Claudia Piñeiro: “La mujer da gratuitamente mucho tiempo de su vida productiva”
La escritora habló en Entre Nos sobre su obra, su proceso de escritura y los cambios dentro del feminismo
Claudia Piñeiro cambió números por letras. Recibida de contadora en la Universidad de Buenos Aires, profesión que ejerció durante diez años, la escritura terminó imponiéndose. “Cuando terminé el colegio, la dictadura militar había cerrado muchas carreras en la UBA, yo quería estudiar allí. Había pocas para elegir, una era Ciencias Económicas y mis padres, ambos, la habían empezado y la habían abandonado. Y a veces pasa que los hijos quieren terminar lo que sus padres empezaron”, dice una de las narradoras más exitosas, traducidas y premiadas del país. Su vocación literaria estuvo desde siempre, pero fue incursionando de a poco en ese ámbito que tantas satisfacciones le daría: “Más cerca de los 30 me empecé a formar como guionista, a transitar ese pasaje. No fue de un día para el otro, te vas preparando, hace falta valentía. Es empezar de cero otra vez. Ganaba más dinero como contadora que escribiendo en revistas como Emanuelle; hoy tendría una mejor jubilación”.
¿Cómo nace esa vocación por las letras? Responde Claudia Piñeiro: “Yo escribo desde que empecé a escribir, pero no me pensaba escritora, era un deseo. No es tan fácil pensarse escritora; cuando era chica tenías que ser maestra, abogada, medica, y pocas cosas más”.
Hasta que ganó un concurso en La sonrisa vertical con un artículo titulado Preservativos, una fobia masculina. Recuerda Claudia: “Había mucha resistencia para usarlo, y yo pateaba el tablero”. Y lo seguiría pateando, años más tarde, con sus novelas, muchas de las cuales fueron adaptadas al cine, como Las viudas de los jueves, ganadora del Premio Clarín Novela, en 2005.
Su última novela se titula “El tiempo de las moscas”. El origen del nombre es curioso: “Mientras se grababa la serie El reino (Claudia es autora de esta ficción protagonizada por Diego Peretti, junto al cineasta Marcelo Piñeyro), me apareció una molestia en el ojo, que era como una mosca. Un día llegué al set de grabación y me colocan esos trajes que se usaban en pleno Covid, y empiezo a ver una mosca, que pensé que había quedado adentro del traje, una mosca en la zona del ojo”. Asimismo, recuerda Claudia, “la politóloga María Esperanza Casullo me recomendó un curso de Entomología Forense, que tiene que ver con los insectos aplicados a descubrir un crimen, y entonces ahí se mezclan la vida y la muerte. Hay un cadáver, al que se le coloca un insecto, que pone un huevo y de allí nace una mosca, una materia viva que habla de la muerte”.
En El tiempo de las moscas, Claudia Piñeiro retoma el personaje de Tuya, y narra las transformaciones en la vida de las mujeres en los últimos 15 años. “El escritor Guillermo Martínez me dijo que yo tenía que seguir con el personaje de aquella novela, Inés, que había matado a su marido y estaba en la cárcel. Después en la pandemia, me di cuenta de que podía continuar su historia, que podría salir por buena conducta, después de 15 años, pero que el mayor desafío sería sacarla a un mundo que había cambiado totalmente. Ella era una mujer machista que aceptaba los roles tal cual eran, estaba cómoda fingiendo hacia afuera, pero durante su encierro en la cárcel hubo muchos cambios en el movimiento de mujeres”.
No solo la protagonista debe aprender a vivir con esta nueva vida social y cultural. “Fue la novela que más me costó escribir -confiesa la autora-. Lo que más cambió en mí fue el uso del lenguaje. Cuando releí Tuya para retomar el personaje, observé que dije cosas que ahora las diría de otra manera. Por ejemplo, no escribo con lenguaje inclusivo, pero me molesta en algunos casos el universal masculino. Algunas cosas me incomodan. El lenguaje inclusivo no me sale naturalmente, pero pienso todo el tiempo cómo nombrar lo que me parece que no nombra el universal masculino”.
Cambios que nos transforman
“Ya no estamos marcados con el sello de la biología, en la novela hay muchas cosas que tienen que ver con ese cambio”, expresa Claudia. “Un padre que no puede ser padre biológico, pero adopta y es padre, una mujer que adopta es madre, una mujer que tuvo un hijo biológico, pero no quiere ser madre. La transición de un género a otro”.
Se trata de aprender a vivir con esas transformaciones, en un mundo que ya no es el de antes. “Hay cambios, una transformación que no todos aceptamos naturalmente, no todo el mundo puede aceptar determinados cambios, y los que sí pueden tienen que sostenerlo y bancarse que los otros no puedan y esperar”.
Piñeiro banca esos cambios: “Con la ley del aborto, la del matrimonio igualitario, la ley de divorcio, parecía que las familias se destruían, que la sociedad también, y no pasó nada. La ley de identidad de género la tenemos desde 2012 y solo 12 mil personas cambiaron el género en su documento. Hay fantasías de cosas tremendas que van a pasar a partir de cambios que son necesarios para respetar derechos de minorías, para dar equidad en el trato hacia las personas”.
La maternidad
Claudia Piñeiro le dedicó su novela a su hija. “En el caso de Tuya, Inés tenía una hija que no miraba y ella mostraba hacia afuera que todo estaba bien, pero ni la miraba, no se había dado cuenta ni de que estaba embarazada. En esta segunda novela ella reconoce que la maternidad no es para ella, que no se siente madre, ella puede hacer un cambio, lo que le permite aceptar que la maternidad no es para ella. Hoy nos atrevemos a decir que estamos cansadas de maternar, o que es difícil maternar, o que queremos hacer otras cosas además de maternar y eso no quiere decir que no querés a tus hijos. Nos han hecho creer que hay cosas que se hacen por amor, cuando en realidad es trabajo gratuito hecho por las mujeres; 16 % del PBI es trabajo hecho por las mujeres, gratuito. La mujer da, gratuitamente, mucho tiempo de su vida productiva”.