecutivos les explico: “Señores, mi problema es que yo cuando creo no puedo frenar, no puedo decir ‘espero hasta dentro de tres meses’, estoy siempre con un lápiz, una birome y un cuaderno”.
-En Dulce Fugitiva tuviste tu debut televisivo.
-Fue casual. Me llamaron y nunca habían hecho un programa con una presentación tipo clip. Yo estaba toda de blanco, en el agua, con música brasileña. Y empezaron a escribir los televidentes para que me encontrara con el protagonista y así terminé protagonizando. No hablé nunca en toda la serie. Yo firmaba autógrafos por la calle, no entendía lo que estaba pasando.
-¿Es importante la formación?
- La formación da seguridad, tranquilidad. Los chicos que trabajan conmigo nunca entran con el libro al estudio porque ya estuvieron ensayando un año antes todos los textos. Siempre empiezo con un grupo más grande de gente, nunca estoy del todo segura del personaje exacto, porque no los conozco. Pero después siempre trabajan, hacen algunas pequeñas cosas en el proyecto.
-¿Por qué decidiste hacer Margarita que es una continuación de ese otro gran éxito que fue Floricienta?
-Nació con el COVID, con mi hijo Tomás en Estados Unidos. Había ido a visitarlo para pasar Navidad con él. Termina Navidad, me iba y él me toca la puerta a la mañana y dice: “Mamá, tenés COVID”. Y me quedé. Nos prestaron una casa soñada. Estuvimos quince días. Tomás me nombró Floricienta. A la noche empecé a escribir y así nació Margarita.
-Quisiera hablar de la desaparición de tu hija (la actriz Romina Yan, fallecida en 2010). De cómo seguramente te cambió.
-Yo hablo de un paso hacia otro plano. Me la imagino en otro plano, permanentemente, que además es mi plano, porque la siento adentro mío.
-Debe haber sido un antes y un después para vos.
-Fue mi noche negra, mis años negros, por tristeza, por oscuridad, por dolor, por angustia, por millones de cosas. Romina me acompaña en todo, es mi creadora principal. Es como dice mi nieta, Azul: la presencia de la ausencia. Está tan presente que no la duelo. Y hacemos un montón de cosas, como prender una vela todas las mañanas y decirle: “Sos la luz que ilumina mi día”, y sentirla y pensarla.
-¿Cómo es ser abuela?
-Ser abuela para mí es más fuerte todavía que ser mamá, fui madre muy joven y fui abuela muy joven. Franco está trabajando conmigo, es el mayor, es un gran actor que estudió en Londres, toca instrumentos, canta increíble. Es un gran compañero. Azul tiene 18 recién cumplidos y se fue a estudiar cine y guion a Los Ángeles. Valentín canta muy bien, pero es más tímido y se dedicó a correr. Tomás tiene dos hijos, Inti y Mila.
-Es muy alentador poder ver a alguien que pudo transformar tanto dolor.
-Trato de ayudar a las personas que les ha pasado, cuando se me acercan. Es muy cruel y doloroso, difícil de entender.
-¿En que qué crees Cris?
-En el universo, en esa inteligencia pura y total, ese amor total, ese todo. Al que me dirijo permanentemente en mis manifestaciones a la mañana y a la noche. Creo en lo que digo, en lo que manifiesto, lo que deseo para mi vida. Lo hago de forma presente. O sea, hoy voy a estar con Mariana. Quiero que sea un día maravilloso, que tengamos una nota lindísima. Me encantaría que todo el mundo nos creyera. Cuando hablo del universo, hablo de las plantas, hablo de los animales y de las personas.
-Tenés una contradicción con las redes y la tecnología, te molestan, te incomodan y, por otro lado, sos alguien que mira el futuro.
-A mí me encantan los avances. Lo que me molesta es la gente mala. No entiendo la maldad, no podría escribir algo feo en una red. Hay muchísima gente que lo hace y eso me preocupa, gente que se dedica a criticar o a denostar a alguien. Por otro lado, me parece sumamente superficial. Creo que sirve para lo comercial, para acercarte a un montón de gente que a lo mejor no tendría esa posibilidad.
-Decís que siempre estás buscando ser mejor persona.
-Enfocada en ser un ser humano completo y con estar despierta y con estar en mi mejor momento, permanentemente, en todo sentido.
-¿Qué le da sentido a tu vida?
-Los sueños le dan sentido a mi vida y la gente que amo le da sentido a mi vida.