Cecilia Roth: “El vacío personal no se llena con un hijo”
La actriz, reconocida por sus interpretaciones en destacadas películas, se le anima al teatro con la obra La Madre. “Tenía mucho miedo de salir a escena, me sentía ante el abismo”, confiesa
Hace tiempo que no se entregaba a una obra teatral, que no salía de su zona de confort, de su rol de actriz entrenada en el cine. Cecilia Roth protagoniza La Madre, una obra de Florián Zeller, dirigida por Andrea Garrote, en el Picadero. La actriz participó de la primera nota de Entre Nos, Sentidos.
–¿Qué sentiste cuando el material de La Madre llegó a tus manos?
–De pronto se me apareció mi madre en escena y dije: “La madre es la eternidad”. Tengas la relación que tengas con ella o hayas tenido la relación que hayas tenido, que siempre son muy complejas, y hay de todo en una relación madre-hija.
–Si lo sabremos…
–Claro, justamente en esta historia habla del vínculo de una madre con su hijo y yo tengo un hijo varón, ese conflicto con el varón se me complejizó más y eso es bueno para trabajar.
–La obra habla del síndrome del nido vacío. Muchas mujeres se han ocupado de cuidar a sus hijos, han dejado todo lo demás, y cuando esos hijos se van queda un vacío muy grande.
–Sí, pero siempre estuvieron vacías. El vacío personal no se llena con un hijo, el hijo no es tu brazo, es independiente de vos. Está fuera de tu cuerpo, aunque es difícil de cortar ese cordón.
–En un punto también es una parte tuya y de tu crianza, de tus ideas y de tu historia.
–Es el espejo de muchas cosas que ves que de ti que no te gustan también, realmente que no te gustan. En mi hijo veo de pronto situaciones que aparecen todo el tiempo y te das cuenta de que hay cosas que no están cerradas, que hay que seguir trabajando, en el vínculo, en mí. Y llega un momento en el cual cada uno trabaja por su lado.
La exquisita escritora Alejandra Kamiya supo decir en uno de sus cuentos que “una presencia tiene un espacio limitado. La ausencia, en cambio, lo ocupa todo”. Cecilia Roth se refiere a la ausencia de su propia madre, que murió hace poco tiempo: “El dolor cambia con los años. Me despertaba a la mañana y pensaba que la tengo que llamar para contarle algo. Y de repente me daba cuenta de que ya no estaba. Mi madre fue una presencia muy importante, para lo bueno y para lo malo. La mirada de la madre es una mirada eterna. Aunque no esté. Ella era muy cercana y yo le daba ese lugar; ahora, con su presente ausencia, estoy más conectada con una parte de mí que antes no salía”.
Del cine al teatro
–Decís que el teatro es un lugar de disciplina que te da orden en otros temas y que también es salir de tu zona de confort, que es el cine. ¿Por qué salir de la comodidad en este momento?
–Tuve una experiencia con Andrea Garrote en haciendo King Kong en el Cervantes con 30 por ciento de aforo, durante la pandemia. Y me encantó Andrea. Me da mucha seguridad y me abre puertas de libertad, que yo en el teatro no las había sentido. Tenía mucho miedo antes de entrar a escena, me sentía ante el abismo y ahora estoy disfrutando de una manera que nunca me pasó antes. Ahora entiendo qué es el disfrute del teatro.
–Y el público te completa, es una construcción de a dos.
–Hay un vínculo con cada público. Cada noche es diferente, aunque sea el mismo texto. No es un trabajo que se hace solo. Es un ritual. Se apagan las luces y hay una ceremonia compartida.
La figura de la madre es una constante en los trabajos de Cecilia. Aún es muy recordada su participación en la película de Pedro Almodóvar, Todo sobre mi madre. “Después de esa película murió la madre de Almodóvar. Creo que fue la película en la que la madre no actúa, o la segunda, porque la madre siempre actuaba en sus películas. Él tenía una relación muy apegada con su madre. En Dolor y gloria, no sé si te acordás de una frase que dice la madre: ‘No fuiste el hijo que yo quería que fueras, fuiste un mal hijo’. Terrible, terrible”, expresa Cecilia, y agrega: “Después de Todo sobre mi madre nació Martín (el hijo que tiene con Fito Páez), y me acuerdo de haberle preguntado a Pedro: ‘¿Vos creés que yo hubiera actuado diferente si Martín hubiera nacido antes, si yo hubiera sido madre antes?’. Y me contestó: ‘Hasta un camionero alemán es una madre’, una frase genial y es absolutamente verdad”.
Actriz se nace
“Yo siempre que supe que era actriz, siempre quise jugar a ser actriz”, dice Cecilia y recuerda una anécdota de su niñez con su hermano Ariel Rot. “Ariel tiene dos años y medio menos que yo. Cuando éramos chiquitos inventamos un juego. Éramos dos astronautas. Entonces yo terminaba el juego y me moría. Siempre me moría. Me moría. Y Ariel se desesperaba porque cuando me miraba yo no respiraba y gritaba ‘¡mamá, mamá!, se murió, se murió’. Entonces yo empezaba a respirar. Yo jugaba a que lo que pasaba era verdadero, que eso que inventábamos estaba sucediendo”.
–El cine es también una construcción, un vínculo con la verdad, una transformación.
–Yo creo que sí. Cualquier tipo de arte. El arte es transformador. El artista cuenta su época; quiera o no, está contando su época. Y nos transforma porque la mirada del artista es otra mirada, una mirada única. Una película, un cuadro. Yo recuerdo entrar en el Met, en Nueva York, y había una exposición de Van Gogh. Estaba caminando y de pronto me di vuelta y veo Autorretrato, que es un cuadro pequeño, y me puse a llorar. No sé qué pasó, pero me pasó algo que no me había pasado nunca y no me volvió a pasar nunca con nada. Sentí la emoción del artista, ahí, como ver en ese cuadro pequeño un pedazo de Dios.
Recientemente ganadora del premio Platino de Honor, Cecilia es una de las protagonistas de la serie Furia, lo cual le permite reflexionar sobre feminismo y patriarcado. “Las mujeres estamos en un proceso de evolución desde hace muchos años, estamos buscando. Una no nace feminista, creo que es una construcción, porque te van pasando cosas, vas entendiendo. Yo me di cuenta en una entrevista radial que había sido violada. No lo había tomado en su momento como una violación. Yo creo que todas hemos pasado por situaciones como esa, o en la calle, de pequeñas, o en el colectivo, escenas naturalizadas. Nosotras hemos naturalizado muchas cosas de la relación con los hombres. Nos acostumbramos a decir: ‘Soy mujer, cobro menos o tengo que llegar dos horas antes al rodaje y no me lo pagan’, y tonterías así. De ahí a todo lo demás a lo más profundo”.
–¿Qué es lo que más le da sentido a tu vida, Cecilia?
–La actuación, podríamos decir. O sea, todo le da sentido. Incluso cosas más simples, te diría. Las mañanas, el sol. El día a día, che, mis amigos. Me gusta vivir.