Brian Fernández: “Me di cuenta de que tenía una enfermedad, que la tenía que aceptar y luchar con ella”
Debutó en el año 2012, jugó en cinco países diferentes y, en 2015, una sanción lo alejó de las canchas por un año y medio. Hoy, le apuesta a las segundas oportunidades y agradece el apoyo incondicional de Daniel Bazán Vera, quien lo acompaña en esta nueva etapa de su vida
Brian Fernández debutó en el año 2012, en la 35° fecha de la Primera B Nacional, de la mano de Defensa y Justicia. El futbolista santafesino todavía no había cumplido los 18 años y, a pesar de la derrota de ese día contra Ferro Carril Oeste, el futuro y todas las oportunidades lo esperaban a la vuelta de la esquina. Desde entonces, jugó en equipos de cinco países diferentes y metió más de 170 goles, hasta que una sanción lo alejó de las canchas por un año y medio.
Pero Fernández nunca bajó los brazos ni dejó de apoyarse en aquellos que, a pesar de todo, jamás le dieron la espalda. Como Daniel Bazán Vera, su extécnico en Almirante Brown, quien decidió abrirle las puertas de su casa, la de su familia y su corazón, para que Brian pueda encauzar su vida y comenzar una nueva etapa de logros.
–¿Cuál fue el momento más feliz de tu vida?
–El momento más feliz de mi vida, sinceramente, fue algo que yo quería, que yo busqué, y fue el nacimiento de mis hijos. Para mí fue algo muy lindo, y es algo que amo con toda mi vida.
–¿Qué imagen se te viene a la cabeza?
–Verla llorar a mi hija. Igual que a mi hijo. Fue algo que no voy a olvidar nunca en mi vida. Me pasaron muchas cosas, pero eso es algo muy lindo para mí y que voy a recordar siempre.
–¿Presenciaste el parto?
–No, no lo presencié. Llegué apenas había nacido. Yo me estaba cambiando y me la mostraron. Después me tuve que ir a concentrar porque al otro día jugaba.
–¿Creés que a los 19 años eras consciente de todo eso?
–No sé si era consciente, pero hoy en día estoy muy feliz de tenerlos conmigo y que sean parte de mi vida.
–¿En qué momento, que recuerdes y puedas describirlo, se te soltó la cadena?
–Fue en el 2015 jugando para Racing. Fue un momento muy difícil, en el cual tenía mucha ira y se me vino el mundo abajo. Todo lo que hacía, lo hacía con bronca, sabiendo lo que podía llegar a suceder y las consecuencias que iba a traer. El tema del doping positivo, de aquel entonces, fue algo muy fuerte que me hizo tener bronca hasta conmigo mismo. Me generó tener mucha ira con todo el mundo, pero no me daba cuenta de que el problema era mío, personal. Después fui saliendo y, hoy en día, estoy muy bien.
–¿Llegaste a decir algo muy hiriente?
–Sí, mucho. Muchas cosas. Dije muchas malas palabras, demasiadas, pero era un mecanismo de defensa para poder salir de ese momento que estaba atravesando.
–¿Cómo te diste cuenta que el problema era tuyo y no era con el otro?
–Cuando me di cuenta que tenía una enfermedad, y que la tenía que aceptar y luchar contra ella.
–Describí el momento más triste de tu vida.
–El momento más triste de mi vida fue cuando pensé que no iba a poder jugar más a la pelota. La verdad, yo tenía mucha ilusión, y tengo mucha ilusión, con lo que es el fútbol, y cuando me suspendieron por un año y medio fue muy fuerte, muy doloroso, porque no sabía con qué me iba a encontrar. En ese entonces [2015-2016] no tenía destino, no sabía qué hacer, más allá de que tenía mi posición en el club y que mi familia ya sabía todas las cosas que venían pasando. Pero fue un golpe muy fuerte para mí porque, sinceramente, el fútbol es algo que me saca de muchos problemas, y porque siempre dije que el fútbol te da vida –como le dijo Julio Falcioni al Diego y también me lo dijo a mí en Colón siendo mi técnico–, pero esa vez me sentí mal.
