Una estancia donde se siente de cerca la pasión del polo

Puesto Viejo, sobre la ruta 6, en Cañuelas, abre las tranqueras para ver partidos, practicar taqueo, comer asado y descansar en un gran campo de horizonte infinito




Una luna llena inmensa, redonda, naranja, casi como un sol, se asoma en el horizonte del gran campo de la estancia Puesto Viejo, sobre la ruta 6, muy cerca de Cañuelas. No hay prácticamente nada que obstruya la visión desde la puerta de las habitaciones. Los caballos descansan en la caballeriza. En la estancia reina la más absoluta oscuridad y serenidad, a pesar que es un fin de semana intenso, de esos que tienen a todo el mundo (empleados, petiseros, dueños) en acción.
Se juega la final de polo de uno de los tantos torneos que durante el año se realizan en las instalaciones y, además, se larga la primera carrera de caballos de paso peruano, también desde el gran campo de Puesto Viejo, una nueva actividad que esperan repetir y que convocó a varios haras . Hay mucha gente, hay mucha vida y la habitual rutina está completamente alterada.
La estancia está abocada al polo. No hay cultivos, ni granja: los dueños definitivamente son los caballos, que se los ve en todo momento: de paseo, en juego, descansando.
Se hacen prácticas de polo cuatro veces por semana, se dan clínicas a extranjeros y también se realizan 11 campeonatos a lo largo del año (entre septiembre y mayo) en las tres canchas cuidadas al detalle. El 95 por ciento de los visitantes que reciben es extranjero que quiere saber un poco más de polo y hasta animarse a jugar. Los empleados también son de afuera: muchos hijos de amigos que quieren pasar una temporada en la Argentina.

Club de puertas abiertas

"Estamos abiertos a todos los que quieran venir a ver partidos o a jugar, somos un club muy abierto", comenta Liliana Forrester, que junto con su marido inglés Jeremy Baker dejaron Inglaterra y se establecieron definitivamente en el campo que compraron hace 10 años.
Porque además del hotel funciona un club de polo, registrado en la Asociación Argentina de Polo, con alrededor de 50 socios.
Pesto Viejo es de los nuevos en el rubro. Hace apenas cuatro años que abrió, aunque tiene mucha historia.
El living del hotel, con un gran ventanal con vista al campo

El living del hotel, con un gran ventanal con vista al campo

Las 100 hectáreas que la familia Forrester-Baker compró pertenecieron a la tradicional estancia La Primavera, que se dedicaba a la cría de ganado. La casa principal del hotel era el antiguo puesto de la estancia. Ahora, completamente reciclado funciona como un lobby-living con sillones, mesa, sillas y un gran ventanal con vista al campo.
Cuenta con 10 habitaciones decoradas con estilo de campo, todas diferentes, con antigüedades locales, confortables y sin televisión, para desconectarse por completo.
Además de mirar partidos de polo, los visitantes pueden andar a caballo, en carruaje, salir a caminar por el gran campo con lago y puente y pasear en bicicleta. Y la piscina, en verano, claro.
Nunca falta el asado, que se puede comer al aire libre, entre otros platos clásicos.
Hace unos meses estrenaron el club house, una gran edificación de dos plantas para encuentros corporativos y casamientos, entre dos canchas de polo y muy cerca de la caballeriza.

Datos útiles

Cómo llegar
  • Puesto Viejo. Está en la RN 6 (dirección La Plata), a 70 km de Buenos Aires y a 8 km de la Autopista Ezeiza-Cañuelas.
  • Alojamiento. Por día 200 dólares por persona con pensión completa (desayuno, almuerzo, merienda, cena). Incluye actividades como: bicicletas, cabalgatas, paseo en carruaje antiguo, piscina y cancha de futbol.
  • Día de campo. 85 dólares por persona; menores de 12 años: US$ 43.

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