No tengo vergüenza de decirlo porque fue lo que me sucedió. Después, el tiempo lo revirtió, pero en ese momento yo me perdí muchas cosas, me perdí el casamiento de mis hermanos, el cumpleaños de mi hermana… Yo sé que todo acto tiene sus consecuencias, por eso trato de estar cada día mejor y asesorarme para no volver a pasar por esos momentos
–¿Cuál es el miedo que cruza tu vida?
–Es fuerte. El miedo siempre está. Me da un poco de miedo empezar a soltarme, pero yo tengo fe de que todo va a estar bien, de que lo que quiero hacer va a ser bueno, que con lo que decida hacer voy a progresar; pero siempre tengo ese miedo de cometer un error. Convivo con Daniel [Daniel Bazán Vera, su ex entrenador, le ofreció un lugar en su casa junto a su familia] desde el 15 de mayo, y me da miedo salir, por protección y para seguir estando bien, y poder seguir compartiendo lo que tengo con ellos, que hace mucho tiempo no lo comparto con nadie. Me hallé en ellos, y mi vida hoy en día gira alrededor de ellos y lo que ellos hacen. El miedo sería volver a cometer ese error que ya cometí en mi vida, que fue el que me marcó mucho.
–¿Identificás la ‘voz mala’? ¿Qué dice cuando te habla?
–Que no pasa nada. Qué va a estar todo bien. Pero no está todo bien, para nada. Entonces, trato de estar acompañado por el profe, con su familia, con sus hijas, con sus hijos, hacer cosas, jugar al fútbol. Hoy en día, los dos estamos lesionados; yo tengo un problema en la rodilla, él también. Entonces, vamos juntos para todos lados. Estoy seguro de lo que quiero hacer: seguir jugando al fútbol, progresar, viajar, la posibilidad de ir a jugar a otro lado. Pero siempre está el miedo.
–¿Qué te genera orgullo de tu vida?
–Muchas cosas. No sé si orgullo, pero siento que soy una persona que lo intenta todos los días y que quiere estar bien. Yo estoy muy orgulloso de mí mismo algunas veces, y otras me ha jugado en contra, pero trato de utilizarlo para decir “Yo puedo”, “Yo quiero”. Para mí, el orgullo es algo que me hace bien para poder salir adelante y no darle de comer a aquellos que quieren verme mal.
–¿No te da orgullo lo bien que jugás a la pelota?
–Sí, ni hablar. ¡Soy un crack! (risas). Me pone cómodo decir que lo hago bien porque es la verdad, lo hago bien. Yo sé que mi trabajo lo hago muy bien.
–¿Tenés algún agradecimiento pendiente?
–Le agradezco a mi madre por estar siempre. Agradezco a Daniel Bazán Vera, a Oscar Bazán Vera, a Jessica, a sus hijas y a sus hijos que, en estos últimos siete meses, fueron muy importantes en mi vida. No está de más decirlo, pero es algo que les agradezco porque, sinceramente, han hecho de mí una persona que hoy disfruta, que trata de ser mejor, trata de estar para ellos. Muchos pueden decirme “yo también estuve”, pero Daniel dejó de ser técnico e igual me llevaba a entrenar, y nunca me dejó tirado. Nunca me echó de su casa, siempre me acercó a los lugares que yo quería, nunca tuvo un pero. Dejaba a sus hijas, a sus hijos, dejaba muchas cosas de lado para estar conmigo, igual que Oscar. Esto no quiere decir que los demás no lo hayan hecho, pero personas como ellos son muy difíciles de encontrar.
Mi vieja también. Es una persona hermosa, divina, que amo mucho, que siempre me dice: “Si yo puedo con todo, vos también”. Me dice que le dé para adelante, que no pasa nada, que todo va a estar bien.